Festival de Cine de Mar del Plata: entre el oro, la igualdad y la tensión

Un festival de cine es un momento fuera del espacio y el tiempo, una realidad paralela donde todo lo que sucede gira alrededor de las películas y el mundo se mira en la pantalla con una agenda armada para no perderse ninguna proyección. El Festival de Cine de Mar del Plata -el único Clase A de Latinoamérica- es “el momento” del año esperado por cinéfilos y gente de la industria audiovisual para encontrarse entre una película y otra.

02 Dic 2018

Por Ulises Rodríguez

PARA LA GACETA - MAR DEL PLATA

El oro

Desde que José Martínez Suárez asumió la presidencia del Festival en 2008 su premisa es “las estrellas son las películas” y lo cumple a rajatabla. La lista es extensa y variada pero en un repaso necesario sobresalieron la uruguaya “Belmonte” de Federico Veiroj (que ganó Mejor Guión en la Competencia Internacional); “Chuva é cantoria na aldeia dos mortos” de João Salaviza y Renée Nader Messora y “Vendrán lluvias suaves” del argentino Iván Fund (ambas recibieron un premio especial del jurado).

La ganadora del Astor de Oro en la Competencia Internacional fue la española “Entre dos aguas”, una historia que cuenta la vida de los marginales del sur de España, los que no tienen las mismas oportunidades que los que viven en la capital o en la turística Barcelona. Son 135 minutos en los que de a ratos cuesta entender los regionalismos del lenguaje pero sostenido por su protagonista, Israel Gómes Romero, que fue premiado como Mejor Actor.

Aunque “Yara” no ganó ningún premio -la nueva película de Abbas Fahdel el director iraquí de Homeland (2012)- es una bella pintura en la que sin pasar nada extraordinario sucede de todo en el interior de los tres personajes principales.

En la Competencia Latinoamericana la película “Fausto” de Andrea Bussmann se alzó con el premio a la Mejor Película; en tanto que el Mejor Cortometraje fue para “El cementerio se alumbra” de Luis Alejandro Yero.

“El árbol negro” de Máximo Ciambella y Damián Coluccio fue elegida como Mejor Película en la Competencia Argentina y los cortos “Aquel verano sin hogar” de Santiago Reale y “Mientras las olas” de Delfina Gavalda y Carmen Rivoira compartieron el primer premio en la categoría nacional.

Con Francia como país invitado de honor el Festival se dio el lujo de recibir a los actores Pierre Richard y Jean-Pierre Léaud, repasar su filmografía y participar de charlas con el público así como también lo hizo el director Léos Carax.

La directora Lucrecia Martel -que recibió un premio a la trayectoria- fue la presencia argentina más destacada. Su master class sobre sonido en el cine fue de las actividades más interesantes del Festival.

Otras personalidades como Mark Berger, Fran Healy, Valeria Sarmiento, Don McKellar y Patricia Mazuy fueron también nombres que enriquecieron esta 33° edición.

La igualdad

En 33 ediciones esta fue la primera vez que el Festival de Cine de Mar del Plata brindó un espacio para reflexionar sobre el rol de las mujeres en la industria audiovisual. Además del necesario debatir se firmó una carta por la inclusión y la paridad en el cine en línea con lo que se ha hecho este año en otros festivales internacionales como el de Cannes y el de San Sebastián.

Moderado por la coordinadora del Programa de Género de la Universidad de Córdoba, Analía Barrionuevo, del “Foro de Cine y Perspectiva de Género” participaron como panelistas la actriz Calu Rivero, Muriel Santa Ana, Noemí Frenkel, la filósofa Esther Díaz, la cineasta franco-armenia y jurado del Festival Valérie Massadian, la actriz trans brasileña Julia Katherine, la directora Lucrecia Martel, la escritora Florencia Etcheves, la periodista Julieta Bilik, Camila Fanego, Silvana Di Francesco y Marcela Marcolini.

El Foro estuvo destinado a revisar los estereotipos en los contenidos en el cine y su posible deconstrucción. “La sociedad ha aceptado que la mujer tiene el papel de segundona”, fue una de las reflexiones de Esther Díaz.

Con la firma de la Carta de Inclusión y Paridad el Festival se comprometió a compilar estadísticas desagregadas de género para visibilizar el trabajo de las mujeres, hacer pública la lista de miembros de los comités de selección y programación y establecer un calendario de cambios a fin de alcanzar la paridad.

La tensión

En un contexto de recortes en el presupuesto de Cultura y de conflictos permanentes en el Instituto de Cine (Incaa) el Festival también sintió los cimbronazos (esta edición tuvo tres días menos de los previstos) y se convirtió en un ámbito para la discusión entre quienes forman parte de la industria del cine. No así de quienes manejan las riendas.

Durante la ceremonia de apertura el secretario de Cultura, Pablo Avelluto, fue silbado por un amplio sector de la sala del Teatro Auditorium que le reclamaba por las políticas llevadas adelante por su cartera.

El cierre del Festival estuvo atravesado por la noticia de la aparición del submarino ARA San Juan. Los ánimos no eran los mejores pero siempre las galas de premiación son momentos en los cual las y los ganadores suben al escenario y se expresan ante el público. Esta vez los micrófonos se cerraron y no fue más que una entrega sucesiva de galardones sin emoción.

Los que han vivido decenas de festivales no recuerdan que alguna vez haya sucedido un caso así. La gente del mundo del cine tenía necesidad de expresarse en un contexto de políticas de ajuste pero la organización del Festival no lo permitió.

La 33° edición estuvo ordenada y funcionó mejor que muchas otras veces. Se notó en las proyecciones y en las prolijidad en las distintas actividades. La decisión de no dejar hablar a actrices, actores, directoras y directores se condice con un arte que, justamente, es un canal de expresión.

© LA GACETA

Ulises Rodríguez - Periodista, crítico de cine.

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