Separados durante meses, no reconocen a sus padres

Dolorosos relatos de migrantes víctimas de la política de “tolerancia cero” de Trump Muchas de las familias separadas proceden de Honduras, El Salvador y Guatemala. Huyen de la violencia en sus países

13 Jul 2018
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JUNTOS OTRA VEZ. La reunión entre progenitores y sus niños, menores de cinco años, fue muy emotiva. Reuters

WASHINGTON, Estados Unidos.- Las primeras reunificaciones de familias inmigrantes separadas tras cruzar ilegalmente la frontera entre México y Estados Unidos dejaron escenas dolorosas: algunos de los niños menores de cinco años devueltos esta semana a sus padres no los reconocían luego de pasar varios meses separados.

El diario estadounidense “The New York Times” relató cómo fue la reunión de dos madres con sus hijos de tres años en Phoenix, Arizona. “Mi alegría se tornó temporalmente en tristeza”, dijo Mirce Alba López, de 31 años, quien el martes volvió a ver a su hijo Ederson, de tres. El pequeño no sabía quién era ella.

“Quiero a Miss, quiero a Miss”, le gritó por su parte Darly a su madre, Milka Pablo, de 35, pidiendo volver con la mujer que la había cuidado en el albergue en el que estuvo varias semanas.

La administración de Donald Trump comenzó el martes a reunir por orden judicial a los niños menores de cinco años a los que había separado de sus padres.

Son 103 de los cerca a 3.000 menores arrebatados a sus padres, después de que estos fueran detenidos, perseguidos penalmente por entrar de manera ilegal en el país.

El gobierno de Trump sólo logró devolver el martes a 38, y el miércoles a otros 19, según las últimas cifras oficiales. El juez que había dado de plazo hasta ese día para reunir a los más pequeños tuvo que ampliarlo hasta el 26 de julio para devolver a los mayores de cinco años.

La mayoría de las familias separadas procede de Honduras, El Salvador y Guatemala y llegaron a Estados Unidos huyendo de la violencia en el Triángulo Norte centroamericano.

Para la reunificación de las familias ordenada por el juez Dana Sabraw, de San Diego, la administración Trump ha empezado a dejar en libertad con brazaletes electrónicos en el tobillo a los progenitores, ya que otra jueza federal rechazó el lunes darle permiso para encarcelar a los niños con sus padres.

La ley permite tener a los menores en un centro de detención solo 20 días y la jueza Dolly Gee, de la Corte de Distrito en Los Angeles, se negó a cambiarlo.

Así, la administración Trump vuelve a la política que aplicaba el demócrata Barack Obama, que tanto criticó: detener a los inmigrantes que cruzan ilegalmente la frontera y dejarlos después en libertad condicionada a apariciones regulares ante las autoridades mientras se tramitan sus casos migratorios en las cortes.

La separación de las familias en la frontera se originó cuando el fiscal general, Jeff Sessions, dio orden de perseguir penalmente a todo inmigrante indocumentado arrestado tras cruzar la frontera. La persecución penal lleva implícito el envío a un centro carcelario, donde los niños no pueden estar, y estos fueron entonces separados de sus padres y quedaron bajo custodia del Departamento de Sanidad y Servicios Sociales.

Desde el 19 de abril fueron separados unos 3.000 en base a una política que la administración Trump ha bautizado como “tolerancia cero” y que se ha utilizado para desalentar la llegada de inmigración ilegal.

Las separaciones generaron una ola de indignación, a la que se sumaron incluso la ONU y el Papa Francisco y el presidente de Estados Unidos acabó firmando el 20 de junio una orden ejecutiva en la que ordenó ponerles fin. (DPA)

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