Secuela de Como agua para chocolate

Dosis de de autoayuda, filosofía new age y corrección política

08 Abr 2018
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LA HISTORIA DE UNA FAMILIA. En Mi negro pasado, Esquivel aborda la vida de Rosaura, la hermana de Tita en la novela que la hizo famosa en 1989.

NOVELA

MI NEGRO PASADO

LAURA ESQUIVEL

(Suma de Letras - Buenos Aires) 

En 1989 se publicó Como agua para chocolate, de Laura Esquivel. Devorada por los lectores, fue llevada al cine. Un relato que unía amor, historia y mujeres en los comienzos de siglo XX. Acuñó un personaje inolvidable: Tita, una joven concebida para quedarse soltera y cuidar a su tiránica madre, respondiendo a la costumbre tradicional. Una de esas “mujeres de ojos grandes” de las que habla Ángeles Mastretta.

En el espacio asfixiante de la hacienda familiar, con reglas dictadas por Mamá Elena, Tita debe aprender a cuestionar el lugar que le han asignado. Opta por el uso de las tretas del débil para su beneficio, en especial su proverbial habilidad en la cocina. Cuando se enamora apasionadamente de Pedro, la negativa de la madre la destroza. El muchacho, creyendo acercarse a ella acepta casar con Rosaura, la hermana. Tita usa sus poderes especiales con la comida, todo conduce a un final mágico. No contenta con esta exitosa novela, hace un año continuó con la saga de Tita y publicó El Diario de Tita, donde consigna la biografía íntima de ese personaje, en un libro que no ha circulado en Argentina.

Ahora aparece este tercer volumen: Mi negro pasado. En esta novela situada en la actualidad la autora retoma la historia familiar a través de una tataranieta, hija de Pedro y Rosaura, cuya gordura la aísla de la familia.

El nacimiento inmotivado de un hijo negro la segrega y separa del marido que la culpa de infidelidad. En el velorio de la madre, acepta la invitación de Gertrudis, la abuela materna desaparecida, que le revela la existencia de un abuelo negro.

En la hacienda donde Tita aprendió a sobrevivir, la joven María recupera las ganas de vivir, aprende las recetas legadas y, a la muerte de la anciana, hereda todos sus libros y enseres.

María reconquista la felicidad y recupera su figura, encontrando el verdadero amor en un médico. Transformada interior y exteriormente no acepta volver con su marido y construye una existencia nueva. Al final se reencuentra con sus hermanos y comprende la compleja historia familiar, en particular la dramática vida de los abuelos.

Como se ve, un típico relato de reconocimiento melodramático salpicado con fórmulas de autoayuda, filosofía new age y final feliz donde campea la corrección política y todo se soluciona.

Una novela que se lee con placer, con una gran cantidad de azúcar que acaba salvando cualquier inconveniente.

© LA GACETA

Carmen Perilli

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