Fernando Marengo sobre la economía Argentina: “hay que poner la casa en orden”

El economista describe los dos escenarios que se le presentan a la Argentina.

31 Mar 2019
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El escenario de 2018 es muy diferente al de este año. Lo que pasó el año anterior se vislumbró en los indicadores socioeconómicos con caída de la actividad y, naturalmente, del consumo, y con incremento de la pobreza y del desempleo. Pero hay luz al final del túnel. “Son consecuencia de proceso de ajuste de la economía a la nueva restricción presupuestaria de no tener financiamiento externo. Es vivir básicamente con el PBI nuestro”, dice a LA GACETA Fernando Marengo, economista y socio de Arriazu Macroanalistas. “Más allá de que los datos interanuales fueron muy negativos, mejoraron en la comparación mes a mes anterior y muestran que la caída, en los últimos tres meses, se estabilizó, o se ha dejado de caer”, acota en la entrevista con nuestro diario.

-¿Por qué se estabilizó la caída?

-Fundamentalmente porque se está ingresando a una cosecha récord, porque a Brasil le está yendo relativamente mejor, porque frenaste la salida de capitales, porque fiscalmente este año el ajuste va a ser más chico que el año pasado. Y la gran incógnita era qué podía pasar con créditos; el año pasado tuvo una contracción muy fuerte.

-¿Qué se puede esperar de la economía que viene?

-Yo separaría dos escenarios: uno donde vos lográs estabilizar el tipo de cambio, desacelerar la inflación, que bajen las tasas nominales de interés y que a la cosecha récord, al Brasil mejor, al menor ajuste que el año pasado y a la menor salida de capitales, le sumés una expansión del crédito. En el otro escenario, no se estabiliza el tipo de cambio, con lo cual la salida de capitales que frenaste durante los últimos tres o cuatro meses, no logre evitar más salidas. Que el tipo de cambio se deprecie y, con ello, que no baje la tasa de inflación. Y que el crédito no se expanda. Que la situación social se deteriore. Que te genere la posibilidad de que a la elección la gane un candidato que no sea del agrado del mercado. Y que se profundice la dolarización de portafolios.

-¿Puede ocurrir el primero?

-Yo diría que sí; no es tan difícil. ¿Pero qué se necesita? Que al Gobierno le autoricen a vender dólares en el mercado de cambio, que es lo que no está logrando. ¿Hoy cómo se interviene en el mercado de cambios? Vendiendo a futuros, que es una forma indirecta e imperfecta; subiendo la tasa de interés, que llega un momento que no sirve más la suba de tasas, porque si te fijás desde fin de febrero hasta hoy el tipo de cambio se depreció 8%. Ese 8% mensualizado, si lo anualizás, te da una tasa de interés del 150%. O sea, si sabías que el tipo de cambio tendría el recorrido que tuvo durante las últimas tres semanas, pedía tasa de interés del 150%. Entonces hay momentos en los que la tasa de interés no tracciona más.

-¿Qué se le puede transmitir a la gente sobre el futuro?

-Cuando uno ve las experiencias de otros países, que lograron procesos de crecimiento sostenido en el tiempo, bajar la pobreza y la inflación, y que fueron exitosos económicamente, observa que los problemas no se resuelven de un día para el otro. Que la forma de solución es poniendo la casa en orden, y que poner la casa en orden tiene costos para algunos sectores, que esos sectores claramente no quieren pagar los costos, lo que genera mucho ruido, mucha volatilidad, mucha incertidumbre. Es el único camino posible. Cuando alguien plantea soluciones milagrosas, atajos, no nos está diciendo la verdad en realidad. Lo único que se le puede decir a la gente: no hay otro camino de hacer las cosas que no sea otro cómo se las está haciendo. Podemos discutir si comunican bien o mal (en el Gobierno), pero lo que es crucial es no ir más allá de tus límites, no tener déficit fiscal, no podés expandir el consumo doméstico si no tenés crecimiento para lo cual necesitás inversión, sino es depender de las cuentas externas.

Elecciones e inflación

Las expectativas del mercado

Según Fernando Marengo, es fundamental que haya consensos sociales a la hora de tomar medidas  que causen fricciones en todos los sectores de la economía. ¿Cuál es la razón? El economista explica que se relaciona con la denomina “la guerra de desgaste”: cuando se acaba el financiamiento, hay que ajustarse. “Nadie quiere pagar la cuenta y, si querés hacer las cosas bien, no tenés que postergar un plan de estabilización. Entonces, si no queremos una guerra en sentido figurado, todos deben poner algo para evitarla porque, de otro modo, la termina pagando el eslabón más débil”, explica.

-¿Por qué le cuesta tanto a la Argentina recuperar el valor confianza?

-Yo separaría en dos partes. Uno por la historia que tenemos, y la segunda es por las expectativas a futuro. El mercado ve que hay candidatos que no generan confianza.

-Algunos sectores del mercado ven un “overshooting” si gana Cristina Fernández, y, en menor medida si gana Roberto Lavagna...

-El primer desafío que tendrá el próximo gobierno será renovar U$S 30.000 millones de deuda que vencen el año que viene. Dependiendo de cuál sea la relación de ese Gobierno con el tipo de cambio, va a ser más fácil, más difícil o imposible lograrlo. Si es fácil, tenés dólares y, por lo tanto, un tipo de cambio más controlado. En el otro extremo, si resulta imposible, posiblemente se tenga un salto en el tipo de cambio.

Si el tipo de cambio se vuelve a mover, los precios van a ajustarse a eso. El riesgo es que se metan en la inflación. Como la pobreza se mide en términos de poder de compra, cuando sube la inflación aumenta...Y también el malestar político. La clave es la estabilización del mercado de cambios, que es lo que va a permitir que baje la inflación y la tasa de interés; que se pueda seguir con este incipiente proceso de recuperación que se dio en los últimos meses.

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