Cómo es recuperarse de un TEC grave

Karina cuenta cómo ayudó a su pareja, Javier, en el proceso de rehabilitación. Secuelas.

16 Mar 2019
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La vida de Javier López y Karina Amado cambió de repente y sin aviso el 26 de mayo del año pasado. Ella lo encontró en el hospital Padilla rodeado de máquinas, cables, sondas, olores extraños. Su pareja había sobrevivido a un terrible accidente en la ruta 9, a la altura de San Andrés.

Las chances de que Javier se salvara eran muy pocas. Cada minuto que pasaba y él respiraba era un milagro. El diagnóstico era TEC. Karina nunca le había prestado mucha atención a esa sigla médica, que significa Traumatismo Encéfalo Craneano. Tres palabras que iban a marcar sus días para siempre. ¿Qué es eso? ¿Cómo se va a recuperar? Las preguntas no paraban de surgir. “Por suerte los médicos fueron muy pacientes, nos explicaron con mucho detalle y nos ayudaron a entender todo este proceso”, recuerda Amado.

En estos días hemos escuchado mucho hablar de TEC, tras la caída que sufrió el lunes pasado el cantante Sergio Denis cuando daba un concierto en Tucumán. Y si bien no hay un caso igual a otro, los traumatismos de cráneo se han convertido en una gran preocupación para la Salud Pública, ya que los accidentes de tránsito están disparando estas lesiones. Hoy el TEC es la primera causa de muerte en personas menores de 45 años y es también la principal razón de discapacidad.

Según el último informe sobre seguridad vial presentado por la Organización Mundial de la Salud, más del 95% de las personas que sufrieron un accidente presenta algún tipo de consecuencia emocional, conductual y/o motriz que termina por impactar en su calidad de vida social, laboral y personal.

Las personas afectadas deben comenzar un largo proceso de rehabilitación. Esta situación requiere un tratamiento en el que intervienen diversas profesiones y especialidades de la medicina para lograr la mejor calidad de vida posible del paciente y su familia. Aquí, el testimonio de lo que le pasó a Javier, un abogado de 46 años que estuvo casi siete meses internado. Lo operaron dos veces y aún sigue en rehabilitación.

“Javier sufrió un TEC grave. No tenía muchas chances de sobrevivir. Había que esperar 72 horas. Recibimos una gran contención de los médicos del Padilla. Vivíamos el día a día con angustia e incertidumbre. Aunque demoró mucho en abrir los ojos debido a las lesiones que había sufrido, a las dos semanas empezó a responder a los estímulos que le dábamos. Nunca dejé de hablarle. Le ponía canciones, lo acariciaba. Cuando le decía algo al oído, él sonreía. A los 20 días le dije: ‘Javier, si estás bien, levantame el pulgar’, y él respondió. De ahí empezó un largo camino que todavía sigue”, explica.

Los fisiatras, fonaudiólogos y acompañantes terapéuticos empezaron a visitarlo aun cuando no se podía mover ni emitir palabras. Cuanto antes comience la rehabilitación es mejor. “Sabíamos que iba a ser un proceso de dos o tres años. Su memoria se vio muy afectada. Al principio, ni siquiera sabía quién era yo, ni mi nombre. Tuvo que empezar de cero con todo: aprender de nuevo a hablar, a comer, a leer, a escribir, a sumar y a restar”, enumera.

Las secuelas de un accidente impactan en todo el entorno del afectado con un TEC. Para la familia muchas veces lo más duro es entender que esa persona nunca volverá a ser la misma Además del tiempo que deben dedicarle, aparecen otras cuestiones, como la económica. “Es un proceso largo y costoso. No hay plata que alcance. Es muchísimo lo que se gasta para atenderlo, para tener un enfermero las 24 horas. Yo presenté un amparo en la obra social; se pidió ayuda a otros familiares. Al principio yo ni podía trabajar y como soy abogada independiente eso me afectaba mucho”, explica Karina.

¿Cómo está hoy Javier, a 10 meses del accidente? “Se rehabilita de forma excelente. Ya camina y se relaciona perfecto. Aún no puede estar solo. Tampoco ha vuelto a ejercer como abogado aunque habla mucho de su profesión”, cuenta. Según detalla, está muy lúcido.

¿Qué le aconsejarías a alguien que pasa por una situación similar a la que transitaron ustedes?, le preguntamos. “Que estén contenidos por la familia y también por profesionales terapéuticos especializados, que debería tener el hospital para poder sobrellevar el día a día. Y sobre todo no perder la fe y la esperanza -responde-. Todos me dicen que Javier no volverá a ser el de antes y lo sé; pero estoy muy contenta con la persona que es y cómo se está recuperando. Está vivo y es lo más importante. Se que va a salir adelante, a su manera. Y me alegra que conserve su esencia: sigue siendo el hombre dulce y cariñoso que conocí; un ser que ama la vida, que jamás tiene un mal día”.

"No siempre estas lesiones requieren una cirugía"

Cada 20 de marzo se celebra el Día Internacional de la Toma de Conciencia sobre el Traumatismo de Cráneo (TEC). Si bien sabemos que los accidentes de tránsito son la principal causa de estas lesiones en el país, también se dan en menor medida por caídas (sobre todo en niños pequeños menores de cuatro años y en adultos de más de 75) y por agresiones físicas.

El neurocirujano Álvaro Campero explica qué es un TEC: “se define como cualquier golpe en la cabeza, de relativa intensidad. Puede ser leve, moderado o severo. En un TEC se producen lesiones primarias (es decir, en el momento del golpe); ejemplo: una fractura del hueso. Pero con las horas se producen lesiones secundarias; ejemplo: la inflamación del cerebro, que se denomina edema”.

Según detalla, no siempre son lesiones que deban operarse. “En general cuando hay un hematoma (coágulo), se opera y se lo drena. En algunos casos no hay un coágulo, pero sí edema; en esos casos se coloca un cable dentro del cerebro que mide la presión intracraneana. Si sube la presión intracraneana, hay que bajarla con tratamiento médico. Si no baja con medicación, se opera (se saca una parte del hueso del cráneo), para darle más espacio al cerebro hinchado”.

Las secuelas de un TEC pueden ser muy variadas, añade el neurólogo Federico Pelli Noble. En algunos casos no se ven consecuencias del golpe y en otros dejan secuelas graves. Todo depende del área dañada y del tamaño de la lesión. “Lo que se haga en los primeros minutos de la lesión es fundamental. Después, se evalúan las secuelas y se diseña un plan de rehabilitación según el caso”, precisa.

Campero detalla que las secuelas pueden ser físicas (falta de movimiento) y/o cognitivas (no puede razonar). “En el cerebro izquierdo, en casi todas las personas, está el área del lenguaje. Por eso siempre es peor una lesión de ese lado”, especifica.

> Qué tenés que saber sobre el TEC
 Las poblaciones más afectadas son los niños menores de 4 años, los adultos jóvenes y los mayores de 75 años.
En los jóvenes la principal causa son los accidentes de tránsito.
En chicos y adultos mayores la principal causa son las caídas.
Los hombres son más afectados que las mujeres.
En Argentina fallecen unas 10.000 personas por año a raíz de coaliciones vehiculares.
Los traumatismos son la primera causa de discapacidad neurológica en adultos jóvenes.
Los accidentes con vehículos de motor son los que generan mayor hospitalización.
En el 67 % de los casos las lesiones son leves, mientras que un 19 % es moderado y un 14 % es grave.
El 48% de los lesionados en los choques son motociclistas y el 27%, automovilistas.

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