Libertadores River-Boca: la final que no tiene fin

Ahora River es que el que se opone a jugar la revancha de la Copa pautado para el domingo, en Madrid, por estar “en desventaja”

02 Dic 2018

BUENOS AIRES.- Si nos hubiesen dicho que más de una semana después de la fecha pactada para la revancha de la final de la Copa Libertadores, el trofeo no solo sigue sin entregarse sino que la reprogramación dejó al partido en Europa luego de un pedido de puntos de Boca, ya hay una resolución de la Unidad Disciplinaria de la Conmebol y con marchas y contramarchas de ambas hinchadas, ¿hubiésemos atinado a creer al menos en parte lo dicho?

Lo último que sucedió en este culebrón en el que se transformó la definición del mejor y más importante torneo a nivel continental de clubes, fue River plantándose justamente ante la última determinación. El club “millonario”, escuchando a sus hinchas que el viernes y masivamente pidieron no jugar en España, rechazó oficialmente ayer el traslado de la final de la Copa Libertadores ante Boca al mítico estadio Santiago Bernabéu, de Madrid. Esta vez, lo hizo a través de un fuerte descargo a la resolución de la Unidad Disciplinaria de la Conmebol que está firmada por el presidente del club, Rodolfo D’Onofrio.

River presentó su descargo al ente disciplinario en el cual el club expresa su total rechazo al cambio de sede y resalta: “la decisión de trasladar la final ante Boca al estadio Santiago Bernabéu de Madrid es totalmente arbitraria, inequitativa y gravemente perjudicial para el club, sus socios y simpatizantes”.

El escrito, firmado por D’Onofrio en su carácter de presidente riverplatense, y por el secretario Ignacio Villarroel, reclama a la Conmebol por los hinchas que pagaron su entrada para ver la final dos veces interrumpida, el sábado 24 y el domingo 25 de noviembre pasados, y además esgrime que se desnaturalizó la competencia y que no habrá igualdad de condiciones. “Boca fue local en el encuentro de ida”, recuerda en alusión al primer superclásico que se jugó en ‘La Bombonera’ el 11 de noviembre y finalizó igualado 2-2.

El club de Núñez salió a oponerse a través del comunicado a la decisión de la Conmebol que consideró perjudicial para el club, que además de perder la condición de local recibió una sanción departe de la Unidad Disciplinaria y deberá pagar una multa de 400.000 dólares, y a partir de 2019 jugará a puertas cerradas para el público dos partidos internacionales.

Boca y River definirán al campeón de la Libertadores el domingo 9 de diciembre en el estadio Santiago Bernabeu del Madrid, debido a que el fin de semana pasado no se pudo jugar en la cancha del equipo de Núñez la revancha de la primera final jugada en La Bombonera que terminó igualada 2-2.

Es que los hinchas de River agredieron con proyectiles al ómnibus que trasladaba al plantel de Boca en las inmediaciones y en el ingreso al estadio Monumental, así lastimaron a más de un jugador (el más complicado fue el capitán Pablo Pérez) y los hechos de violencia se repitieron con la ambulancia que trasladó a dos futbolistas “Xeneizeis” desde el estadio hasta la Clínica Otamendi para ser atendidos.

Eso generó la suspensión del partido dos veces, primero el sábado 24 de noviembre y luego del domingo 25. Luego Boca reclamó que se le de por ganado el partido, pero la Conmebol no hizo lugar a la petición y decidió insólitamente llevar la final a Europa en un terreno neutral.

Descontento

Esa decisión fue la que originó el descontento y rechazo de la entidad de Núñez, que había vendido 60.000 entradas para el encuentro dos veces suspendido.

En ese contexto, River resaltó en el comunicado que el traslado de la final a Madrid ocasiona graves y severos perjuicios para sus socios e hinchas que adquirieron sus entradas y a su vez recuerda que “muchos de ellos viajaron cientos de kilómetros desde distintas partes del país” para presenciar el encuentro en el ‘Monumental’ de Núñez.

“River gastó millones de pesos en la organización y en el operativo de seguridad para los días 24 y 25 de noviembre, sumas que son irrecuperables”, resaltó el escrito, y además subrayó: “desnaturalización de la competencia porque la Libertadores se disputa en el ámbito de Sudamérica y con equipos integrados a Asociaciones afiliadas a la Conmebol”. Por último, River advirtió que se reserva “todas las acciones que le asisten en defensa de sus legítimos intereses”.

Para contestar la pregunta inicial, nadie lo hubiera creído. O quizás apenas algunos. En la final de la Copa ya nada puede darse por sentado. Cuando parece que va a jugarse, surge algo. Primero fueron los hinchas de River, luego los dirigentes de Boca y ahora, sus pares de River. Si hay algo que no se puede negar es que el panorama es increíble. (Télam y especial)

> Silencio
“Agregar alguna opinión más a todo lo que se habla no suma nada. En estos momentos es preferible no hablar”, sostuvo Diego Simeone, entrenador de Atlético de Madrid, al ser consultado sobre la súperfinal.

> Soprendido
“Resulta llamativo que el torneo más importante de Sudamérica se defina en Europa. Es como llevar la final de la Champions League a Río de Janeiro o Buenos Aires”, señaló Ernesto Valverde (foto), DT de Barcelona.

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