El G-20 bajo la presidencia argentina

17 Mar 2018

BUENOS AIRES.- Pagar un café con bitcoin o transferir cifras millonarias por fuera de cualquier control bancario o estatal. Todo es posible con las criptomonedas y eso preocupa al sistema financiero internacional, que reclama una regulación urgente de los medios de pago digitales. Los activos digitales impulsan la inclusión financiera, porque promueve métodos de pago nuevos y de bajo costo, reconoció esta semana el FMI.

Pero a su vez, la naturaleza descentralizada de las criptomonedas les otorga un carácter anónimo que puede convertirlas “en un nuevo vehículo importante para el lavado de dinero y la financiación del terrorismo”, alertó la directora gerente del Fondo, Christine Lagarde. La preocupación es compartida por varias potencias mundiales y por ello la creación de un marco regulatorio global de las criptomonedas es uno de los puntos centrales de la agenda de la reunión de Buenos Aires.

“Por supuesto, el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo es solo una dimensión de la amenaza. La estabilidad financiera es otra. El rápido crecimiento de los criptoactivos, la volatilidad extrema en sus precios de intercambio y sus conexiones mal definidas con el mundo financiero tradicional podrían fácilmente crear nuevas vulnerabilidades”, dijo Lagarde, quien estará en la cumbre.

El bitcoin, la criptomoneda más conocida, fue creada en 2009 en base a la tecnología “blockchain” (cadenas de bloques), que funciona como el libro contable de las transacciones realizadas y realizado con un software de código abierto.

Diego Gutiérrez Zaldívar, directivo de la ONG Bitcoin Argentina, reconoce que “siempre que la criptomoneda sube tiene curvas explosivas de precios y después tiene caídas muy amplias”. Se crea una burbuja especulativa. El bitcoin llegó a una cotización máxima de casi 20.000 dólares y luego cayó estrepitosamente hasta casi 5.000. “Esa volatilidad tiene una explicación porque ese valor lo decide el mercado libremente por oferta y demanda. Esta última suba fue porque Japón aceptó el bitcoin como moneda corriente, el mercado coreano se metió de lleno en el bitcoin y eso disparó el precio, pero detrás en general se suman los especuladores y apalancan”, agrega Gutiérrez Zaldívar.

Los bitcoin se pueden comprar con monedas de curso legal, ya sea dólares, euros, o cualquier otra, de manera anónima y sin controles de bancos centrales u organismos financieros y allí es cuando puede convertirse en un vehículo para el lavado de dinero o financiación de narcotráfico. ¿Qué tipo de regulación se debería aplicar? El FMI pide una estrecha cooperación internacional. “Como los criptoactivos no conocen fronteras, el marco para regularlos debe ser global”, urge el organismo. Un desafío que podría dejar de lado las tensiones políticas y comerciales en el seno del foro más influyente del mundo para buscar una solución consensuada.

El Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), que Argentina preside de forma simultánea con el G-20, ha diseñado una guía con recomendaciones sobre cómo lidiar con las criptomonedas. Y la dirigencia argentina podría acortar los recorridos burocráticos entre el GAFI y el G-20 si en la reunión en Buenos Aires se avanza en un sistema de regulación. El experto en bitcoin alerta sin embargo que “no hay que regular la tecnología, sino su uso”. Y en ese sentido, aboga por que si el bitcoin es adquirido con fines especulativos se le apliquen los impuestos a los activos financieros. Pide además que se regule a los operadores o “brokers” y a las bolsas de bitcoin o “exchanges” para cumplir no sólo con la parte impositiva, sino con las medidas contra el lavado de dinero.

El lema de la presidencia argentina del G-20 es “construyendo consenso para un desarrollo equitativo y sostenible”. Pero ¿cómo traducir este objetivo en resultados tangibles? El primer paso se dará en la primera reunión de ministros de finanzas y presidentes de bancos centrales de la presidencia argentina del G-20 que se hará en Buenos Aires. En un momento en el que la economía global corre el riesgo de desarmar el sistema de acuerdos multilaterales que cimentaron un mundo en crecimiento durante el último medio siglo, mantener un espacio de diálogo es crucial para lograr un crecimiento fuerte, sostenible e inclusivo. Realmente, este es uno de los activos centrales del G-20 para el mundo.

Con ese marco como trasfondo, una de las prioridades es impulsar el financiamiento de infraestructura para el desarrollo. El mundo desarrollado está sentado sobre trillones de activos rindiendo tasas negativas, pero también está lleno de proyectos de infraestructura de alto rendimiento. Argentina, por ejemplo, terminó hace poco dos proyectos en el área de transporte con tasas de retorno del 150% anual. Obviamente, hay una brecha que hay que cerrar. ¿Cómo hacer que ahorros hoy con bajos rendimientos se encuentren con estos proyectos?

A fines de los años 80, el multilateralismo implementó el plan Brady que transformó la deuda de bancos a países emergentes en deuda de mercado, virtualmente creando un mercado de deuda soberana que ha sido la piedra angular de los mercados financieros desde entonces. Hoy Argentina propone replicar ese mecanismo, creando una nueva clase de activos, cuyo subyacente sean contratos de infraestructura estandarizados, fáciles de entender. Esto tiene varias ventajas: permite la diversificación del riesgo, le otorga liquidez a una inversión típicamente muy ilíquida y es un antídoto potente contra la corrupción.

El G-20 continuará el trabajo de inclusión financiera, en esta ocasión concentrado en la digitalización, en la infraestructura de pagos y en la irrupción de inteligencia artificial para identificar y evaluar a posibles tomadores de crédito que hoy están excluidos. Ciberseguridad y criptomonedas son también temas crecientemente importantes en la agenda del grupo. Así, la reunión ministerial del G-20 representa una oportunidad inmejorable para la reinserción de la Argentina en espacios de diálogo y cooperación internacional. Una tarea que, en última instancia, se reflejará en un mayor bienestar para todos.

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