Salteño convirtió billetes en obras de arte que recorren el mundo

Interviene billetes de 2 pesos con personajes de figuras pop.

24 Feb 2019
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Todo comenzó con un impulso. Había un billete roto de 10 pesos y a Sergio Guillermo Díaz se le antojó dibujar. Con una  bic empezó a trazar los rasgos de Darth Maul, uno de los malos de Star Wars, saga de la que es fanático. El rostro diabólico reemplazó al de Manuel Belgrano. Le gustó dibujar. Y siguió con más billetes de dos pesos.

Cuando las pinturas se empezaron a viralizar, los billetes de dos pesos empezaban a escasear. Ya no valían nada: te daban caramelos en su reemplazo, saquitos de té. Pero él empezó a acumularlos y a convertirlos en arte.

“Trabajar un billete es algo que se da desde hace mucho. Desde escribir mensajes y hacerlos circular. Frases religiosas, chistes. Mensajes de amor”, dice Guillermo Díaz a LA GACETA. Sabe que, en teoría, era ilegal intervenirlos y hacerlos circular. Pero eso de intervenirlos, encuadrarlos y colgarlos en una pared, definitivamente no está contemplado por la Ley en el país.

“Me gusta dibujar personajes y por ahí sí me piden cosas muy particulares, me hacen encargos. Voy medio lento con eso, por una cuestión de tiempo. Al comienzo era hacer una pintura rápida, yo tengo otro trabajo en mi carrera artística y demanda tiempo, y esto fue como un escape. Para mí fue volver a pintar, trabajar estos personajes que a mí me encantan y no los había incluido en mi otro trabajo, después se volvió una especie de vicio”, dice.

Ese vicio particular se volvió viral en las redes sociales. Además de los pedidos particulares, llegó la posibilidad de exponer en otros países. Parte de su obra fue incluida en Cash is King, libro de arte que recopila intervenciones en billetes de todo el mundo.

En un primer momento pintar un billete le llevaba dos, tres horas. Ahora es más detallista: la jornada de trabaja se extiende por un día, a veces dos. Con una lupa, se encarga de los detalles. Un trabajo minucioso, casi obsesivo.

Sergio tiene 35 años y nació en General Güemes, Salta. Pinta desde que tiene memoria. No tiene un estudio. Pinta en la cocina o donde haya un espacio. La pasión no se pone exquisita cuando necesita desbordarse. Esto que empezó como un pasatiempo o una forma de reencontrarse consigo mismo, se convirtió en firma. Todo por dos pesos.  


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