Compilación: Temas íntimos y actuales en primera persona

Textos de Caparrós, Guerriero, Licitra y Alarcón, entre otros.

30 Sep 2018
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LA GACETA

COMPILACIÓN

LOS ATREVIDOS

JULIÁN GORODISCHER

(Marea - Buenos Aires)

El uso de la primera persona en la escritura puede ser peligroso. Los que saben mucho aseguran que antes de tomar tal decisión, el autor debe preguntarse: ¿vale la pena?, ¿colabora con aquello que quiero decir? Si la respuesta es algo dudosa, mejor descartar la idea. Si se sigue adelante, quizás se peque de soberbio: “Aquí estoy yo, te vine a contar la historia de tal quien o cual cosa”. Pero si la intención resiste porque el texto lo pide, pueden salir piezas preciosas.

En Los atrevidos, Julián Gorodischer compiló varias de ellas. Como una especie de sommelier de crónicas intimas, y como parte de su tesis del doctorado en Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, el periodista y editor reunió trabajos de colegas en los que la diferencia entre autor, narrador y personaje no es tal, se difuma. Los que escriben son los mismos que ponen el cuerpo para contar, para resignificar la realidad.

El libro está organizado en varias partes divididas en más partes en las que los reporteros son el rol principal, el testigo que acompaña, los que recuerdan, los que recuentan, los que confiesan, los que se animan. Los que exhiben la piel como hoja en blanco.

Lo contemporáneo

Con prosas algo delicadas, también brutales y desnudas, valientes, descarnadas, llanas, incómodas, despojadas de vergüenza, rendidas, y con una escritura que intenta mostrar como si fuera por primera vez, Martín Caparrós, Leila Guerriero, Josefina Licitra, Cristian Alarcón, Juan Forn, Hinde Pomeraniec y otros más se exponen y exponen distintos puntos de vista, presentan casos que podrían entenderse como excepciones para normalizarlos y hablar de algo más grande, para dudar de todo, incluso (y por qué no) de la identidad.

Son textos actuales y no tanto, todos del nuevo siglo, de los años 2000, tiempo en que las redes sociales postulan el anonimato como la forma del ser, en que lo que uno dice pocas veces lo dice en voz viva. Eso los hace todavía más encantadores: el lector hambriento de conocidos puede aquí encontrar un compendio. No hay apodos ni usuarios ni alter egos. Están los escritores que conocen el periodismo gonzo de Hunter S. Thompson, el estadounidense que instaló una nueva forma de contar la noticia porque se metió en ella, la masticó, la alteró con su presencia y en la cara de los aduladores de la objetividad.

Con sus historias, “los atrevidos” indagan en la intimidad de los travestis, en el ánimo de los inmigrantes deportados, en la negrura de los cementerios, en el tedio de las mucamas, en un bar gay sadomasoquista, en la cabeza de un hombre que quiere encontrar a Dios, en la fuerza de una mujer que sabe por qué le gusta serlo, en el placer sexual, en las recetas de familia, en las nuevas familias, en las familias de antaño… con la certeza de que después nada será como antes.

© LA GACETA

DOLORES CAVIGLIA

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