Un 30% de la población sufre ataque de pánico

Los síntomas, a veces, se confunden con los de un ataque cardíaco.

15 Jul 2018
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SIEMPRE EXISTIÓ. Antes no se diagnosticaban los ataques de pánico.

Todo comenzó cuando murió su abuela. Esa noticia fue un impacto para Mariana Almirón. La mujer quedó sumida en una situación de estrés por el duelo. Para colmo, después falleció el abuelo de su novio. Esta segunda mala noticia fue como un golpe emocional muy fuerte. En aquel momento, Mariana viajó con su novio a Buenos Aires para cruzar luego a Colonia, Uruguay, y así llegar a tiempo al sepelio del abuelo de su novio. El cruce del río de La Plata fue traumático debido a una sudestada.

El barco se movía de un lado a otro y algunos pasajeros se desmayaron. En ese momento, Mariana estalló por un primer ataque de pánico. “Sentía un fuerte dolor en el pecho, como un flechazo y el viaje me pareció eterno, sentía que me moría -recordó Mariana-; una vez que llegamos a Colonia fui a ver a un médico y me diagnosticó ataque de pánico”, agregó.

Ese proceso se extendió durante cuatro meses más. Mariana relató que en esa etapa sufría entre cuatro y cinco ataques por día. “En un momento empecé a sentir que se me paralizaba el brazo izquierdo, después sucedió lo mismo con la pierna izquierda -explicó-, era como si fuese un ataque cardíaco”, dijo.

Alto porcentaje

Los expertos aseguran que siempre hubo personas con ataques de pánico, sólo que ahora son más visibles. “Es un trastorno que antes pasaba desapercibido -explicó el psicólogo Oscar Fiorio-; la gente tenía los síntomas, pero por regla general no estaban bien diagnosticados; por regla general tiene una incidencia alta: una de cada tres personas ha tenido crisis de pánico a lo largo de la vida, o sea el 30% de la población y eso es altísimo”, advirtió.

Las personas que empiezan a sentir ataques de pánico piensan que es un ataque cardíaco, pero la gran diferencia que hay por regla general con el ataque cardíaco es el dolor. “El ataque de pánico más que nada son sensaciones de taquicardia; en cambio en el infarto es un dolor terrible”, resaltó.

Los especialistas afirman que una de las características del ataque de pánico es que llega de repente, en cualquier lugar, en cualquier momento, incluso de noche, cuando la persona está durmiendo puede aparecer la crisis de pánico. Son impredecibles. “Hay personas que piensan que si salen de la casa van a tener crisis de pánico y entonces evitan salir y ahí -dijo el médico- empiezan a desarrollar una compañera habitual del ataque de pánico que es la agorafobia (temor obsesivo ante los espacios abiertos o descubiertos que puede constituir una enfermedad)”.

Según Fiorio, se trata de una infección benigna en el sentido de que no compromete el cuerpo. Sin embargo, aclaró que benigna no quiere decir que no sea discapacitante. “La persona con ataque de pánico no puede hacer casi nada por el temor, vive en un estado de angustia constante que lo limita en el trabajo, en el aspecto social, en las relaciones personales, pero hay tratamiento específico. Generalmente, este combina la parte farmacológica (medicación) con un tipo especial de terapia, que se llama cognitiva comportamental”, precisó.

Cuando se presenta un ataque de pánico, el proceso dura dos o tres minutos, después la persona queda como planchada para el resto del día. “En ese lapso -dijo Fiorio-, la persona puede tener cerca de 15 síntomas. Por ejemplo taquicardias, palpitaciones, opresión percordial (región o parte del pecho que corresponde al corazón), sudoración, escalofríos, síntomas gastrointestinales, como aumento del deseo de ir al baño, síntomas urinarios, sensación de desvanecimiento, vértigo. El mareo intenso es un síntoma muy frecuente y también muy limitante, hay personas que lo sufren varias veces durante el día y a veces les impide salir a la calle o andar. También suele presentarse una sensación de muerte inminente o un temor a morir muy intenso o un temor a volverse loco. Otro síntoma, aunque este es menos frecuente y más raro, es la sensación de irrealidad, como de estar separado de uno mismo, como si uno no pudiera meterse en el propio cuerpo”.

Un complemento

Aquellos episodios de pánico quedaron atrás para Mariana Almirón. Al principio superó el tratamiento con la medicación correspondiente. Pero además el médico le recomendó que empezara a practicar yoga. “Me devolvió la vida -dijo Mariana-; el yoga me permitió unificar la respiración con el trabajo corporal y, de esa manera, he logrado tranquilizar la mente y por ende mejorar física y psicológicamente”, resaltó.

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