Bernardo Stamateas: “Tenemos la experiencia de la crisis de 2001”

14 Oct 2018
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La incertidumbre. Esa es, según Bernardo Stamateas, la sensación que más apremia a los argentinos, en este tiempo de “tormenta”. “Toda situación desconocida genera incertidumbre. Y la pregunta clave es qué puedo hacer”, afirma el psicólogo que introdujo en el diccionario de los argentinos esa categoría a la que hay que huírle, y que es la de la “gente tóxica”.

“La crisis es un cambio, cuantitativo o cualitativo. Por ejemplo, una pareja tiene un hijo, eso es una crisis. Frente a una crisis, uno tiene que subirse al cambio, y transformarlo en crecimiento”, le dijo a LA GACETA el psicólogo y consultor. La pregunta que había disparado esa reflexión es la que últimamente ronda en la cabeza de millones de argentinos: ¿Cómo surfear esta “tormenta”, sea en el ámbito laboral o “en la vida” ?

“Lo que sucede - afirma Stamateas- es que la crisis nos saca de nuestra zona de confort. Y nuestro cerebro busca esa zona de confort. En general, vivimos en piloto automático: nos levantamos siempre a la misma hora, hacemos las cosas siempre de la misma manera. Nos buscamos la rutina. Y las situaciones de crisis rompen esa rutina”.

- ¿Hay ejercicios para romper el malestar que genera la incertidumbre?

- Sí, pararnos en la acción. Cuando me paro en la acción manejo la ansiedad que me genera la situación nueva. Lo segundo; armar equipo: no hay logro si no es logro de equipo. Tengo que unirme y armar sinergia, porque el individualismo es un veneno. Es lo que se llama inteligencia de equipo. Se trata de pararme en mis fortalezas, en mostrar cómo lo que yo sé y lo que hago ayuda a determinada empresa, ver cuál es el aporte o el plus que mis capacidades dan al otro, o a la empresa. También, se trata de pararme en mis crisis del pasado, en mi “curriculum” de batallas ganadas. ¿Cuántas situaciones como ésta yo pasé en mi vida? Bueno, crisis económicas tenemos diez mil. ¿Qué hice para superarlas?

- ¿Encuentra diferencias entre lo que observa en el presente y el modo en que los argentinos hemos atravesado la crisis de 2001?

- Para mucha gente, esta es una crisis igual a la del 2001. Para otras personas, no. ¿Cuál es la diferencia? Que tenemos la experiencia del 2001. Tenemos la “victoria”, entre comillas, de la crisis del 2001. Y, en este caso, la experiencia es lo que nos permite autoafirmarnos. Y la autoafirmación es seguridad interna de que yo tengo la capacidad de surfear la crisis. Las situaciones de crisis disparan ansiedad e incertidumbre. Y la incertidumbre es la emoción que más nos cuesta administrar. Entonces, a nivel psicológico, lo que tengo que frenar son dos cosas: primero, las preguntas hipotéticas: ¿y si me enfermo? ¿y si me echan? ¿y si esto empeora? ¿y si el dólar sigue subiendo? Son lo que yo llamo las preguntas “supositorio”, porque son hipotéticas. Y lo segundo que hay que frenar son las respuestas catastróficas: “este es el fin del mundo”, “nadie me va a ayudar”. Porque la ansiedad es ese circuito en el que me hago preguntas a las que les doy respuestas catastróficas. Y lo que yo le digo a la gente que siente que la crisis lo está quebrando es que sobre lo macro no podemos hacer nada. Pero tenemos que procurar que lo macro no afecte lo micro.

- ¿ Cuáles son los síntomas más visibles del momento que estamos pasando?

- La incertidumbre. Toda situación desconocida genera incertidumbre. Si te dicen que de acá a dos meses te tienen que operar, te vas a comer las uñas. Lo que tenés que hacer es evitar las preguntas hipotéticas y las respuestas catastróficas. Y pararnos siempre en la acción. La pregunta clave es qué puedo hacer. Los problemas se resuelven haciendo.

- ¿Vale tomar decisiones en momentos de turbulencias?

-Si la emoción es intensa no hay que tomar ninguna decisión. Cualquiera sea la emoción intensa que nos invada: alegría extrema, miedo extremo, enojo extremo, no tenemos que tomar ninguna decisión, porque estamos movidos por el cerebro límbico, que es el cerebro emocional. Lo que sí tenemos que hacer es el proceso de análisis, que hay que encarar de dos maneras: primero, ver el problemas desde la mayor cantidad de perspectivas posible; sería como encender una luz general, luego, ver que hay una o dos que podrían llegar a ser la solución. Ahí yo hago luz láser. Graficando: si te duele algo vas al clínico, que te medica y listo. Pero si él ve que tenés un problema específico, te manda al especialista.

- Los argentinos, ¿estamos para clínico o para especialista?

- Ja ja, estamos para los dos. Las emociones son lo más contagioso que existe, hay que rodearse de gente que transmita esperanza, no ilusión estúpida, pero sí esperanza. ¿Cuál es la diferencia entre aceptación y resignación? La resignación es: “perdí el trabajo, ya está”. La aceptación es: “perdí el trabajo, ¿qué puedo hacer? Algo puedo hacer”. La esperanza es pararse en la acción.

-El pánico paraliza, ¿cómo remontar esa parálisis?

- Activando la razón, la corteza prefrontal, la capacidad de análisis. Eso es la espatía, es como el médico que toma distancia del problema para poder resolverlo, es lo que hace el bombero, el policía, el médico, el socorrista. No es que sea indiferente. No es un negador de la realidad. Toma distancia para hacer un análisis racional, dentro de lo posible. Y algo muy importante: en la crisis, hacer un poquito más de lo que nos hace bien, y un poquito menos de lo que nos hace mal. Te hace bien caminar: ¿cuánto caminás: 30 minutos?. Caminá 35. ¿Te hace mal ver el noticiero? Mirá la información que te resulte indispensable. Y otra cosa importante es hablar. Nos curamos hablando. Todo lo que la boca no dice, el cuerpo lo expresa.

- Usted ha acuñado el concepto de “relaciones tóxicas”, que se expresa en todos los ámbitos. ¿Cómo pararnos ante la “gente tóxica?

- Cuando tengo baja autoestima, inseguridad, puedo buscar crecer o puedo destruir al otro, son dos caminos: el tóxico se siente mal, y desplaza su frustración lastimando al otro. Es la lógica del maltratador. Yo estoy frustrado por equis motivo en mi vida, y lo que hago es desplazar la queja, el malestar, al otro. Lo que busco es lastimar al otro como una manera de reparar el conflicto. Que no se repara nada, obviamente. Por eso en psicología decimos: a más frustración, más agresión.

-¿Qué se hace ante esa gente tóxica?

-Decirles las dos palabras más poderosas que existen, que son sí y no.

- Saber poner los límites…

- Exactamente-

› Bernardo Stamateas
Licenciado en Psicología y sexólogo, también es pastor de la Iglesia Bautista Ministerio Presencia de Dios, en el barrio de Caballito, en la ciudad de Buenos Aires. Autor de los libros “Gente tóxica”, “Emociones tóxicas”,”Tu fuerza interior”, entre muchos otros títulos, su libo más reciente es “Calma emocional”.  

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