Chupar el chupete de tu bebé tras caer al piso puede prevenir enfermedades

La ciencia dio la razón al instinto maternal: según un estudio se demostró que la saliva de los padres tiene bacterias saludables para desarrollar el sistema inmune del pequeño.

20 Nov 2018
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imagen ilustrativa

Una nueva investigación científica le da la razón a una intuición materna o paterna: chupar el chupete de tu bebé tras caerse al suelo (porque no hay ningún grifo cerca para enjuagarlo), para limpiarlo con tu saliva y dárselo nuevamente a tu hijo, puede ser un gesto saludable para el pequeño.

Un estudio realizado por Henry Ford Health System demostró que los bebés tienen un nivel más bajo de los anticuerpos vinculados a enfermedades respiratorias como asma y alergias. Los investigadores explicaron además que los padres pueden estar transmitiendo bacterias orales saludables de su saliva que ayudarían al desarrollo temprano del sistema inmunológico de sus hijos.

"Aunque no podemos decir que existe una relación de causa y efecto, podemos decir que los microbios a los que se expone un niño en una etapa temprana de la vida afectarán el desarrollo de su sistema inmunológico. De nuestros datos, podemos decir que los niños cuyos chupetes fueron limpiados por sus padres chupándolos tenían niveles más bajos de IgE entre los 10 meses de edad y los 18 meses de edad", explicó Eliane Abou-Jaoude, alergóloga del Henry Ford Health System y autora principal del estudio presentado en un encuentro del Colegio Americano de Alergia, Asma e Inmunología en Seattle (Estados Unidos).

Para esta investigación se trabajó con más de un centenar de madres, a quienes preguntaron cómo limpiaban los chupetes de sus hijos: esterilizándolos en agua hirviendo o en el lavavajillas, lavándolos con agua y jabón, o chupándolos. La gran mayoría optó por las dos primeras opciones y tan solo 9 madres de 128 respondieron que los limpiasen con su saliva.

Aunque es necesario profundizar en estos estudios, los investigadores encontraron un nivel “significativamente más bajo de Inmunoglobulina E (IgE)”, relacionado con el asma o las alergias. Esto se debe a que “los microbios a los que está expuesto el bebé en sus primeros meses de vida afectan directamente en el desarrollo de sus sistema inmune”, concluyen los investigadores.

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