Envenenados con cianuro: entre recuerdos y emociones, la familia Párraga apuntó contra Gaspar Cinco

Contaron detalles de cómo ocurrieron los hechos, la fatídica tarde del 5 de junio de 2017, cómo era el vínculo del periodista con ellos y le pidieron explicaciones de lo que hizo.

20 Abr 2018
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FRANCO RODRIGO GASPAR CINCO.

Con estremecedores relatos, la familia Párraga abrió las testimoniales en el juicio que se sigue en contra de Franco Rodrigo Gaspar Cinco, acusado de envenenar con cianuro a su novia Alejandra y al hijo de ella, Amir, y por un intento de homicidio previo en contra del menor de dos años.

Contaron cómo era la relación de la familia con el único imputado; qué pasó la tarde del 5 de junio de 2017 en la casa de Villa Cristina y apuntaron contra Gaspar Cinco asegurando que ese día fingió estar sorprendido de lo que pasaba cuando lo habría planificado todo.

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A las 10.40, Alejandro, papá y abuelo de las víctimas, ingresó a la sala de Grandes Juicios. Sus manos estaban ocupadas con una remera blanca que inmortalizaba una foto en blanco y negro con una foto de las víctimas, en la parte frontal, mientras atrás lucía la leyenda “Alejandra y Amir los amo”.

En diálogo con LA GACETA siempre había comentado que desde el doble crimen, la familia buscó contención psicológica y apoyo en la religión. Así se puede explicar el rosario rojo que lo acompañó entre sus manos, durante su declaración. Se sentó frente al juez Ángel Longarte, abrió la remera de punta a punta, la tendió sobre la meza y arriba posó el rosario, mirando por momentos los objetos que en ese momento le daban fuerzas para declarar.

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El hombre de 66 años, nacido en Tartagal, relató una vez más que había conocido a Gaspar Cinco el día del cumpleaños 26 de Alejandra, el 21 de mayo del año pasado. Le pareció inapropiado que el joven llegara a la medianoche a su casa, pero lo dejó entrar.

Recordó que el día del crimen se había ido a dormir la siesta con su esposa, Mercedes Martínez. Poco después de las 16.30 del 5 de junio de 2017 lo despertó un desgarrador grito de Amir que buscaba auxilio. Se levantó de la cama y cuando llegó al living encontró a su hija tratando de reanimarlo y a Gaspar Cinco que miraba todo, casi sin involucrarse, sin pedir ayuda.

“Amir se desvanecía, le hice respiración boca a boca y lo vi a Gaspar Cinco en el living mirando todo y le pedí que llamara la ambulancia; él estaba dubitativo”, contó. La ambulancia no llegaba entonces cargó a su pequeño nieto en el auto. Condujo hasta el hospital Santa Clara de Asís donde ingresó en delicado estado. “Empezaron a reanimarlo y a las 17.20 los médicos nos dijeron que nada podían hacer por él y que había muerto”. El relato no incomodaba a Gaspar Cinco que permanecía con su mirada al frente, casi que ignorando lo que pasaba.

La familia había recibido un golpe duro y a los pocos minutos sonó el celular de Alejandra. Mariana, otra de sus hijas, le tenía que decir que había fallecido también Alejandra, en el hospital San Bernardo. “Me sentí aturdido, no entendía qué pasaba”, declaró.

“Alejandra era una madre hermosa con su bebé, este dolor no me lo puedo sacar. Eran el uno para el otro”, dijo mientras su voz se quebraba acompañando el fin de su declaración. Estas palabras hasta llegaron a emocionar al acusado y un guardia le habló al oído, quizás para preguntarle si necesitaba un pañuelo o un vaso de agua.

“A mi hija la vi en un cajón, con una expresión de dolor”

Esas fueras las palabras de Mercedes Martínez, mamá de Alejandra y abuela de Amir, para expresar su dolor.

Sobre el día de los hechos, dijo que “él (Gaspar Cinco) estaba muy tranquilo” y “dejó a la familia con las manos vacías”. Su relato coincidió con lo que había expresado minutos antes su marido sobre qué pasó la tarde del 5 de junio de 2017 en la casa de la calle Gorriti al 800.

En medio del shock por haber perdido a su nieto, envenenado con cianuro, en la sala de espera del hospital Santa Clara de Asís se enteraba que su hija también había fallecido.

“Es horrible lo que nos hizo, nos mató a todos”, dijo en voz alta y también se animó a hablarle a Gaspar Cinco: “no tengo miedo de mirarte y preguntarte por qué, por qué hiciste lo que hiciste”. El imputado mantenía la calma y prefería no mirarla.

Al terminar su declaración, la mujer caminó por el pasillo principal de la sala y fue recibida por su marido. Se besaron, se abrazaron y ella le devolvió el rosario que poco antes le había dado él como ritual para ir a declarar.

“Me dijo que le dio 'agua bendita' porque Amir estaba idiota”

El último testimonio que se escuchó fue el de Mariana Párraga que también fue testigo de lo que ocurrió aquella tarde fría de otoño, en Villa Cristina.

Además de coincidir con la declaración de sus padres, aseguró que mientras los enfermeros del Samec atendían a Alejandra, que comenzaba a desvanecerse, Gaspar Cinco le dijo que él les habría dado el líquido a las víctimas.

“Entré a la casa para decirle a mi marido que nos íbamos al hospital, se acercó y me dijo ¿viste que Amir estaba idiota? le traje agua bendita para que se tranquilice”, recordó la mujer, acusando al imputado.

Sin saber lo que había pasado, Mariana Párraga acompañó a su hermana en la ambulancia camino al hospital San Bernardo. Allí volvió a encontrarse con Gaspar Cinco que mantenía su silencio.

La audiencia de juicio pasó a cuarto intermedio hasta el lunes, a las 9, y se reanudará con el testimonio de más familiares de la víctima y un testigo protegido.


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