Las cosas siguen igual de mal en la Selección argentina

En el regreso de Messi luego del Mundial, la Selección volvió a decepcionar. Mostró una de sus peores caras y fue superada casi de principio a final por Venezuela. El 1-3 es un cachetazo durísimo para un equipo que busca su mejor nivel de cara a la Copa América.

23 Mar 2019
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CUMPLIÓ. Lautaro Martínez tuvo una chance y no falló. El delantero de Inter marcó el transitorio 1-2. reuters

Pasó casi un año de aquella caída humillante 6-1 contra España, en el “Wanda Metropolitana”. Atrás también quedó un Mundial (en el que Argentina no dio pie con bola y terminó volviéndose a casa mucho antes de lo pensado). Hubo cambio de entrenador (Lionel Scaloni sustituyó a Jorge Sampaoli) y hasta Lionel Messi se tomó algunos meses sabáticos antes de volver a calzarse “la albiceleste”.

Pero ayer, en el regreso del “10”, la Selección fue un “Lio” enorme. En el mismo escenario que en la derrota ante la “Furia”, Venezuela también le hizo morder el polvo, dejando en evidencia que lo de Argentina es mucho más grave que una simple renovación de caras o cambios generacionales.

“Debemos entender que no somos los mejores del mundo”. La frase enunciada por varios campeones del mundo en México 1986 es clara pero lleva irremediablemente a que puertas adentro se necesite de un mea culpa extenso y sincero para poder retomar el camino del éxito. En la previa a esta fecha FIFA, que le sirve a los combinados nacionales para pulir detalles de cara al futuro (para la Selección es vital teniendo en cuenta que en junio debe disputar la Copa América en Brasil), muchos se preguntaban qué hacía Argentina disputando partidos contra combinados de tercera línea en la escala de valores del fútbol mundial, como Venezuela o Marruecos, al que enfrentará el martes.

“Hay que medirse contra equipos en serio, que tengan potencial”, aseguraban algunos, minimizando el nivel de la “Vinotinto”. Pero lo único cierto es que esta Selección, hoy, no está a la altura de nadie. Este equipo repite los mismos errores desde 2005, cuando Messi apareció en escena y todos se ilusionaron con que sería él quien llevaría a los primeros escalafones del fútbol mundial a Argentina. Desde ese mismo instante se insiste en armar un equipo que juegue para él.

Pero pasan los fracasos, y nadie aprende de los errores cometidos. ¿No sería mejor que “Lio” forme parte de un equipo que funcione como tal, siendo un engranaje más dentro de esa estructura?

Es cierto que un equipo de fútbol no se ensambla de un día para el otro. Lleva tiempo conseguirlo, horas y horas de trabajo. Pero para que ello ocurra hay que tener clara una idea de juego y trabajar sobre ella. Ayer Scaloni cambió tres veces el esquema en 90’ y así es imposible que las cosas salgan bien.

Venezuela tiene varios futbolistas que fueron subcampeones del mundo Sub20 en 2017. De la mano de Rafael Dudamel, apostó al crecimiento con un proyecto serio a largo plazo. Y la “Vinotinto” ya no es ese equipo del que todos se aprovechan. En Madrid le dio una lección de fútbol a Argentina. La venció 3 a 1 y le dio un nuevo mensaje: las camisetas y los nombres ya no juegan ni pesan como antes. Si no, que lo diga la historia reciente, esa que viene pegándole duro a Messi y compañía.

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