Ayudaron a una mujer embarazada atrapada en un ascensor y los despidieron

El hecho desató quejas por parte de inquilinos y propietarios quienes aseguran que la falta de seguridad y mantenimiento viene de hace años.

26 Feb 2019
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Vecinos se reunieron en las puertas del Complejo Arenales. LA GACETA

El Complejo Arenales es un conjunto de edificios ubicado en la zona sur de la ciudad. Con un césped prolijo, flores y plantas propone un lugar tranquilo para vivir, sin embargo, propietarios e inquilinos reclamaron la falta de seguridad y mantenimiento que existe puertas adentro. 

La indignación de los vecinos surgió luego de que una mujer embarazada quedara encerrada en un ascensor de la planta B. La joven había tomado el ascensor sin imaginar que se estancaría en el tercer piso manteniéndola encerrada por más de media hora.

Cristian Martínez, quien trabaja hace más de nueve años en el lugar al igual que sus compañeros, contó a LA GACETA que el administrador llamó a la empresa de ascensores luego de enterarse de lo sucedido.

La demora obligó a los jóvenes a romper la puerta del elevador para poder socorrer a la mujer. Y justamente por esto los cinco trabajadores quedaron sin su fuente laboral.

“El administrador ahora dice que nosotros hemos echado a perder el ascensor, que lo rompimos nosotros. Pero están de testigos todos que se lo hizo porque había que sacar a la señora de ahí”, dijo Martínez.

Los ascensores se encuentran en reparación y están fuera de servicio. LA GACETA

Esta mañana, los trabajadores se reunieron en la puerta del complejo para reclamar plata que el jefe les debe. Contaron que siguen en la espera, desde el año pasado, de un bono de cinco mil pesos y lo acusaron de no pagar el monto que figuraba en sus recibos de sueldo.

Por su parte, tras enterarse de la noticia, los propietarios expresaron que los ascensores tienen muchas fallas y que no se los mantiene.

“No se puede hacer nada. Vos gritás y viene un vecino, se baja y avisa al administrador o a ellos”, dijo uno refiriéndose a los empleados. Marcela Lopéz, también vecina del lugar, agregó: “El problema de los ascensores no solamente es en la torre B. Yo, por ejemplo, vivo en la G y tenemos que estar atentos porque todo el tiempo se cierran las puertas”

Tras lo ocurrido, los elevadores quedaron fuera de servicio y en reparación. Uno de los trabajadores que los revisaba aseguró que se trataba de “problemas viejos” y que “la cosa estaba difícil”.

Irregularidades: una tras otra

Enfurecidos y preocupados, los vecinos definieron a la gestión vigente como la peor. Denunciaron que, además no controlar los funcionamientos de los ascensores, no se realizan fumigaciones en el jardín lo cual es necesario debido a los grandes descampados que se encuentran a su alrededor.

Martínez, además, expresó que no se cumple con las condiciones de seguridad. “Las mangueras están vencidas. Bajo de los ascensores está lleno de agua y ahí hay electricidad”, reclamó.

Rubén Sosa, encargado de la torre F, contó que se encuentran a la espera de una asamblea judicial pactada para el nueve de marzo.

“Tuvimos que pagar para hacer esto judicial, viene un veedor. Se tiene que ir, ya no damos más”, concluyó.

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