Brasil, ante el dilema de salir de la crisis o hundirse más

Los comicios pueden ayudar a superar la parálisis política que sufre el país desde 2016. El ascenso de la derecha, la impopularidad de Temer y las dudas sobre la candidatura de Lula marcarán la campaña.

17 Ago 2018
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AJEDREZ. Lula es una pieza clave en el tablero político brasileño; en unos días se sabrá si puede postularse. Reuters

RÍO DE JANEIRO, Brasil.- Más de 147 millones de electores están llamados a las urnas el 7 de octubre para elegir al presidente del país más grande de América Latina y la segunda mayor democracia del continente. La elección se definirá previsiblemente en una segunda vuelta el 28 de octubre. Para entender la importancia de estos comicios hay que atender las razones de la crisis política y social que vive el país.

El destino del popular ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010) divide al gigante latinoamericano. Favorito en todas las encuestas, Lula fue inscrpito como candidato para un tercer mandato, pero podría quedar excluido. El plazo para que un tribunal electoral decida sobre la candidatura expira el 17 de septiembre. Héroe para muchos y villano para otros, Lula sigue siendo el político más influyente de Brasil y su caso marcará la campaña electoral. Su exclusión podría dañar la legitimidad de los comicios.

La elección es una oportunidad para que Brasil supere la parálisis política en la que está atrapado desde la destitución de Dilma Rousseff en 2016. Junto con la operación anticorrupción “Lava Jato”, iniciada en 2014, el impeachment es considerado el inicio de la crisis institucional. Mientras el país se hundía en su peor recesión, el Congreso destituyó a Rousseff, acusada de haber maquillado el déficit fiscal.

El gobierno del conservador Michel Temer gozó desde el primer día de poca legitimidad, y se despide con un apoyo del 6%.

Otro reflejo de la crisis brasileña es el ascenso de la derecha, encarnada por Jair Bolsonaro y el avance de las iglesias evangélicas en política, una amenaza para la democracia debido a su discurso ultraconservador y sus campañas contra minorías sexuales y los derechos de las mujeres. (DPA)

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