Video: Cruzaron desiertos, playas y montañas en bicicleta y en familia

Karim apenas empezaba a dar sus primeros pasos y aun no pronunciaba palabras, cuando sus papás vendieron todo, dejaron sus trabajos, montaron sus bicicletas con carro de bebé y salieron a cumplir un sueño: llegar al fin del mundo pedaleando.

Sebastián Beltrán y Elizabeth Valbuena son una pareja de Bogotá (Colombia) que emprendió un viaje por Sudamérica en bicicleta, con su pequeño hijo, quien hace días cumplió dos años en el salar de Uyuni (Bolivia). Recientemente, la familia colombiana llegó a la Argentina, visitó Salta y ahora va camino al sur.

“Salimos de Colombia cuando Karim tenía 14 meses. Ahora llevamos ya diez meses de viaje y él es el cicloviajero más joven de Colombia, por lo menos eso es lo que creemos, por lo que hemos indagado”, dice Sebastián mientras observa fascinado a su hijo jugar la pelota en el centro de Salta, junto a otro niño que acababa de conocer.

Llevan más de 12.500 kilómetros recorridos y aún resta miles más. “Hicimos la mitad de Colombia, las sierras de Ecuador, la costa de Perú y luego el altiplano boliviano”, detalla Sebastián que conoció a Elizabeth hace siete años, estudiando Filosofía Antigua, en Bogotá.

Ambos vivían confortablemente en un departamento, en familia, hasta que el sueño impulsó un giro en la vida de estos jóvenes colombianos.

Sebastián asegura que toda la vida soñó recorrer América en bicicleta, mientras Elizabeth pasó por algunos cuestionamientos personales antes de proponerse este viaje: “Yo me he levantado por momentos pensando ‘y para qué trabajo tanto’. Era asesora comercial y tenía un sueldo muy bueno, pero había días que me preguntaba ‘y con qué fin y para qué estudio’. No me pasa eso en el viaje”, dice ella.

Entonces, decidieron vender todo lo que tenían en Bogotá para financiarse este viaje, el cual incluía gastos de pañales.

“Nuestro destino es Ushuaia ahora”, cuenta Sebastián. La familia planeta cruzar la cordillera en Mendoza, pasar el invierno en Chile y llegar a Tierra del Fuego en verano. “Si llegamos al fin del mundo, buscamos ir luego a San Pablo (Brasil)”, agrega.

“La idea es fomentar el uso de la bicicleta y dar a conocer que sí es posible viajar con bebés, con niños”, aseguran, reconociendo a la vez que hubo tramos difíciles en el trayecto, como la zona de las dunas desérticas de Perú en donde sintieron las altas temperaturas y la crudeza de lo inhóspito. “Pero las cosas también hay que saberlas vivir”, dicen.

“Los limites están en la cabeza”, sostiene Elizabeth, quien además advierte que, pese a algunos cuestionamientos que se hizo al principio de esta aventura, descubrió que la maternidad “no es limitación”. “Los sueños se cumplen, solo requieren un poco de esfuerzo”, acota Sebastián.

De esta manera, ambos -y Karim- buscan promover el cicloturismo y ya planean participar del Foro Mundial de la Bicicleta del próximo año, que probablemente se realice en Nepal.