Poemas de una vida

Angustias, dichas, humor, honestidad y obsesiones de un escritor

05 Ago 2018
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MÁS ALLÁ DE LOS TEMAS. Sánchez Sorondo deja su sello reconocible: poetizar con metáforas innovadoras.

ANTOLOGÍA

POEMAS DE ANTOLOGIA  1974-2017

FERRNANDO SÁNCHEZ SORONDO

(Vinciguerra – Buenos Aires)

Siempre es demasiado tarde / siempre ha sido demasiado tarde / -vivir es un destiempo-.

Así comienza uno de los poemas de esta antológica antología (valga la redundancia) de Fernando Sánchez Sorondo, que reúne poemas escritos a lo largo de 43 años. El autor elude el orden cronológico de estos 141 poemas, pero me parece interesante que así sea, porque esto les confiere, paradojalmente, un constante presente a los trabajos aquí reunidos, donde no hay destiempo para el tiempo.

Veo pasar mi muerte, Escribir es siempre, Vivo entre voces, La tierra del Cielo, Sólo por hoy, Creció tanto de viejo, Ya no tengo edad para cuidarme, Jesucristo, Sai Baba, Vos y tu voz, Ella no cabe en un nombre.

Estos son algunos de los títulos de los poemas de este libro, muy elocuentes en cuanto a la poesía misma de Fernando, donde están sus angustias y sus dichas, sus humoradas con un ácido sinsabor (Yo creo en Dios: Es de mi mismo / de quien a veces soy ateo) sus obsesiones: el tiempo que pasa, la muerte, la búsqueda mística, los afectos y las pérdidas, los amores y el Amor.

Pero más allá de los temas, lo que importa –y siempre me importó- es un sello reconocible que tiene su poetizar con sus metáforas innovadoras. Es un tono coloquial y llano pero que encierra, a la manera de los aforismos, de un modo tajante, sintético y convincente algo muy profundo: las verdades que sobrevienen a quien experimenta de una manera genuina con la Vida y la Literatura (este silencio que tachamos con palabras).

La muerte de su madre cuando él era un niño, la de su hermano hace pocos años, el desasosiego del que en su juventud cruzara los límites adentrándose en el infierno de las adicciones, su rescate gracias al encuentro con seres especiales y con situaciones que lo llevaron a una gran elevación espiritual, todo esto está presente en esos poemas que describen con una serena, y ya pacífica simplicidad, lo propio y lo de otros.

Conocido también por su vigorosa prosa y por sus exitosos talleres de escritura, Fernando Sánchez Sorondo (que nació en Buenos Aires en 1943) fue dedicándose cada vez más a la Poesía. Dice Horacio Salas en el final de su prólogo: “Mantener semejante nivel de excelencia reconocible en un medio plagado de mediocridad parece hoy una hazaña. Fernando la realiza con la sencillez necesaria de un gran poeta. Porque lo es”.

La poesía de Fernando es autobiográfica, sí, pero de un modo tan hondo, tan emotivo y reflexivo a la vez, que se vuelve universal.

© LA GACETA

ALINA DIACONÚ

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