¿Sabés distinguir la artrosis de la artritis?

Si sufrís dolor de articulaciones alrededor de los 30 años (o antes) consultá con urgencia.

17 Jul 2018
1

ARTROSIS. Esta enfermedad está relacionada con el envejecimiento.

Son primas, sí, pero lejanas. De hecho, el “apellido” común (de ellas y de más de 20 enfermedades distintas) es reuma. Solemos confundir artrosis y artritis, pero causas, síntomas, diagnóstico y tratamiento son diferentes. Y si bien ambas atacan las articulaciones y causan dolor, la artritis puede comprometer además diferentes órganos. También coinciden en generar deformación y discapacidad.

“El dolor es parecido. Por eso el diagnóstico temprano y el tratamiento oportuno y certero ayudan a evitar el daño y mejoran la calidad de vida”, resaltó el reumatólogo tucumano Rodolfo Pérez Alamino. Y hay algo más: si bien la más conocida es la reumatoidea (AR), hay al menos cinco formas de artritis, una de las cuales afecta a los niños.

Atentos a los signos

Rigidez por la mañana, dolor e hinchazón articular son los principales síntomas de la AR. Algunos pacientes sufren debilidad generalizada, fatiga y, a veces, fiebre. Pueden llegar a pasar dos o tres horas hasta que logran movilizarse con soltura, y suelen necesitar ayuda para incorporarse. Con el transcurso de las horas los síntomas en general disminuyen, pero retornan luego de un reposo prolongado.

En cambio, en general, la artrosis causa dolor y rigidez hacia el final del día, tras el uso y la sobrecarga. “Puede aparecer en las mañanas dolor en las manos, pero en la AR la inflamación es simétrica: duelen las dos”, aclaró Pérez Alamino.

Aunque se encuentran casos de artrosis en adultos jóvenes, debido, en principio, a la mala práctica deportiva, casi siempre está relacionada con el envejecimiento: el cartílago que protege los huesos y hace que no se friccionen se desgasta progresivamente, y forma lo que se conoce como “picos de loro”, es decir un sobrecrecimiento del hueso, o quistes (pequeños orificios).

La AR, en cambio, aparece en general mucho más temprano y produce daño inflamatorio, explicó Pérez Alamino. “El sistema inmune desconoce nuestros tejidos y produce una defensa inflamatoria. Si no se trata a tiempo, destruye las articulaciones y genera discapacidad”, señaló por su parte Alejandra Babini, jefa de reumatología del Hospital Italiano de Córdoba.

Tratamiento

Ninguna de las enfermedades se cura, pero se pueden tratar. Claro que, como las causas, los abordajes son diferentes. En la artrosis el gran problema es el dolor. Para combatirlo se utilizan analgésicos y antiinflamatorios; también se puede aplicar calor en la zona. Y conviene hacer ejercicio para evitar la atrofia muscular.

En el caso de la AR, se trata de combatir la inflamación.

“Hay un montón de tratamientos disponibles -destacó Pérez Alamino-. Cuando los antiinflamatorios y los corticoides no funcionan, se usan lo que llamamos ‘medicamentos modificadores de la enfermedad (combaten la hiperactividad del sistema inmunológico, por eso modifican el curso de la patología y hasta logran a veces la remisión), y en los últimos años ya disponemos de medicamentos biológicos, dentro de lo que se conoce como ‘medicina personalizada’”.

También se recomienda darles descanso a las articulaciones y ejercicio -bajo supervisión kinesiológica- para mantener el movimiento y la fuerza.

No son todas iguales

La “clásica”

Artritis reumatoidea

Es una enfermedad inflamatoria crónica autoinmune de causa desconocida. Afecta más frecuentemente a mujeres que a hombres entre los 20 y 50 años, aunque no exclusivamente. Los síntomas se van instalando de a poco; al comienzo compromete principalmente manos y pies, pero otras articulaciones, como rodillas, tobillos y codos pueden afectarse. Es discapacitante, pero tratada a tiempo y con controles periódicos, calidad y expectativa de vida pueden no alterarse, y podrá realizar sus actividades personales, familiares, sociales y laborales sin mayores dificultades.


Factores genéticos

Artritis psoriásica

La psoriasis puede afectar cualquier zona de la superficie cutánea y produce placas de piel enrojecida bien delimitadas, cubiertas de escamas blanquecinas. Suelen distribuirse de forma bilateral en zonas como codos o rodillas. También es frecuente en el cuero cabelludo. Entre el 10% y el 40% de los pacientes desarrollan artritis psoriásica. Se supone que la causa una suma de factores genéticos, inmunológicos y ambientales (alrededor del 40% de los pacientes tiene familiares cercanos afectados). Un enfermo con psoriasis y dolores articulares debe consultar un reumatólogo.


Muy temprano

Artritis idiopática juvenil

Es idiopática porque se desconocen las causas. Los síntomas aparecen antes de los 16 años (dolor, hinchazón y rigidez de articulaciones), pero a veces comienza con cansancio, falta de apetito y pérdida de peso, e incluso con fiebre, rash e inflamación ocular. Hay varias formas y la diferencia la establece la presencia o ausencia de fiebre y rash o por el número de articulaciones implicadas (en la forma más común y menos severa, cuatro o menos articulaciones). El diagnóstico se basa en los síntomas clínicos, que son persistentes) Análisis y radiografías permiten descartar otras patologías.


Respuesta inmune

Artritis reactiva

Enfermedad articular que se produce como reacción a una infección (actual o reciente), generalmente urinaria, genital o intestinal. La sufren mayormente personas jóvenes, en su mayoría varones de entre 20 y 40 años. Si bien no hay una cura definitiva, la artritis reactiva presenta, en la mayoría de los pacientes una evolución favorable, con mejoría espontánea en unos meses. En algunos casos se observan cuadros de mejoría o empeoramiento, y cerca del 20% de los casos evoluciona en una forma persistente, en cuyo caso será necesario tratamiento prolongado.


Infecciones

Artritis séptica

Es un cuadro infeccioso producido por la invasión de gérmenes (bacterias, virus, hongos) en las articulaciones. Si la bacteria encuentra un ámbito propicio, se multiplica y genera un proceso inflamatorio agudo en un lugar muy peculiar, ya que las articulaciones son casi sitios cerrados. La formación del líquido inflamatorio provoca aumento de la presión dentro de la cavidad articular, y si no es controlada rápidamente, puede provocar daños irreversibles. Los gérmenes llegan a las articulaciones directamente, por un traumatismo que deje expuesta la articulación al ingreso de as bacterias. Pero también pueden abrir las puertas procedimientos invasivos (una punción o una cirugía), un proceso infeccioso cercano (por ej. una infección del hueso) que se difunda, o la sangre (mecanismo más frecuente en adultos). Desde donde hay una infección las bacterias pueden pasar a la sangre y depositarse en la membrana que cubre las articulaciones. El origen puede estar también en el aparato génito-urinario y en infecciones odontológicas. Es más frecuente la en pacientes reumáticos, dado que las bacterias tienen más posibilidades de localizarse sobre articulaciones con lesiones previas y mucho más si están inflamadas. Es por ello que en las enfermedades reumáticas, y en especial en la artritis reumatoidea, la posibilidad de desarrollar una artritis séptica es más alta que en la población general.

FUENTE: SOCIEDAD ARGENTINA DE REUMATOLOGÍA

Comentarios