Cómo se moverá la economía argentina en un año electoral

Los indicadores sociales van a empeorar en 2019 y es ésta, como lo planteó el Fondo, un área crítica a atender.

09 Dic 2018
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UN AÑO DIFÍCIL. Según Fracchia, Macri enfrentará un 2019 con indicadores negativos frente a un electorado que se pregunta cuánto de la crisis se gener

EDUARDO LUIS FRACCHIA - INVESTIGADOR SENIOR DEL IAE BUSINESS SCHOOL (UNIVERSIDAD AUSTRAL)

La economía argentina de 2019 está marcada por el año electoral. Para el gobierno es central que la recesión termine en el primer semestre, de lo contrario se va a votar en un escenario de estanflación que puede perjudicar a la formula oficialista,

No es la intención de estas líneas comentar las alternativas electorales pero es claro que hay tres espacios y que se votará el mal menor ejerciendo el voto útil. A Mauricio Macri le conviene enfrentar en una segunda vuelta a Cristina Fernandez por su techo bajo. El espacio peronista no K sigue siendo una incógnita. Si se dispersa pierde competitividad, si arman una alianza son una fuerza importante dado el desempeño económico pobre del gobierno en estos tres primeros años. No cabe duda que Cambiemos alcanzó metas importantes, sincerar la economía, dar transparencia institucional, reposicionar al país con el mundo, reconstruir el sistema estadístico, retornar a un cuadro tarifario razonable, entre otras cuestiones.

El mundo sigue jugando a favor con las 30 principales economías creciendo sin que el proteccionismo de Trump impacte en la macro hasta el momento. La suba de tasas

de la Fed es un factor a seguir si bien las expectativas de aumento de inflación americana no son importantes.

Esperamos una reactivación de Brasil con un nivel actual de PBI muy malo desde que Lula da Silva abandonó el poder. Esta expansión del gran vecino comercial puede motorizar segmentos de la agroindustria y al complejo automotriz y de autopartes.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) domina la escena de la macro de corto plazo. Por ahora se despeja el fantasma de un default pero hay voces que plantean que ante una nueva crisis podríamos ir a una renegociación de deuda. La deuda preocupa también al Fondo. No es alta en la comparación regional pero ha aumentado durante la gestión oficial para financiar al gradualismo.

La suba inesperada del dólar en nuestro país, asociada a que se cerraron los mercados, complicó el panorama ya que la devaluación arrastró inflación y esta supuso la caída del salario real y del consumo. Con este nuevo tipo de cambio real y con un objetivo de déficit primario cero en 2019 los fundamentals mejoran a costa de una caída no muy pronunciada del PBI pero que duele más porque casi son tantos los años recesivos como los expansivos en esta década del 10 que es para olvidar. Se está sincerando la economía bajo el costo de una recesión poco profunda.

Es de esperar que la tasa de interés ceda hacia mayo-junio conforme la inflación baje. Para las empresas, en particular las PyME, la tasa de interés tan elevada es un factor distorsivo que complica la cadena de pagos y el financiamiento. El crédito en general está muy bajo en términos del PBI.

Desde el Ministerio de Producción se procura mitigar daños pero es difícil arreglar la micro sectorial con una macro influida por una tasa de interés muy alta y lamentablemente necesaria para evitar el escenario peor que es que el dólar tenga otra escapada.

La realidad sectorial no es homogénea. Los bienes transables de exportación están mejor posicionados, el turismo y la energía. El uso de la capacidad industrial es bajo, está en un 60%.

Las exportaciones siguen amesetadas, se espera una buena cosecha que no va a definir el año pero claramente suma. Recordemos que el arrastre negativo de PBI es de 4%. La recesión terminará en el segundo semestre de 2019.

La balanza comercial va ajustando más por importaciones que por exportaciones. La cuenta corriente de 30.000 millones de dólares negativa en 2017 se va a ir ajustando aunque hay que seguir de cerca la potencial apreciación del peso en 2019.

La inflación futura está en franco descenso y seguramente en 2019 sea la mitad de 2018 pero todavía es elevada a pesar de la contracción monetaria y fiscal.

Para las empresas se presenta un año difícil en el frente laboral, seguramente el salario real caerá menos que en 2018 cuando claramente las paritarias y mucho más los salarios informales y las jubilaciones retrasaron mucho frente a la inflación.

La clase media argentina ha sido castigada por la inflación y el aumento del desempleo, sobre todo la media baja está sintiendo fuerte el ajuste. Este sector representó un apoyo clave al voto de Cambiemos en 2015 y 2017.

En un año se modificaron mucho las expectativas de la sociedad. En diciembre de 2017 casi se descontaba un segundo turno para Macri, ahora ese escenario de continuidad está desafiado. A favor de Cambiemos ninguna de las figuras del peronismo con vocación presidencial explícita mide más de 5% con la excepción quizás de Lavagna. Está muy atomizada la oposición y no aparece un Menem 89 o un Kirchner 2003.

Los indicadores sociales van a empeorar en 2019 y es ésta, como lo planteó el Fondo, un área crítica a atender. El gobierno tiene una estructura de apoyo y contención que hereda del kirchnerismo con muchos “cheques” para niveles socioeconómicos bajos y esto ayuda aunque no es la solución ideal.

Continúa en el debate cuanto del deterioro económico se debe a la herencia, cuanto fue mala suerte internacional (lo que Macri llama la tormenta) y cuanto fue mala gestión y mala visión estratégica por parte de la conducción económica.

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