Etelvina coplea en la Peatonal para ayudar a los peregrinos de la puna salteña

La coplera de 72 años regala sus versos en pleno centro de la ciudad y junta en una cajita dinero destinado a la ayuda de los fieles del Señor y la Virgen del Milagro.

07 Sep 2018
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Foto Iván Rodríguez. LA GACETA

“Me nació del corazón”, repite constantemente Etelvina Lucinda Mamaní, quien esta semana decidió instalarse en plena peatonal salteña para juntar dinero con el cual ayudará a los peregrinos de la Puna.

Con esta misma frase resume el momento en que empezó a coplear hace ya varios años en La Poma. Muy cerca de allí nació la mujer de 72 años: en el paraje Esquina Colorada.


De ese lugar recibió como herencia el canto con caja y fue su madre la que se encargó de transmitírselo. Etelvina recuerda que su mamá, Luisa Arapa, “se amanecía copleando” y después “llegaba a casa, ordeñaba las cabras y se volvía a ir a coplear”.

A pesar de que en la juventud “tenía vergüenza de coplear”, según ella misma admite con el tiempo encontró en el canto la posibilidad de “sacar las penas”.

Quinta hija y la única mujer, también es la única que queda con vida de sus hermanos y así lo expresa:

“Cuatro hermanos he tenido

De los cuatro no hay ninguno

Yo solita me he quedado

a padecer en este mundo”

A pesar de los padecimientos, Etelvina ríe, se alegra y conversa con cuanta persona se le acerque al rincón que eligió para ofrecer su canto. Desde las 9 de la mañana hasta pasado el mediodía la coplera regala sus rimas acompañada de su caja.

Desde el lunes pasado, Etelvina decidió sentarse en la peatonal Alberdi y colocó una caja a sus pies con la leyenda “colabore con los peregrinos”. A cambio de sus coplas recibe dinero que será destinado a comprar insumos para el desayuno de los devotos del Señor y la Virgen del Milagro que llegarán a la capital salteña desde La Poma.


El lunes por la mañana, los peregrinos llegarán a un lugar llamado la entrada del Tonco, donde la coplera junto a su familia ofrecerán  alimentos, agua y otras cosas que ayuden a los caminantes a seguir con su andar hasta la capital de Salta.

“Me nació del corazón”, repite nuevamente Etelvina y cuenta que es el tercer año que realiza esta ayuda a los peregrinos, aunque es la primera vez que no contó con el dinero suficiente para cubrir los gastos, ya que toda la plata sale de su bolsillo y no recibe ayuda de nadie, excepto de aquellos que la ven en la Peatonal y le dan una mano.

“Los criollos se acercan más y colaboran”, expresa la coplera y agrega que a ella le encanta coplear y esa es otra de las razones por la que se sienta en el centro a transmitir lo que ella recibió de sus antepasados.

Entre el acelerado caminar de la gente, el ruido de la calle, los comercios que abren y cierran sus puertas, esta semana la presencia de Etelvina le dio un aire de antaño al centro y sus coplas no pasaron desapercibidas.


“La copla para mí es diversión, es alegría, me levanta el ánimo”, sostiene la mujer que padece diabetes y a veces ante los mareos debe retirarse a su casa en villa Los Sauces.

“Se te salen las penas, los pensamientos”, resume.

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