Es fundamental aprender a dar “malas noticias”

Información clara y veraz hace de la familia una aliada. El final de la vida. Donar órganos.

11 Dic 2018

Quienes (por suerte cada día más) adhieren a algún tipo de proceso de humanización de la atención hospitalaria saben que la falta de comunicación no sólo angustia a la familia sino que obstaculiza el trabajo en la UCI.

“Los familiares informados son grandes aliados terapéuticos; saber qué y por qué hacemos en la UCI las da alivio. Por el contrario, las dudas, las contradicciones y los silencios del personal pueden transformarla en cuestionadora y hasta en boicoteadora”, advierte Marcelo Morales, jefe del Servicio de Enfermería del hospital Padilla. Por ejemplo, ese saber que se les transmite transforma a las madres de la Neo en “los mejores monitores”, según las médicas del servicio. Y además, prepara a las familias para el alta.

Los chicos

Claro que hay que adaptarse a las distintas situaciones. “Al principio nos preguntamos si no se impresionarían los chicos al ver a las mamás conectadas a cables y con las vías, e incluso dependiendo del respirador. Pero constatamos que ellos lo único que ven es a su mamá. Lo demás, por más terrible que nos parezca a los adultos, lo toman con tranquilidad; como si no estuviera allí”, cuenta Carolina Canseco, jefa de la UCI de la Maternidad. Y si preguntan -añade- se les explica cómo los aparatos las están ayudando a sentirse mejor. Y ellos lo entienden.

Hasta dónde llegar

Uno de los puntos críticos es que la formación del equipo de salud, supone una suerte de mandato de cura. “Escucha activa, relación de ayuda, respeto y empatía son elementos claves en los que los profesionales sanitarios adolecemos de formación”, reconoce Gabriel Heras, especialista español en Medicina Intensiva desde 2007 y líder del Proyecto HU-CI. “No nos formamos para el final de la vida -reflexiona Marcelo-, y no estamos preparados para comunicar situaciones difíciles”.

Precisamente, en “situaciones difíciles” (qué problemático parece ser decir la palabra muerte), las familias preparadas son de gran ayuda. “Pueden entender la propuesta de limitar el esfuerzo terapéutico; aceptar la decisión de ‘no reanimar’ expresada por su familiar, despedirse y ayudarlo a morir...”, añade. Cuando los familiares lo entienden -agrega-, muchas veces ellos mismos dicen “déjelo irse”.

La directora del Padilla, Olga Fernández, va más allá: “establecer una buena relación con los familiares hace que ellos confíen en el hospital. Eso ayuda a que sostengan tratamientos que pueden ser muy duros; también, a que cuando ya no hay posibilidades de tratar, sigan confiando”. Y una de las “situaciones difíciles” que con frecuencia hay que enfrentar en estos casos es la propuesta de donación de órganos. “La confianza construida con las familias ha hecho que desde 2016 seamos líderes en procuración de órganos; el Padilla es el hospital con más donantes del país”, agrega Fernández.

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