Conocé a Amira Saruf, la bailarina salteña que llegó al Colón

De chicos todos tenemos un sueño. En el caso de Amira Saruf, su sueño se trasformó en su vocación y lucha día a día para poder dedicarse profesionalmente a la danza.

15 Mar 2018
1

FOTO GENTILEZA CHARLY HAWK

“No puedo creer que esto esté pasando, para mí sigo en Salta, para mí sigo siendo una chica que quería audicionar para el Colón pero no caigo en cuenta que estoy acá”. Amira Saruf es una bailarina salteña de 15 años que actualmente está viviendo en Buenos Aires, pues fue becada por la Fundación de Julio Bocca y además fue seleccionada para estudiar en el Instituto Superior de Arte del Colón.

A partir del lunes 19 de marzo cumplirá su sueño de comenzar las clases en el majestuoso e histórico Teatro. Amira contó a LA GACETA cómo fue la audición y el momento en el que daba un paso más en su carrera: “fui a Buenos Aires por una beca en la Fundación de Julio Bocca y me inscribí para audicionar. Cuando llegué, había bailarines de diferentes edades y los encargados de evaluarnos nos comentaron que a veces no seleccionan ningún bailarín. Estaba muy asustada pero una semana después me avisaron que había sido seleccionada y en ese momento sentí mucho alivio, todavía no lo puedo creer”, recuerda entusiasmada.

Pero la historia comenzó 11 años atrás, cuando Amira tenía 4 años y todos los domingos veía con su mamá un programa de televisión en el que se presentaba un ballet. A partir de ese programa, le comentó que quería bailar y presentarse en teatros con todo el público mirando, sin saber que hoy, iba a poder dedicarse profesionalmente a ello.

No fue sencillo, ni bastó sólo con desearlo profundamente. Tuvo años de aprendizaje, ensayos, perfeccionamiento y sacrificios. “Empecé cuando era muy chica, me perdía de los cumpleaños de mis amigas, de estudiar. A veces simplemente querés descansar o salir a jugar con amigos como cualquier niño, pero no tenés tiempo para hacer muchas cosas. Por otro lado, en una época mis amigas querían hacer patín y yo no pude porque si me pasaba algo corría el riesgo de no poder bailar más”.

Empezó sus estudios en la Escuela de Ballet y Teatro Musical “Candela García Schwarcz”, quien fue su primer profesora. Allí tomó clases de danza clásica, preparación física, y danza contemporánea con maestros como Sofía Newell y Cristian Galarza. Realizó cursos en Buenos Aires y tuvo como profesor a Raúl Candal, bailarín y maestro de baile argentino, quien ayudó a Amira en su formación como bailarina.

De chicos todos tenemos un sueño, y en el caso Amira Saruf su sueño se trasformó en su vocación y ahora lucha día a día para que sea su profesión. Actualmente Amira entrena entre seis y siete horas por día: por la mañana toma clases con Raúl Candal y por la tarde asiste a clases de clásico, contemporáneo, folklore, tango y flamenco en la Fundación de Julio Bocca.

En cuanto a la técnica cuenta: “lo que más me costó fue el trabajo del empeine, el manejo de la punta y aprender a controlar el cuerpo; porque cuando crecés, hay que saber manejar el cuerpo, conocerlo y entender cómo funciona, de lo contrario haces movimientos bruscos y puede haber lesiones”.

"La técnica es importante pero en el escenario tenes que bailar porque si no son movimientos de gimnasia. La gente quiere ver al bailarín expresándose en el baile"

Su bailarina preferida es Marianela Núñez, argentina que perteneció a los Ballets más importantes del mundo y hoy es una de las bailarinas principales en el Royal Ballet, en Londres. Por otro lado, las obras que más admira son Gisel, El Quijote, El lago de los cisnes y Carmen.

Compartiendo con ella sus experiencias, se puede sentir su amor por la danza: “lo más lindo es cuando la gente me dice ‘cuando bailaste estuve feliz’, ‘cuando bailaste me puse a llorar’, ‘cuando bailaste me sentía bien’ o ‘tenía ganas de estar ahí’. Eso es lo mejor que le pueden decir a una bailarina porque sabes que lo que hiciste transmitió algo de vos y se nota que vos estás viviendo el papel, eso me gusta mucho”.

Amira contó que no se imagina dedicándose a otra cosa que no sea la danza: “entrás a una clase y sentís que entras a un sueño, te olvidas de todo y sentís que volás”. A días de cumplir su sueño de niña, nos cuenta que ahora también tiene otros sueños, como “viajar por el mundo bailando y pertenecer a un ballet en el que me sienta cómoda, quiero entrar a una compañía donde sienta lo mismo que siento en las clases, que es volar”.

Comentarios