Sergio Marchi: "el rock no tiene que tolerar ninguna situación de abuso hacia la mujer"

El periodista y biógrafo de Charly García llega a Salta este viernes para hablar sobre historias del rock nacional e internacional.

17 May 2018
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SERGIO MARCHI. FOTO TOMADA DE Estación K2

No se siente escritor a pesar de tener en su haber ocho libros de rock, casi todos best sellers. Tampoco cree que su trabajo sea meramente periodístico y está convencido que para contar historias de músicos hace falta pasión, amor y sobre todo trabajo de investigación.

Sergio Marchi llega a Salta por primera vez en el marco del ciclo Rock and Roll Cultura y aterriza en nuestras tierras para compartir lo que más sabe: sus libros, biografías, su labor como divulgador de la cultura popular.

Entrevistado por LA GACETA, una de las voces más autorizadas para pensar la historia del rock nacional analizó el fenómeno de Spotify, las denuncias de abusos contra músicos, las bandas emergentes y como no podía faltar, la vigencia de Charly García, el maestro quien a principios de los noventa confió en Marchi para que sea nada más y nada menos que su biógrafo, su confesor.

- Sos un tipo de los que se formó escuchando discos entre amigos y músicos, pero ahora los más jóvenes tienen Spotify y en sus manos una circulación inédita de música. ¿Se pierden de algo los más chicos o todo lo contrario?

Creo que las cosas son diferentes, pero no son ni mejores ni peores. Todo depende del espíritu con que vos lo tomes. Por ejemplo, yo en Spotify descubro, armando radios anárquicamente de cualquier canción, un montón de intérpretes nuevos o viejos que yo no conocía, o que a lo mejor no les había prestado la debida atención. Supongo que a los chicos les pasa lo mismo. Quizás lo que pase en el caso específico de Spotify es que hay tanto para recorrer que no saben por dónde ir. Y es ahí donde nosotros, los periodistas, los interesados en música, tenemos un terreno. Porque podemos ser buenos guías por más que no conozcamos todos los recovecos.

La radio en general surge de eso, pero después fue pasándose a otra cosa. Hoy ya no se escuchan muchas radios de música, son todas habladas y utilizan la música como un artículo de decoración y no como un producto principal. Entonces ese medio ha dejado de servir para conocer música. Eso creo que está mucho en Spotify o en cualquier plataforma de streaming.

La música tiene que unir, no separar.

En redes sociales, en cambio, lo que yo veo es que hay una cuestión de vanidad. Uno está ahí para mostrar su ego o para mostrar su producto, que es lo que yo hago. Pongo mis charlas, mis discursos, mis actividades, mis programas de radio. Lo uso como vidriera, otros lo usan para decir “estoy aquí, mírenme”. Pero no hay un uso correcto o incorrecto, creo que los dos están bien en su medida.

Otros también las usan para pelearme. Por ejemplo, me dicen “vos que sos de Charly, deberías escuchar al Flaco Spinetta”. Lo que digo es “pará flaco, yo ya escuché y me gustan los dos”.

- Claro, el “Boca y River” que siempre existió en el rock

Y sí, cuando yo era chico era Spinetta o Pappo para ver cuál era el mejor violero. Y siempre era Pappo porque técnicamente tocaba mejor blues. Pero a mí me gustaban los dos por distintas razones. Entonces yo me callaba en esas discusiones. Y después empezó a ser Spinetta o Charly, y después Cerati o el Indio. Y ahora no sé qué será, pero realmente me parece una pérdida de tiempo. La música tiene que unir, no separar.

- Hoy muchos de esos referentes ya no están. ¿Cómo ves el panorama actual? ¿Siguen teniendo peso los clásicos o los más jóvenes vienen trayendo otras cosas?

No creo en la dicotomía de que lo viejo se tenga que jubilar y dejar paso a lo nuevo. En todo caso, lo nuevo tendrá que pelear para ganarse su lugar. Lo viejo, en ese sentido, va a resistir lo que le dé el cuero. Querer que se jubilen los Rolling Stones para que aparezca no sé qué cosa me parece que es un ejercicio de voluntarismo estúpido y muy infantil. Lo que veo es que hay muchas bandas buenas y nuevas, pero no veo que haya un público para ellas. El público sigue otro tipo de bandas que a mí no me gustan, bandas que están más emparentadas con lo que yo llamo “rock chabón” o “cultura chabona”. Son bandas herederas o parientes de lo que fue el fenómeno Callejeros.

Ese es para mí un rock terrestre y a mí el rock me gusta que vuele, que despegue, porque el rock es una plataforma para que despegue la imaginación y las ideas se pongan en funcionamiento. Cuando el rock comienza a ser como un diario mal escrito y mal informado con consignas políticas me parece que pierde la riqueza y el verdadero valor de la música popular que no está al servicio de ninguna ideología sino al servicio de la expresión y de lo que uno tiene para decir.

- ¿Y eso a qué lo podrías atribuir? ¿Al mercado, al propio público, a los músicos?

Me parece que el nivel cultural de la Argentina en los últimos cincuenta años ha venido decayendo. Eso tiene que ver con el mercado, con el público, con los años noventa en los que apareció con todo y fue impulsada desde el poder la cumbia, como un entretenimiento o un vino barato para que la gente sea tonta y no piense.

La verdad no está muy clara. Pero lo cierto es que la cumbia, el reggaeton, incluso cosas que yo no sé dónde poner, como por ejemplo Bad Bunny, que lo conocí hoy, son cosas que por ahí la izquierda política las defiende porque son populares pero tienen letras que la denigran a la mujer y la convierten en un objeto. Entonces por un lado tenés el “ni una menos” y al mismo tiempo decís “aguante la cumbia”.

A mí el rock me gusta que vuele, que despegue, porque el rock es una plataforma para que despegue la imaginación y las ideas se pongan en funcionamiento.

- Hablando justamente de eso me interesaba saber cuál era tu posición respecto a las últimas denuncias de abuso contra músicos del ambiente del rock nacional. ¿Qué reflexión te merece este fenómeno?

Es un tema mundial a partir de los casos que comenzaron a aparecer en Hollywood y que empezó a replicarse en distintas partes del mundo. Me parece que el rock no tiene que tolerar ninguna situación de abuso hacia la mujer. Pero al mismo tiempo creo que si se acusa, hay que acusar con pruebas. Yo vi la acusación a Pez y me pareció muy injusta porque lo hace alguien sin nombre y apellido, desde el anonimato y en una red social. Me parece que si eso es un hecho que realmente sucedió tiene que denunciarse ante la ley con nombre y apellido. Tienen miedo a las represalias, puedo entenderlo, pero tampoco puede ser que alguien venga y te acuse de abusador porque a lo mejor vos no le dirigiste la palabra o le negaste el saludo o no lo invitaste a tu habitación.

Hay una franja donde no sabemos la verdad y me parece que ahí queda más afectado el músico que el denunciante. Yo no creo que alguien que denuncie siempre diga la verdad porque se ha comprobado estadísticamente que algunas de esas denuncias son por despecho o por bronca, y muchas veces son inventadas. Tiene que haber alguna prueba, como en el caso de Cristian Aldana que fue preso porque hubo pruebas y muchos testimonios, la vara tiene que ser igual para todos.

Que García llene un teatro no me parece noticia, es mucho más interesante que esté armando un nuevo disco.

- Volviendo a las bandas nuevas, ¿qué bandas estás escuchando últimamente?

Yo escucho por ahí bandas que no han trascendido. Por ejemplo Bicicletas me parece una gran banda de rock, tienen más de diez años y cuatro o cinco discos, pero nunca trascendieron a nivel masivo, pero cuando yo los vi en vivo me quedé realmente impactado. Después te puedo nombrar Bándalos Chinos, Barco, La Patrulla Espacial. Hay una chica que se llama Sol Bassa que es muy buena como guitarrista. Después está Andrea Álvarez, que es una música veterana pero no le vamos a negar el derecho a los viejos. Me gusta mucho Amel. Pero son bandas que yo no creo que tengan el público que se merecen. Y si veo bandas que no me gustan y que llenan estadios.

- Charly García volvió a llenar teatros y a producir discos. ¿Por qué creés que él sigue no solo vigente sino también conectado con los más jóvenes?

Es simplemente la buena música. Charly tiene tantas facetas que cualquiera de ellas puede atrapar a un pibe. Así como los Beatles no eran de mi generación y me atraparon, García atrapa a pibes más jóvenes. Y hay que ver qué ve cada uno de ellos en él. Tal vez juegue el hecho de que es el último de una gran especie.

Pero que García llene un teatro no me parece noticia, es mucho más interesante que esté armando un nuevo disco. Lo interesante es que Random y el éxito que tuvo lo haya movilizado a volver a recuperar la confianza como compositor que era uno de los grandes problemas que tuvo.


El viernes 18, a las 20, Sergio Marchi ofrecerá una charla abierta y gratuita en la Casa de la Cultura: “Historia del Rock Nacional e Internacional”



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