Las marcas premium que importaron ropa están al borde del cierre

Firmas como Wanama y Legacy presentaron convocatoria de acreedores. La devaluación los golpeó fuerte. Ingresaron prendas a $19 y deben cancelar deuda por $28.

10 Ago 2018
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El negocio de importar ropa en lugar de producirla en el país, con el beneficio de un dólar atrasado, llegó a su fin con la escalada del precios de la divisa en el mercado local, después de la corrida cambiaria que hizo tambalear al esquema económico del gobierno de Cambiemos.

En efecto, la cotización de la divisa norteamericana había evolucionado a un ritmo muy inferior al de la inflación en 2016 y 2017, y esa situación se sostuvo hasta fines de abril de 2018. La monumental salida de fondos colocados en LEBAC del Banco Central que se pasaron a dólares en mayo y junio quebró la barrera montada por el fuerte endeudamiento público en dólares y las tasas de interés en pesos en el 40% anual.

Lo que sucedió después es historia conocida: el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, renunció a su cargo y fue reemplazado por el ex ministro de Finanzas Luis Caputo; el presidente Macri debió acudir al FMI para un auxilio financiero de USD 50.000 millones y el dólar escaló al umbral de 30 pesos, un 50% más caro que a fines de 2017.


Esa devaluación, la más importante desde el colapso de la Convertibilidad durante la crisis de 2001-2002, tuvo particular impacto en la contabilidad de muchas marcas de ropa premium, que por con un dólar prácticamente "subsidiado" enfocaron buena parte de su modelo de negocios en la importación de prendas o el encargo de la confección de los diseños locales en establecimientos del exterior.

Importantes marcas compraron grandes lotes para la temporada del verano 2018/2019 con costos a $19 por dólar, pero ahora deberán afrontar sus pagos al menos a $28 (quizás más), con compromisos a un plazo de 60 y 90 días. El inconveniente es que trasladar a mostrador ese incremento de costos del 40% se vuelve una misión imposible cuando el consumo está en franca contracción y con un horizonte de devaluación que podría incluso ser mayor que el actual.

Las compañías argumentan que la situación se complica no solo por la deuda contraída y la caída de ventas: también afectan al negocio la elevada carga tributaria y tasas en pesosque encarecen el crédito.

 El informe Semáforo que presentó la Cámara Argentina de la Indumentaria, con datos a agosto pasado, advirtió que "las pymes de la indumentaria están muy preocupadas por las altas tasas de interés que están ahogando a la ropa argentina. La financiación en cuenta corriente trepó al 46,7% anual. De este modo se complica la cadena de pagos y se suma otro factor que resta competitividad al sector".

Además el estudio subrayó que "en julio se registraron nuevos aumentos de 48,2% sobre julio de 2017 en el valor de la nafta, principal determinante de los costos logísticos. Y laenergía eléctrica se encareció 67,5% en la Ciudad de Buenos Aires entre junio 2018 e igual mes de 2017″.



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