Maldición o karma, la inflación sigue desvelando a la Argentina

21 Oct 2018
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AUMENTO EN EL COSTO DE LA CANASTA BÁSICA. El traslado a precios de la devaluación será decisivo a la hora de calcular los índices de pobreza. la gacet

Karma o maldición. Eso es lo que se plantea en la Argentina respecto de la evolución sostenida de los precios. La inflación ha tomado tal velocidad que el país se ha posicionado entre los cinco del plantea con mayor expansión del índice. Incluso, algunos economistas arriesgan que este año puede terminar rozando el 50%. De acuerdo con el último informe del Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) de la Universidad de Belgrano, hay una nueva maldición que se cierne sobre la economía de nuestro país: la de la inflación por encima del 40% en los años pares. “En 2014, 2016 y en este 2018, semejante nivel de inflación fue motivado por un intento de corrección de precios relativos que tuvo un fuerte impacto sobre el nivel general de precios”, señala Víctor Beker, director del CENE, en el análisis.

“En enero de 2014 se llevó a cabo una corrección cambiaria que implicó un aumento del 19% de la cotización oficial del dólar y del 21% en la del mercado paralelo. En marzo se anunció un recorte en los subsidios al gas y el agua, con el consiguiente impacto sobre las respectivas tarifas. El resultado fue una tasa de inflación anual del 38,5%”, precisa el economista.

“En diciembre de 2015 se eliminó el cepo cambiario, lo cual implicó un aumento del tipo de cambio del 40%. Gran parte del traslado a precios de esa devaluación se produjo en los primeros meses de 2016. En enero se anunciaron aumentos tarifarios en luz, gas y agua, cuya aplicación no fue inmediata por obra de fallos judiciales. El aumento anual en el nivel general de precios fue del 40,3%”, continúa.

“En lo que va de 2018, el tipo de cambio creció prácticamente un 100%. Se anuncian incrementos de tarifas para lo que resta del año de entre 25 y 30%. Todo ello lleva el nivel de inflación a superar el 40%”, asegura Beker. “Como puede advertirse, en los años pares se intenta corregir el atraso cambiario y tarifario que se genera en los impares, por su condición de años electorales. Por lo tanto, no parece haber nada nuevo bajo el sol, salvo quiénes son los intérpretes de la partitura”, completa el director del CENE.

Desde Mar del Plata, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne habló sobre el tema durante el 54 Coloquio de IDEA.“La inflación de septiembre y de octubre van a marcar el pico del año y responde a la inestabilidad cambiara que hemos tenido, sobre todo, a finales de agosto”, dijo el ministro. Además, criticó la idea de “mirar esta inflación y proyectarla para adelante, (porque) es mirar el futuro con el espejo retrovisor”. Dujovne aseguró que “en los últimos 10 días la política monetaria y fiscal está haciendo efecto (porque) baja la tasa de inflación, y -agregó- en los próximos meses comenzará una recuperación de los salarios reales, que deben haber hecho piso en este mes”.

Un poco de historia

Desde 1810 hasta 1944 la inflación promedio de Argentina no superó el 3% anual. Es decir, vivió más de un siglo sin inflación. En 1946 se nacionaliza el BCRA y al prender la maquinita, la inflación anual salta a no menos de dos dígitos hasta la fecha, salvo contados episodios. Argentina lleva más de siete décadas sufriendo el karma de la inflación. El mundo ya superó este flagelo, plantea el economista Ramiro Castiñeira en el último reporte de Econométrica.

Tras la caída del muro (1989) y el desarme del socialismo, los países emergentes también le fueron ganando a la inflación, superando un problema que quedó en el siglo pasado, menos para un puñado de países.

Sólo 4 países tienen inflación más alta que Argentina: Venezuela, Irán, Sudán y Sudán del Sur. Venezuela colapsa en dictadura y socialismo, el régimen de Irán este año arrancó a manipular el índice de precios (13% último dato oficial, 250% estimaciones privadas), Sudán y Sudan del Sur vienen de una guerra civil que quebró el país en dos. A esta lista que tiene socialismo, dictadura, regímenes autoritarios y guerras civiles, le sigue Argentina. El origen de la inflación en Argentina y en el mundo es siempre el mismo: darle a la maquinita. Solo la emisión de dinero genera inflación, lo que es multicausal son las excusas para emitir.

El resto de los factores que supuestamente genera inflación en el imaginario argentino, son simples canales de propagación: el dólar, el salario, el supermercado, la carne, la merluza o el tomate, no generan inflación, como tampoco genera fiebre el termómetro. Los 13 ceros que se le sumaron al peso en los últimos 75 años se explican exclusivamente por la monetización del déficit fiscal, nuestra excusa favorita para darle a la maquinita.

Por supuesto que durante las últimas siete décadas se recurrió a todo tipo de artilugio económico posible por frenar la inflación, pero sin nunca atacar su origen, lo que asegura que fracase todo plan antiinflacionario, dice la consultora.

• En los períodos peronistas se le da al gasto público y se lo financia con emisión, y para moderar su impacto en precios, se busca pisar todo precio que esté al alcance del Estado. Dólar y tarifas son sus favoritos, pero en breve proliferan los controles de precios por doquier y surge el desabastecimiento y los mercados negros. Déficit y emisión nunca frenan por lo que la inflación tampoco y el creciente atraso del dólar que impide exportar, termina asfixiando de divisas a la economía. Cuando ya se comieron todas las reservas del BCRA, culmina en una brusca devaluación para achicar la brecha entre el dólar oficial y paralelo, sumar un cero a la moneda y repetir el ciclo nuevamente.

• En los periodos no peronistas, usualmente se liberan los precios para cumplir un piso mínimo de economía de mercado, pero se heredan déficits fiscales gigantes que impide frenar la maquinita. Se entra en una dinámica que el BCRA busca absorber los mismos pesos que crea al financiar el fisco, emitiendo todo tipo de pasivo con crecientes tasas de interés hasta que llega el momento en que el Central entra en el terreno del déficit cuasifiscal. Todo termina en devaluación para licuar el pasivo de la entidad y achicar la asfixiante tasa de interés que buscaba contener la emisión.

• El primer plan anti-inflacionario de Cambiemos pecó en lo mismo. Durante 2016 y 2017, se duplicó la cantidad de dinero en la economía, bajo la excusa de financiar al fisco y reponer reservas. La emisión se contuvo con crecientes Lebac, hasta que llegaron a un billón de pesos (más de U$S 60.000 millones al tipo de cambio del momento) e hizo entrar en déficit al BCRA. Momento en que todos salieron en estampida para transformar la bicicleta en dólar, antes de que la devaluación del peso los alcance. Hoy las Leliq y Lebac suman U$S 20.000 millones, devaluación mediante, con una licuación del U$S 30.000 millones y venta de reservas por U$S 10.000 millones, finaliza Econométrica.

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