Latinoamericanos y europeos frente a los desafíos de nuestra era

Entre el 8 y el 10 de noviembre el grupo de destacados ex presidentes, periodistas, empresarios y escritores celebró su décimo noveno encuentro en Madrid. Aquí reproducimos pasajes de algunas de las principales intervenciones.

18 Nov 2018

> Un antes y un después de las redes

Por Ricardo Lagos *

Las redes sociales establecen un antes y un después respecto de la forma en que entenderemos los sistemas democráticos. Vivíamos, antes de ellas, en un esquema vertical. El líder hablaba, el partido decía. Hoy el político no puede dejar de escuchar.

El problema es qué instituciones políticas responderán a esta nueva realidad y simultáneamente preservarán el sistema democrático. Requerirán generar un sistema que permita escuchar civilizadamente. Y también que le permitan a los dirigentes consultar determinadas medidas...

Obama, por ejemplo, planteó que si había más de 100.000 ciudadanos que manifestaran interés sobre un tema, el presidente estaba obligado a hablar sobre él.

Norberto Bobbio planteaba que en democracia todos debíamos ser, por lo menos, iguales en algo. El problema se da cuando el mínimo civilizatorio está muy lejos de las posibilidades económicas de un país. El problema anexo se da cuando todo se destina al mínimo civilizatorio, generando la ausencia de inversión futura. Gobernar implica la difícil decisión de asignar porcentajes a la distribución y a la inversión. Una decisión en un extremo, paraliza el crecimiento. Y en el otro, genera un problema social insostenible.

* Ex presidente de Chile.

> Un contexto nuevo

Por Fernando Henrique Cardoso *

Después de la Segunda Guerra los chinos y los norteamericanos lograron un cierto entendimiento. Kissinger planteó la necesidad de una comprensión recíproca entre China y Estados Unidos. Los chinos compartieron esa visión. Pero hoy parece abrirse otro camino. Se abre paso una insolencia, cierto desprecio y la reafirmación de un destino manifiesto. En este marco creo que América latina y Europa tienen intereses comunes que pueden trabajar en conjunto. La democracia, la libertad y los valores tradicionales de nuestra sociedad corren el riesgo de no sobrevivir en un contexto nuevo, distinto. Aparecen desafíos. Cómo mantener una independencia relativa en un mundo globalizado, cómo actuar frente al mercado.

* Ex presidente de Brasil.

AMPLIA CONVOCATORIA. Las ponencias y las mesas de debate se realizaron ante auditorios colmados en Madrid.

> Nuevos retos latinoamericanos
Por Julio María Sanguinetti *

En América latina aparecen factores cada vez más influyentes. La migración venezolana sumada a otras en la región genera brotes, todavía incipientes, de xenofobia.
En segundo lugar, tenemos un nuevo factor político que es un nuevo clericalismo, entendido como la fuerza religiosa actuando en el escenario político. En la Argentina hay una influencia natural porque tiene al “Messi de los curas”. En el triunfo de Bolsonaro en Brasil, las iglesias evangélicas han jugado un papel determinante.
Finalmente, un factor global. Hay que reconocer que es la ciencia la que ha determinado los cambios. No la lucha de clases. La historia de la humanidad ha sido marcada por las revoluciones científicas. Pero como la ciencia es amoral, por definición, el gran desafío de nuestro tiempo es introducir moral a la ciencia.
* Ex presidente de Uruguay.

> Contradicción contemporánea
Por Juan Manuel Santos *

Una de las grandes preguntas es cómo se recupera el centro político. Qué vamos a hacer con un populismo de derecha en Brasil y uno de izquierda en México.  En la medida en que hemos progresado sacando gente de la pobreza, los nuevos integrantes de la clase media se volvieron mucho más exigentes porque descubrieron que tienen derechos. Antes estaban en lo que los economistas llaman “la trampa de la pobreza”. Estaban resignados a ser pobres sin derechos. Ahora, conscientes de sus derechos, advierten la incapacidad de los estados de satisfacer esa demanda creciente. Aparece una contradicción de fondo entre la capacidad de los países de sacar ciudadanos de la pobreza pero sin posibilidades de satisfacer sus demandas. Eso es lo que alimenta los populismos de izquierda y derecha.
* Premio Nobel de la Paz,
ex presidente de Colombia.

AMPLIA CONVOCATORIA. Las ponencias y las mesas de debate se realizaron ante auditorios colmados en Madrid.

> La democracia no garantiza un buen gobierno
Por Felipe González *

Hay un desajuste entre los temas que abordamos y los desafíos que tenemos por delante. Tenemos que ponernos en alerta porque la crisis puede ser muy seria.
Ospina decía que la palabra dura más que las piedras. Le estamos quitando valor a las palabras y debemos rescatar su valor. Hay una desafección creciente de la democracia. El fundamento liberal de la democracia representativa está amenazado pero no para sustituirlo por algo mejor. La democracia es un mecanismo de convivencia, es instrumental, no se puede ideologizar. Cuando se habla su fracaso hay una confusión. No es un sistema que garantice un buen gobierno. Garantiza que podemos echar a los gobiernos que no nos gustan. A largo plazo, como a los gobernantes no nos gusta que nos echen, mejoramos la prestación. Por eso la institucionalidad democrática mejora el comportamiento de los países en el mediano y largo plazo. Pero hay un deterioro de la democracia y una búsqueda de caudillos salvadores.
La democracia se valora cuando se pierde. Allí aparecen las revueltas pidiendo libertad.
Lo incierto no es lo que va a pasar con la revolución tecnológica, eso es lo cierto. Lo incierto es si vamos a saber conducirla.
* Ex presidente español.

> El nuevo contrato social
Por Natalio Botana *
El nuevo contrato social supone pactar un consenso político-social que contenga la fuga hacia los extremos. Enfrentamos una ola de impugnación. Abarca, con excepciones, Europa, América Latina y los Estados Unidos.
El consenso implica reconstruir el centro democrático de los regímenes políticos. El centro democrático hizo la transición en España, Portugal, Brasil, Chile, Uruguay y la Argentina. El centro democrático hoy está pulverizado y ese es uno de los problemas más serios que tenemos que afrontar en adelante.
Está seriamente cuestionado por la polarización. Creo que hay polarización con respecto al régimen democrático de las libertades públicas, y de la base económica y fiscal que sostiene ese legado, pero también hay polarización cuando el nacionalismo se opone al cosmopolitismo. La integración europea fue una celebración de Kant, de la paz perpetua, del pluralismo. El nacionalismo es sinónimo de guerra, tribalismo, de la hosquedad hacia el otro, del resquemor hacia lo diferente. La integración europea fue, pues, la celebración de que muchas lenguas, culturas y tradiciones pueden converger en un mismo núcleo de libertades y de justicia.
El contexto de la polarización se recorta sobre un contexto más amplio en que también se oponen dos cosas. Por un lado, la envolvente mutación civilizatoria de nuestros días. Y, por otro, las reacciones que ella provoca. La mutación civilizatoria está produciendo un nuevo sujeto histórico sobre la base de nuevas coordenadas de tiempo y espacio. Un sujeto que no parece reconocer mayores jerarquías en la disputa de valores. No obstante, frente a esta nueva situación, cobra cuerpo un momento reaccionario o de resurrección súbita de antiguos valores para algunos, o de disvalores para otros, que se creían sepultados. Frente a la mutación civilizatoria del conocimiento aparece la barbarie de la ignorancia.
La barbarie de la ignorancia significa encumbrar nuevos caudillismos y, sobre todo, las soluciones que simplifican la realidad. Si la mutación civilizatoria, en el plano del conocimiento, conlleva la diversidad, la barbarie de la ignorancia, en el plano político, nos lleva hacia la barbarie de la simplificación. Con este contexto, los sujetos históricos se aferran a consignas dicotómicas. Sobre todo a la acción supletoria de nuevas formas de intervención en la política, como la resurrección del clericalismo, entendida como forma de intervención de las iglesias.
* Politólogo.

Dos regiones muy distintas
Por Josep Borrell *

América Latina es la región menos integrada del mundo; Europa es la región más integrada. América Latina tiene la mayor presión fiscal del mundo; Europa la menor. América Latina es la región con mayor desigualdad del mundo; Europa es la más igualitaria. Las diferencias estructurales son enormes. Algunos países latinoamericanos tienen esquemas fiscales tan bajos que nos son verdaderos países, ya que no cuentan con los recursos indispensables para organizar la vida de sus habitantes, darles seguridad y estabilidad.
Hay similitudes también. El ciudadano elector se ha convertido en una incógnita. Antes se lo identificaba con la derecha o la izquierda de acuerdo a su adscripción a una mayor o menor intervención del estado en el mercado. Eso se acabó. Hoy tenemos a antiguos votantes comunistas votando a Le Pen en Francia. El miedo a la apertura al mundo aglutina los votos de otro modo. Se oponen los candidatos del sistema con los outsiders. Aparecen temas como el aborto que polarizan a las sociedades con otros ejes.
La democracia liberal se cuestiona por derecha y por izquierda. El apoyo a la democracia liberal ha caído, según Latinobarómetro, a un 52%. Hoy se valora más la legitimidad de ejercicio que la legitimidad de origen. El presidencialismo se fortalece; los latinoamericanos conocen muy bien el fenómeno pero ahora crece la tendencia en Europa.
La verdad está en crisis. Si el debate es sobre hechos que nadie se preocupa por contrastar y si los ejes son hechos falsos, la política queda fuera de una discusión racional. El papel de los medios, cuando estamos inundados de información que no aporta conocimiento, es cada vez más relevante. Este es quizás el mayor desafío de la democracia.
* Ministro de Asuntos Exteriores
de España.

El extravío de la verdad
Por Alejandro Romero *

Según el Edelman Trust Barometer, el 59% de los ciudadanos dice no estar seguro de lo que es o no verdad. Esta es una de las tendencias en alza de nuestros días. En 2022, la mayoría de las noticias consumidas serán falsas.
El problema lo conforman las posibilidades digitales de distribuir mentiras. Los incentivos son los de siempre; lo nuevo son las posibilidades. Un estudio reciente del MIT muestra que las noticias falsas se distribuyen mucho más rápido y a mucha más gente que las verdaderas. ¿Qué podemos hacer? Hay algunas medidas posibles: exigir transparencia a las plataformas; regularlas; educar (concientizar que todos tenemos responsabilidad); ejercer una defensa activa de las instituciones que están bajo ataque; rediseñar los modelos de negocio de las compañías que trabajan en la captación de la atención con mecanismos adictivos.
* CEO de Alta Data Analytics.

La crisis nicaragüense
Por Sergio Ramírez *

Nicaragua es un país de seis millones de habitantes. Entre abril y julio de este año fueron asesinados en las calles 600 jóvenes. Esto equivaldría a 15.000 muertos en Brasil o 5.000 en España. Algo intolerable para cualquier sistema democrático.
Nos estamos enfrentando a una ausencia de voluntad democrática frente a una concepción obsoleta de poder que se apoya en el caudillismo y en arcaicas concepciones de centralismo leninista.
Esto no se dio de la noche a la mañana. Daniel Ortega lleva 22 años en el poder. Ningún miembro de la familia Somoza ejerció el poder por un período tan largo. Las instituciones fueron abolidas, al tiempo que Ortega logró un entendimiento con los grandes empresarios del país, dividiéndose la política y la economía. Esa fórmula funcionó por diez años y hoy se pagan las consecuencias, en una época en que Ortega solo apoya su poder en las fuerzas represivas. Policiales y paramilitares que constituyen su único sostén. La gran encrucijada del país es que la dos guerras civiles que sufrió Nicaragua en los últimos 40 años (de sandinistas contra Somoza, y sandinistas-contras) significaron 60.000 muertos. Eso derivó en una renuncia de la población a la violencia, reemplazándola por una resistencia pacífica en pos de la libertad y la justicia. Nadie quiere pagar los costos de una guerra civil, un golpe militar o una intervención extranjera. La ciudadanía enfrenta la represión y la persecución. La gran pregunta es qué clase de presión internacional requiere Nicaragua para lograr un cambio.
* Premio Cervantes,
ex vicepresidente de Nicaragua.


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