La tecnología está cambiando las reglas entre empleado, empleador y clientes

Según Héctor Viñuales Santafe, titular de la FET, hay un cambio de paradigmas en el mundo que, entre otras situaciones, lleva a analizar actualizaciones en el convenio colectivo de trabajo.A su criterio, se necesita tener una nueva visión en el empresariado, en los sindicatos y en el Gobierno para afrontar el nuevo escenario, con una suerte de acuerdo económico y social.

16 Dic 2018
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la gaceta / analia jaramillo

TUCUMÁN.- El péndulo del tradicional reloj de la presidencia de la Federación Económica de Tucumán (FET) va de un lado hacia el otro. Ese ha sido el comportamiento que ha tenido la economía argentina a lo largo de su historia. Y parece que la actividad se quedará en la desaceleración por dos años más. Así se romperá el fenómeno de años pares de caída e impares de expansión. El electoral que se viene lleva la mochila de la recesión. Y los empresarios también perciben que la carga será mayor si es que no se modifican los paradigmas que dominan el mundo, con las nuevas formas de trabajar, de administrar la cosas pública y de competir en el mundo de los negocios. Eso lo sostiene Héctor Viñuales Santafe, presidente de la FET hasta mañana, cuando el comité ejecutivo realice la Asamblea Ordinaria Anual para renovar sus autoridades. En una entrevista con DINERO, el también presidente de la Federación de Cámaras de Turismo de la República Argentina (Fedecatur) habló sobre lo que dejó este año inflacionario en las empresas.

-¿Dónde están parados los empresarios? ¿Cuál es el panorama?

-La verdad es que el panorama no es bueno para las empresas. En general, el tener una inflación en los niveles de este año, realmente te deja sin escenario económico posible. Porque el peor de los impuestos, y esto es una frase que siempre se dice, es la inflación. Lo único que estamos haciendo es perder competitividad y rentabilidad, porque a la gente no le alcanza el dinero y a nosotros tampoco para cubrir los costos. La verdad que es un escenario difícil. Cuando la inflación, de alguna manera, sea bajada a un dígito, ahí va a haber otra realidad. Hay un constante cambio de planes y de legalidad sobre cualquier tema que se trate. Las reglas del juego se cambian constantemente. Uno dice “vamos a hacer una inversión en esta línea porque hoy puede convenir y las tasas son adecuadas cuando comenzás a trabajar” y a los tres o cuatro meses el escenario es otro. Esto es lo que ha pasado en los últimos años.

-¿Cómo se sobrevive?

-La verdad que es muy difícil. Ya no basta con ver bajar los impuestos y los costos laborales. Hay una puja de intereses, cuando en realidad lo que tenemos que tratar es de buscar un nuevo escenario económico posible en un mundo que cambió y que hay nuevos paradigmas...

-¿Cuáles son esos paradigmas?

-Que hay nuevos empleados y nuevas tecnologías. Y nosotros estamos discutiendo hoy un estado de situación tradicional cuando hay negocios que mutan, por ejemplo, hacia el comercio electrónico. La tecnología está haciendo un cambio sustancial en las reglas contractuales entre el empleado, empleador y el cliente. El cliente es el que elige y la inversión va hacia donde está la demanda. Nosotros tenemos que entender que cuando el cliente quiere medias amarillas, no le tenemos que ofrecer las rojas, porque no las vendemos. Hoy tenemos que agregar a nuestros comercios tecnología, conocimientos, capacitación. Y estamos en 2020, ponele 2025 ya, con convenios colectivos de 1975. Algo pasó en esos 50 años. Cuando uno lee la ley de contrato de trabajo, los convenios, se encuentra con trabajos que ya no existen. Con premiaciones o adicionales por escribir a máquina, o manejar el teletipo o un adicional por tener un título bachiller, cuando hoy cualquiera que llega a un trabajo lo tiene que tener. Hay que hablar de otros tipos de adicionales y hay que trabajar ya a nivel de productividad. El empresario tiene la obligación de capacitar a su gente en este nuevo paradigma que hay. La FET capacitó este año casi 10.000 personas, de las cuales casi 3.500 con recursos propios y 6.500 con un convenio con AMIA. Estamos trabajando para generar este tipo de capacitaciones porque esto ya pasó. Amazon, Ali Babá, te están diciendo que el mundo va para otro lado.

-Se le achaca al comercio tener casi 4 de cada 10 empleados informales...

-Al comercio y a la mayoría de las actividades, no es un tema puntual. Y la necesidad hace que la gente acepte, porque necesita trabajar.

-¿Por qué existe la informalidad, de actividad y de empleo?

-Claramente por un tema de costos impositivos. Nadin Argañaraz, director del Iaraf, plantea que de 2002 a 2018 en el PBI se aumentó casi 14 o 15 puntos de presión impositiva, tanto nacional, municipal y provincial. Eso es una barbaridad, y, muchas veces, lleva a algunos comerciantes a la informalidad para poder vender. Entonces no puede pagar alquileres, no puede pagar los altos costos impositivos o laborales. Y la informalidad también son los manteros, las ferias, sectores que no pagan impuestos, que claramente no tiene habilitaciones, no tienen controles, no tienen nada. Entonces empieza una puja. Hasta que el Estado entienda que tiene que haber un pacto de distintos sectores (como una suerte de Pacto de la Moncloa en España). Decir, por caso, que éstas son las reglas claras que tenemos en la parte laboral, en la parte impositiva. Y esto, gane quien gane, no se lo toca. Si eso está así y no se lo puede tocar en 20 años, podés comenzar con reglas claras para poder conseguir que haya inversiones. Una mesa de consenso económico y social es el nuevo escenario que se plantea para la economía.

-El Gobierno acaba de anunciar que bajará la carga de Ingresos Brutos. ¿De dónde cree que se va a financiar el Estado para compensar esa “pérdida”?

-Creo que a mediano plazo van a trabajar con el impuesto Inmobiliario, es lo que veo. Va a haber una valuación, y Tucumán tiene una alícuota alta. Entiendo que las valuaciones pueden estar atrasadas, pero no pueden tener las alícuotas que tienen. El Estado, manejado por un Gobierno X, tiene que tener las personas para adecuadas para generar riquezas y no sólo para administrar. Administrar no es gobernar. Gobernar es generar riquezas, distribuir bien, gastar adecuadamente, y no si tengo 10 pagar 9. Tengo que ver cómo hago 14 generando riqueza, porque está probado que si se bajan los impuestos, puede llegar a generar más actividad económica que, a su vez, daría más recaudación. Es la concepción de un Estado empresa. Sin estar manejado por empresarios.

-¿Sería más virtuoso el hecho de ampliar la base impositiva sin cargarles la mayor parte de los impuestos a los que pagan siempre?

-Así es. Si uno bajara los impuestos, y esto está probado, hay un punto donde la gente deja de pagar cuando vos levantás, y es lo que está pasando hoy. Y hay un punto donde la gente dice: tengo que controlar la gente y empieza a pagar porque está en un nivel que lo puede pagar. Es lo que tiene que tiene que hacer cualquier persona que esté en el Gobierno.

-Ustedes también plantearon por las cargas patronales...

-Por eso. Creo que no lo saben, no lo sienten. Por ejemplo el decreto 814, que es una bandera que la FET va a defender siempre; tal vez sea otro decreto, pero ese concepto tiene que estar. Si no, a mí me da lo mismo poner un comercio aquí que en Capital Federal. ¿Qué creés que vos que voy a elegir? Si tengo menos flete, tengo toda la infraestructura, tengo desarrollo tecnológico. El decreto 814 se llamaba de competitividad y convergencia. Era una convergencia a los efectos a que la gente se quede en el interior y no se vaya a villas miserias alrededor del conurbano. Cuando yo lo planteaba en Buenos Aires las autoridades económicas no lo entendían; decían que era un subsidio, cuando no lo es. Es una compensación por vivir en un país donde no tengo los caminos adecuados, estoy a 1.200 kilómetros del puerto y que todo está para que lo exporten por ahí, trenes que iban para el puerto, o sea que no me daban otras posibilidades. No puede ser que el 814 se haya derogado y se haya puesto un monto fijo de 12.000 pesos para una grande o una PyME, que ya la inflación se lo comió; fue puesto expresamente en cifras fijas para que la inflación lo carcoma.

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