Del Potro es el N°3 del mundo: sólo sus molestias en la muñeca le complican el presente

13 Ago 2018
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GIGANTE ENTRE GIGANTES. Juan Martín del Potro sólo es superado por Rafael Nadal y por Roger Federer en el ranking. reuters

Ariel Greco | DPA

Con la paciencia de un monje oriental, Juan Martín del Potro supo reinventarse: tras recuperarse de tres operaciones en la muñeca izquierda, el tenista tandilense aparecerá hoy como número tres del ranking mundial, su mejor posición histórica.

A un mes y medio de cumplir 30 años, Del Potro se unirá a Guillermo Coria, David Nalbandian y Gabriela Sabatini como los argentinos que pudieron acceder al podio mundial, sólo por debajo de Guillermo Vilas, el padre del tenis “albiceleste”, que fue número dos y no llegó al uno por un sistema diferente al actual.

Pero Del Potro lo logra a casi una década de su mayor impacto, el título del US Open 2009, y después de cuatro operaciones de muñeca, una en la derecha en 2010 y tres en la izquierda después de 2014.

Además, si algo no le faltó a este último regreso fue épica. Después de quedar 1.045 en el ranking en febrero de 2016, la vuelta a los primeros planos con un revés con slice muy endeble parecía utópico. Eran tiempos en los que hasta le recomendaban pegar ese golpe con una mano...

Sin embargo, los Juegos Olímpicos de Río sirvieron como plataforma de despegue, con victorias inolvidables ante Novak Djokovic y Rafael Nadal para ganar la medalla de plata.

Más tarde se sumó la Copa Davis, en la que lideró a Argentina a su única conquista, con victorias con sabor a hazaña ante el británico Andy Murray y el croata Marin Cilic en cinco sets y como visitante.

Pero a pesar de los impactos, la sensación era que se trataba de logros aislados. Sin un entrenador estable y con un físico con el que daba ventajas respecto a sus mejores rivales, los resultados no llegaban con la velocidad y la constancia que sus seguidores pretendían.

Entonces, apareció la paciencia que ahora caracteriza a Del Potro, esa que forjó en aquellos meses de inactividad de 2014 y 2015 cuando visitaba más al doctor Richard Berger que a las canchas de tenis y que lo dejaban más cerca del retiro que del circuito.

Luego de varias pruebas y recién cuando se sintió cómodo, confirmó a Sebastián Prieto como entrenador y sumó a un psicólogo para terminar de conformar un equipo de trabajo de élite.

Llegaron así el título de Estocolmo en 2017, y Acapulco e Indian Wells en 2018, además de las semifinales en el US Open y Roland Garros, y los cuartos en Wimbledon, en los tres casos frenado por Nadal. Y con esos resultados, apareció el ascenso vertiginoso en el ranking.

“Por más que el ranking no es mi prioridad, estar entre los mejores es muy lindo”, dijo en junio después de las semifinales de Roland Garros, cuando regresó al cuarto puesto, su techo anterior en el escalafón tanto en 2010 como en 2014, antes de las operaciones.

Su prioridad es jugar al tenis sin molestias. Aunque suena a frase hecha, Del Potro lo repite hasta el hartazgo después de cada victoria y hasta parece una excusa tras una caída inesperada.

Y para ello, la paciencia, la que le permite frenar la euforia a su alrededor y mantenerse aislado en sus objetivos, sigue siendo su mejor aliada. “Cualquier persona que siguió más o menos mi carrera, mi historia, lo que fue volver a jugar al tenis, nunca hubiera pensado que iba a volver a ese sitio”, recordó hace dos meses, para explicar su presente.

Mientras expertos y fanáticos hacían cuentas desde hace semanas para ver si finalmente podía subirse al podio del ranking, Del Potro se preocupaba por la muñeca izquierda, con la que lidia día a día como debe hacerlo un adicto en recuperación.

Molestias en la final del torneo de Los Cabos ante el italiano Fabio Fognini despertaron una señal de alarma, que de inmediato se tradujo en saltarse el torneo de Toronto, por más que había muchos puntos en juego y la posibilidad de llegar al tercer puesto sin necesidad de esperar los resultados del alemán Alexander Zverev o el búlgaro Grigor Dimitrov.

Por eso, también será la muñeca la que marque su agenda esta semana, cuando el calendario indica la escala en Cincinnati, otro Masters 1.000 con muchos puntos en disputa, pero premio menor si se toma en cuenta que menos de 15 días comenzará el Abierto estadounidense, el torneo preferido del jugador nacido en Tandil. Y más para un jugador como Del Potro, que prioriza como pocos su físico y su bienestar, y que hizo de la paciencia una de sus principales virtudes.

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