Con el aceite de cocina se pueden producir biocombustibles

“Byos”, una firma tucumana, produce combustibles de origen renovable a partir del aprovechamiento de aceites vegetales usados.

01 Mar 2019
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TUCUMÁN.- En 1912, el ingeniero alemán Rudolf Diesel, creador del motor de combustión que lleva su nombre, había previsto que el uso de aceites vegetales para la creación de combustibles podría adquirir gran relevancia en un futuro. La predicción de Diesel aseguraba que, incluso, llegarían a convertirse en “sustitutos del petróleo y el carbón” de aquellos días. Ese futuro, que ya aconteció en gran parte del mundo, encuentra en el Tucumán del siglo XXI una nueva puerta de entrada. Ocurre que un grupo de emprendedores salteños radicados en la provincia procura producir biocombustibles a partir de los aceites vegetales desechados de manera cotidiana en casas, bares y restaurantes. Su principal aliciente: salvaguardar el medio ambiente del inmenso poder contaminante que el descarte de ese producto de cocina ocasiona tras la fritura de alimentos.

Cañerías tapadas, la aparición de roedores, una alteración irreversible de la flora y la fauna, y la desertificación de los suelos fértiles son sólo algunas de las consecuencias nocivas que surgen al verter aceite por los resumideros. No obstante, la más grave entre todas ellas es la contaminación del agua potable. Numerosas investigaciones científicas estiman que sólo un litro de aceite vegetal inhabilita el uso y consumo de más de mil litros de ella.

Diego Rubén Koss, que es ingeniero en Medio Ambiente de la Universidad Nacional de Salta, siempre tuvo interés en la utilización del aceite vegetal como materia prima para producir biodiésel. En España, durante el cursado de una maestría en energía renovables y eficiencia energética vio de cerca cómo los mecanismos para generar negocios a partir de esa innovación ya se encontraban “aceitados” en el Viejo Mundo. Ya de regreso, se propuso cumplir con esos objetivos. Así, junto con su hermano Adrián Koss, que es contador, y sus primos Ariel Katz, administrador de empresas; y Joaquín Kirschbaum, ingeniero industrial, fundó “Byos”, un emprendimiento que se dedica al acopio de aceites vegetales usados y a su reciclaje en Tucumán.  

El proyecto de los profesionales salteños se encarga de recolectar -de forma gratuita- el aceite desechado por diversos locales de la provincia. Por medio de la firma de “convenios”, los emprendedores proveen recipientes a sus “clientes” para que almacenen los restos del producto de cocina desechados tras la elaboración de frituras. Una vez llenos, personal de la firma traslada lo almacenado a una planta provisoria instalada en Lomas de Tafí, en donde se inicia el proceso de filtrado, purificación y decantación para obtener la base del biodiésel. Según la explicación ofrecida por Koss, mediante los “métodos artesanales” de la empresa es posible obtener hasta un 90% del combustible final. El proceso productivo continúa con la venta del aceite vegetal filtrado a empresas de Buenos Aires, Córdoba y Rosario. En ellas, culmina la transformación de los aceites en un biodiésel listo para ser utilizado en motores.

“En este negocio, la teoría puede sonar sencilla pero en realidad tiene un gran nivel de dificultad. La logística para recolectar los productos y el cálculo de los gastos resultan muy complejos”, afirma el ingeniero salteño. Desde que iniciaron con esta actividad hace cuatro años, ninguno de los socios había podido dedicar gran parte de su tiempo al emprendimiento. Por ello -cuenta Koss- en octubre de 2017 decidieron contratar a un gerente para impulsar el negocio. “Ninguno de los cuatro se podía dedicar full time a esto y por eso iba lento. Llegamos a un punto en el que debimos decidir si cerrar o poner a alguien para que pueda dedicarse plenamente al contacto con clientes y proveedores. Y así fue como Virgilio Tula se sumó al equipo como gerente general”, recuerda. Pese a que desde entonces “Byos” ha funcionado de manera ininterrumpida, aún continúa presente una serie de desafíos por superar. “No es un emprendimiento que se autosustente. Tiene fines muy sociales y ambientalistas. Todavía en la parte económica estamos intentando llegar a un punto de equilibrio”, reconoce Koss. Consultado sobre los costos del proceso, el especialista indicó que, si bien producir el biodiésel “no es muy caro”, la inversión inicial sí lo es debido al alto valor de los insumos utilizados. El pago de los operarios contratados y de las camionetas alquiladas se suma a la lista de costos por afrontar.

“Alianzas” estratégicas con municipios

Por medio de la firma de un comodato con la intendencia de Tafí Viejo, “Byos” mudará su planta al predio de la fábrica de reciclaje del municipio. La intención es mecanizar el proceso en el lugar para así aumentar la producción. “Con fines ambientales, sería muy bueno que las municipalidades den incentivos a los negocios que entreguen sus aceites usados”, sostiene Koss. Por ello, la compañía ya ha entablado relaciones con autoridades de otras intendencias para avanzar con la instalación de “puntos verdes” en donde la población pueda depositar sus aceites usados.

Los salteños anhelan con convertirse en productores y proveedores de un biodiésel 100% finalizado. El primer paso para lograrlo ya está en marcha. Aún así, la ambición es mayor: en el largo plazo, el objetivo es exportar los productos. (Por Juan Martín De Chazal)

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