"Roma": una historia familiar y social narrada con belleza

Desde las primeras escenas, la película de Alfonso Cuarón establece una conexión afectiva con gran parte del público, que de inmediato se siente identificado con la intimidad de la vida de una familia en un barrio de clase media, en los años 70. Trailer.

07 Feb 2019
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A pesar de que se estrenó en Netflix hace dos meses, “Roma” -la película más premiada del año- llega hoy a los cines tucumanos y es la oportunidad para ver en pantalla grande, como se merece, una obra de imponente belleza y sensibilidad.

Desde las primeras escenas, “Roma” establece una conexión afectiva con gran parte del público, que de inmediato se siente identificado con la intimidad de la vida de una familia en un barrio de clase media, en los años 70. En medio de los trajines de la casa, suena un clásico de Leo Dan (Te he prometido que te he de olvidar/ cuanto has querido yo te supe dar...).

A través del personaje de Cleo, una sirvienta de etnia aborigen, se cuenta también la historia de la dueña de casa, que tiene cierto paralelismo y es coherente con una visión feminista. Hay puntos en común de ambas mujeres, aun de diferentes culturas y niveles económicos, como el amar y el ser amadas, la maternidad como un sentimiento que excede los vínculos de sangre, el dolor por no ser única para el hombre... Y el personaje de la abuela, que acompaña a Cleo como si fuera hija suya.

El realismo de la obra de Alfonso Cuarón resulta en algunas escenas estremecedor, sobre todo en una -parte de la crítica la considera demasiado dura, pero que está justificada y muy bien armada-, sin abandonar nunca la exquisitez visual.

Como muchas de las obras maestras del cine o la literatura, para el disfrute pleno de “Roma” hace falta una lectura atenta y reflexiva. El ritmo lento y detallista de muchas escenas difiere del estilo apabullante de los productos comerciales. Pero este filme de alcance tan masivo es la prueba de que goza de buena salud un cine distinto al meramente pasatista, que se aleja de las recetas infalibles y es capaz no sólo de entretener con una buena trama sino también de ser un espejo de la historia personal de las gentes comunes.

A través del retrato intimista de esa familia, el realizador da testimonio del panorama social de ese país, de no pocas similitudes con el nuestro.

Más allá de la cruda realidad de las clases pobres mexicanas, en un esquema que se reproduce con diferentes matices en el resto del continente, se reconoce como otro factor común de nuestra historia la violencia de grupos paramilitares entrenados para la represión.

Una de las favoritas para quedarse con el Oscar, “Roma” cumple con el postulado de Borges:

A veces en las tardes una cara/ nos mira desde el fondo de un espejo;/ el arte debe ser como ese espejo/ que nos revela nuestra propia cara.

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