Colgó la sotana y salió del clóset: las confesiones de un cura gay

Se crió en Salta con sus tías, a los 21 tuvo su primera experiencia homosexual y a los a los 40 años abandonó el sacerdocio para casarse con Oscar.

21 Mar 2019

Pablo se ordenó al sacerdocio en Salta, donde se crió con sus tías desde los 10 años. A partir de allí comenzó su misión como religioso que lo llegó a distintos lugares del mundo hasta que, luego de su primera experiencia homosexual,  reconocerse como gay y enamorarse, colgó la sotana a los 40 años y se casó con Oscar.

Las confesiones de este cura fueron recientemente publicadas por el sitio vice.com y reproducidas luego por varios medios locales, caratulándolas como escandalosas, considerando que Pablo habla de sexo durante su sacerdocio, en “telos del conourbabo” y hasta en el Vaticano.

En la entrevista, este ex cura confiesa que su primera experiencia homosexual fue cuando tenía 21 años, mientras cursaba el seminario. Fue con compañero de intercambio, un colombiano al que prefiere no dar su nombre pues sigue siendo sacerdote.

Pablo, oriundo de San Luis, cuenta que a sus 10 años, cuando murió su mamá, se mudó a Salta donde fue criado por sus tías. “Ellas me hicieron tomar la comunión y confirmarme. Inculcaron en mí una espiritualidad que marcó el primer rumbo de mi vida. Arranqué como asistente de un cura que me convenció para ir a un retiro espiritual. Aunque al principio no me cerró, al año siguiente me metí en el seminario. Terminados mis siete años de estudios, me ordené en Salta y ahí arranqué como sacerdote”.

A partir de allí, el religioso fue ordenado en distintos lugares de Latinoamérica. Pero reconoce que en la Ciudad de Buenos Aires vivió sus mejores  años de su vida eclesiástica. Además de sus tareas como sacerdote, ejerció como docente y allí llevaba una doble vida. Pero si se encontraba con otro hombre era siempre en algún telo del conourbabo, nunca de CABA, por miedo a que alguien lo reconociera.

"Un día entré a Google y puse "sala de chat gay'. Había miles. Ahí hablaba con tipos y si había onda nos encontrábamos, lo hacíamos y ya está. En esos sitios conseguía más ‘adeptos’ cuando decía que era cura”, confiesa.

En esos chat escribía: "¿Quién quiere ... un sacerdote?'”

“Y me llovían las propuestas – asegura-; hay mucho morbo con eso. Algunos me pedían que me ponga la sotana. Una vez también apareció otro cura. Hubo algo pero terminamos siendo grandes amigos. Nos confesábamos el uno con el otro. De los curas con los que estuve, con algunos compartía esa presión de estar viviendo dos vidas, pero para otros era algo totalmente normal", cuenta Pablo al periodista Fernando Pagano, para vice.com.

Muchos años después, Pablo volvió a San Luis y conoció allí a Oscar, de quien se enamoró y por quien decidió abandonar el sacerdocio y la doble vida que le permitía saciar sus deseos sexuales, reprimidos por la obligación del celibato y la condena social.

A pesar de haberse alejado de la institución, el hoy ex cura sostiene sus creencias. Tuvo que aprender a practicar su fe de otra manera,  junto a su marido, también con un trasfondo religioso muy marcado. Según el relato del artículo periodístico, en su casa de Pablo y Oscar no faltan cruces e imágenes de distintas vírgenes.

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