Turismo oscuro: cuando la tragedia te hace viajar

Lugares que simbolizan el sufrimiento, desde campos de concentración a prisiones convertidas en hoteles, marcan tendencia.

19 Ene 2019
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Pasa en la “Zona Cero”, de Nueva York, en los campos de concentración nazis de Alemania y de Polonia, en prisiones abiertas al público, como el Penal de Ushuaia... Hay turistas (muchos) que se sienten atraídos por lugares marcados por la tragedia. Son tantos, que en 1996, John Lennon (pero no el beatle) y Malcolm Foley, de la Universidad Escocesa de Glasgow, decidieron estudiar el fenómeno, y acuñaron su nombre “turismo oscuro”. La BBC afirma que es una tendencia en auge.

Sólo un ejemplo: en Chernobyl, Ucrania, donde en abril de 1986 hubo una explosión nuclear, los turistas que desafían la vigilancia (por la radiactividad, es un sitio aislado en un radio de 30 km) pasaron de 7.000 en 2009 a más de 36.000 en 2016. ¿Qué hace atractivos estos lugares?

En primera persona

Peter Hohenhaus, que ha visitado casi 700 sitios de turismo oscuro en 90 países, considera que esta práctica ayuda a ponernos en contacto con nuestra propia mortalidad. “Cuando visitamos estos sitios no recordamos a los otros; nos recordamos a nosotros mismos. El turismo oscuro nos guía a través de la muerte de otros hacia nuestra propia vida”, explicó al programa The Why Factor, de la BBC. Otra posibilidad son las necesidades de “inventar algo nuevo” de la industria. Por el motivo que sea, la idea seduce. Y no sólo crecen los visitas a sitios emblemáticos: hasta la hotelería se adapta al concepto.

“Si espera lujo y comodidades, por favor, no venga acá”, advierte en su página web el administrador del War Hostel, Arijan Kurbasic. Y sin embargo, tiene un gran éxito: tiene agotadas las reservas para todo 2019. La clave es la promesa de una experiencia real de cómo se vivía durante el brutal asedio de 1.425 días en el que murieron unas 10.000 personas. Kurbasic utilizó objetos reales de la época e iluminó las habitaciones con lamparitas alimentadas por una batería de auto, como se hacía entonces. Y es difícil dormir, pues se escuchan disparos y explosiones mientras estás en un colchón delgado sobre el suelo, sin almohadas ni sábanas. Apenas una manta militar.

En el ex penal de Karosta, en Letonia, “soldados soviéticos” tratan al huésped como a un reo: caminatas nocturnas, órdenes e insultos incluidos. Para dormir, el suelo o un camastro de hierro; no hay calefacción ni agua caliente. Es un show, pero muy real. Y los más atrevidos pueden probar el desafío “Escapar de la URSS”, a lo beatles (ahora sí), con hombres armados y perros pisándoles los talones.

En la Argentina

El penal de Ushuaia

Atravesar las puertas del Pabellón Histórico de Ushuaia, es dar un paso atrás en el tiempo. Y caminar por los pasillos estrechos y las celdas, asomarse a cómo habría sido la vida de los condenados más peligrosos del país. Puertas adentro, se imponía una severa disciplina, y los que tenían buen comportamiento realizaban trabajos fuera del edificio. Así, los presos cubrieron todas las necesidades de la incipiente ciudad: construyeron las calles, los puentes y edificios públicos.

Hoteles con fantasmas

• El hotel Eden, ubicado en La Falda, Córdoba, encierra una historia de terror vinculada a los nazis y a Hitler. Todos los fines de semana hay visitas guiadas grupales por las noches.

• En Miramar, provincia de Córdoba, se encuentra abandonado el hotel Viena. Fue elegido el hotel con mayor actividad paranormal del mundo y vienen turistas de todos los rincones del planeta para vivir la experiencia.

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