“Piñón me sirvió para entender por dónde pasa la filosofía de la vida"

El payaso más querido por grandes y chicos, llega al Teatro Provincial el viernes a las 18. LA GACETA habló en exclusiva, antes de su show.

12 Abr 2018
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PIÑÓN FIJO. IMAGEN DE Diario El Litoral

El payaso argentino más famoso, el cordobés Piñón Fijo, se presentará en el Teatro Provincial el viernes a las 18. “La música estará garantizada con temas nuevos y las canciones de siempre, si no se arma lío”, dice un simpático Piñón a LA GACETA desde Córdoba.

Desde hace un tiempo que trabaja con sus hijos, en la TV y en sus shows: Solcito y Jeremías. Sol, tuvo a su hija Luna hace un año y comenzó a emprender una carrera solista, incursionando en la música y los videos para niños que sube a su canal de YouTube.

“Sol está escribiendo sus canciones y Jere también. Tienen la semilla de la música y las canciones, aman ese oficio”, dice un orgulloso papá Piñón Fijo y agrega: “se me pianta un lagrimón a veces. Uno se siente padre de sus propias canciones y ahora me siento abuelo de las canciones de mis hijos, me encuentro a mí mismo en rasgos y gestos”.



Desde hace 29 años, Piñón es el payaso que canta Chu Chu Ua a chicos y grandes. “Me encanta mi oficio y este payaso que cambió un poco el estereotipo del payaso infantil. Hay un decreto que estoy cumpliendo que es hacer un espectáculo familiar, no infantil. Si cualquiera de los dos se aburren en el teatro, me quedo solo”, explica sobre su trabajo.

Piñón asegura haber aprendido mucho de la vida con su personaje de un payaso que transmite nobles valores y buenas costumbres. “Hay un proceso de aprendizaje constante desde que me subí a este personaje y no paré de aprender. Ten buena memoria, voy capitalizando todo lo que aprendo”, asegura y agrega: “Piñón me sirvió para entender por dónde pasa la filosofía de la vida, aunque eso no se aprenda nunca”.

“Uno aprende herramientas y se mira en mismo, uso ese tiempo para mimarme, repasar momentos, acordarme de cosas que me sucedieron, generar nuevos compromisos. A lo mejor cambian los camarines y la escena, pero es lo mismo. Es igual a 1989 cuando me metía en una pizzería de Carlos Paz a maquillarme para salir a pasar la gorra”, recuerda.

Hoy, siendo abuelo en la vida real, dice sentirse “un poco” abuelo de los “bebotes” que van a verlo. “¡Van de la mano de sus padres que fueron publico mío! Y eso me da sensación de plenitud y mucha responsabilidad. Pasé mucho tiempo hablándole a los padres de igual a igual, y ahora me sorprendo hablándole a papás más jóvenes que yo, que me miran con ojos de ternura y respeto, más allá de mi disfraz de payaso”, dice.

Según el autor de “Nene, dejá el chupete”, el vínculo que se arma desde el escenario con el público es “lindo” y “efectivo”. “Lucho a veces contra algún nudo en la garganta porque veo en el escenario una postal tan linda, cuando señalan y dicen ´ése ves vos en la TV o en Youtube´”, señala emocionado.

Con respecto a sus actividades, fuera del personaje, Fabián Gómez, aseguró que todo lo que le da placer hacer y aprender, deriva en Piñón. “Me gusta mucho la fotografía, los videos y la edición. También estuve aprendiendo sobre realidad aumentada para los videos, pero todo deriva en mi trabajo. Excepto jugar al tenis: ahí soy un verdadero payaso”, concluyó riendo.



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