La crisis de la democracia en la era del repudio

Tenemos electorados que eligen a un candidato para impedir que llegue otro. Este es el problema que tuvo Macri. Fue elegido por gran parte de su electorado como instrumento para impedir la continuidad del kirchnerismo y producir la derrota de Cristina Kirchner.

20 Ene 2019
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EL ANTICIPO ARGENTINO. “La crisis de 2001” se vivió como “local”, pero fue un adelanto de los “indignados” de España o la recesión de EEUU, vincula Pa

Los argentinos tenemos una tendencia especial al narcisismo en la que voy a caer ahora. Creo que la Argentina, en alguna medida, adelantó un fenómeno. Cuando los historiadores tengan que describir el proceso en el que estamos ahora, habrá un ciclo indispensable sobre cuyas consecuencias, a mi juicio, se ha reflexionado muy poco, que es la recesión que fue del año 98 al 2002.

Ese ciclo reseteó por completo a la Argentina. Generó fenómenos nuevos. Desocupación, subocupación, replegó el poder de los sindicatos (los convirtió en representantes de sectores privilegiados que tienen contratos de trabajo estables, protección de su salud, vacaciones pagas) generó el mundo de los movimientos sociales, terminó de generar un colapso en el conurbano (que de ser una zona soñada en los años 40 como lugar de integración pasó a ser una especie de ámbito de contradicciones sociales).

Todo eso -dentro de lo cual aparece como un fenómeno más circunscripto lo que denominamos “la crisis del 2001”- es algo que vivimos como “local”. Pero si lo miráramos desde afuera de la Argentina, adelanta bastante fenómenos como la crisis de los “indignados” en España, la recesión en los Estados Unidos (2008-2009) y, en el fondo, la incógnita acerca de una institución que organiza la vida social e individual de todos nosotros que es el trabajo. Ahí hay una conexión donde probablemente lo nuestro fue el comienzo de algo que se prolongó hasta llegar a Brasil en 2013-2015, donde también hay una combinación de recesión y percepción de corrupción.

Probablemente estamos desfasados en este aspecto del ciclo, pero no estamos desfasados en otro aspecto. La política argentina -como sucede en Estados Unidos, en Brasil, en Europa- está conducida por un vector que es el repudio. Este es un enorme problema para la democracia. Tenemos electorados que eligen a un candidato para impedir que llegue otro. Este es el problema que tuvo Macri, a partir del año pasado. Fue elegido por gran parte de su electorado como instrumento para impedir la continuidad del kirchnerismo y producir la derrota de Cristina Kirchner.

En Brasil, Bolsonaro era para gran parte del electorado el candidato que iba a impedir la restauración del PT; y Hadad, el que impediría la instauración de una especie de populismo reaccionario representado por Bolsonaro.

El problema de estas dinámicas es que una vez que contratamos a San Jorge y ya mató al dragón, y este empieza a hacer otras cosas, no sabemos para qué tenemos a San Jorge. Este fue el problema que deterioró a Macri cuando derrota a Cristina y aparece una agenda económica que no estaba tan conversada. Esto aparece cuando la política, como ocurre en la Argentina hace mucho tiempo, se rige por la negatividad. Esto nos retacea la posibilidad de un sueño positivo. En los años impares, con elecciones, entramos en esa dinámica.

En una entrevista de El Mercurio, Steve Bannon -que fue una suerte de “Durán Barba” de Trump- dice que el centro debe llegar a su fin. Eso significa sacrificar la verdad, porque esta está en el centro. Nuestra civilización supone que la verdad es hija de la deliberación, del diálogo. Parte del supuesto de que mi punto de vista solo se completa con el del otro. Terminar con el centro, polarizarnos, es renunciar a estos valores.

*Fragmento de una entrevista pública en ocasión de la cena de fin de año de la Asociación de Entidades Periodísticas  Argentinas.

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