Trabajo en negro y bajos sueldos: realidad que golpea a diario al personal doméstico

Desde 2013 se reglamentó un régimen especial para las trabajadoras de casas particulares, aunque en los hechos aún se está muy lejos del reconocimiento de sus derechos.

03 Abr 2019
1

Imagen ilustrativa tomada de Clarín

El 3 de abril de 2013 se promulgó el régimen especial de contrato de trabajo para el personal de casas particulares, medida destinada a mejorar la situación laboral de las empleadas domésticas. Pese a esta medida hoy los sueldos están desactualizados y el desempleo afectó de manera notable a las trabajadoras domésticas.

A partir de 2015, cada 3 de abril es día no laborable para el personal doméstico. Pero la realidad indica que muchas de las personas que trabajan en casas particulares se ven obligadas a resignar este día y que luego de seis años de promulgada la norma aún se está lejos de una mejora sustancial en sus condiciones laborales.

“Muchas de las chicas no trabajaron, otras sí porque entendemos que somos una parte esencial de las casas en que trabajamos”, comentó a LA GACETA Ana Díaz, referente del grupo de Empleadas de Casas Particulares “Unidas Podemos Lograrlo”. La trabajadora contó que solo en algunos casos se paga la jornada doble que corresponde en caso de que las empleadas trabajen en esta fecha ya que a veces el arreglo es a través de la devolución del día o de las horas trabajadas.

La falta de representatividad gremial es otra de las realidades que afectan a las trabajadoras de este sector y hace aún más difícil la lucha por los derechos de las empleadas domésticas. Fue por eso que desde hace unos años varias de ellas se agruparon en “Unidas podemos lograrlo”, grupo que tiene 500 integrantes en Facebook y 220 en WhatsApp.

A través de este agrupamiento lograron mayor visibilidad de sus problemáticas a nivel local pero saben que aún falta mucho camino por recorrer en la lucha por sus derechos laborales.

“Con la nueva reglamentación lo único que se obtuvo fue una mejora salarial y la ART (Aseguradora de Riesgos del Trabajo), aunque muy pocas la usan porque hacemos nuestro trabajo muy cuidadosamente”, indicó Díaz.

Sueldos miserables

Uno de los principales pedidos del sector al que representa Díaz es un mayor aumento salarial ya que según comentó la trabajadora “hoy por hoy los sueldos están entre la indigencia y la pobreza”.

Y detalló que “una empleada de tareas generales categoría cinco trabaja 192 horas mensuales y cobra $11.046”. Esta cifra representa un pago mísero de $57,53 por hora trabajada.

Díaz apuntó que desde julio del año pasado hasta marzo de este año sus sueldos tuvieron un incremento del 25%, lo cual implica una pérdida del valor adquisitivo de sus salarios ya que según las cifras del INDEC la inflación acumulada del año pasado fue de 47,6%.

Por otro lado, la trabajadora domestica contó que en marzo solo obtuvieron un aumento salarial de $1 por hora trabajada.

Por eso una de las principales demandas del sector es llegar al menos a un aumento salarial que se acerque más al salario mínimo, vital y móvil.

Trabajo en negro y desempleo

“La mayoría de las chicas trabajan en negro, trabajan por hora y están perjudicadas en su trabajo” comentó Díaz y agregó que esta situación se da debido a la necesidad de trabajar que tienen las mujeres que se dedican a las tareas domésticas en casas particulares. “Necesitamos trabajar y muchas veces aceptamos esta situación, aunque algunos se aprovechan de eso”, agregó.

La crisis económica ha impactado fuertemente en sus trabajos y al respecto la trabajadora comentó que “ha aumentado el desempleo, les han mermado horas de trabajo a las chicas a raíz de que nuestros principales empleadores son empleados públicos y de comercio”. Y sobre este tema concluyó que “si ellos pierden nosotras también”.

Otra de las preocupaciones de las trabajadoras domésticas es la existencia de agencias que las emplean de forma clandestina y también en negro, ya que cierto porcentaje de lo que les pagan queda en estas agencias y además están fuera de todo marco legal en cuanto a sus derechos laborales.

Con dolor Díaz concluyó expresando: “nos sentimos tan solas, nos duele andar en tantas casas”. Y agregó que muchas veces los empleadores “nos toman como opas, antes muchas mujeres no sabían que tenían derechos”.

El caso de Teo

Teo Colque llegó a Salta a los 16 años y se puso a trabajar cama adentro en una casa de familia. Lejos había quedado su San Antonio de los Cobres natal aunque se vio obligada a trabajar desde los seis años.

Durante 22 años trabajó en una casa de familia aunque según contó fue víctima de un engaño por parte de esta familia. “Me engañaron, me habían dicho que me hacían aportes pero no los hacían, después de una demanda laboral solo me reconocieron cinco años trabajados”, contó Teo a LA GACETA.

Luego de ser despedida allí, la mujer encontró trabajo en una casa en barrio Tres Cerritos, allí hizo sus labores durante 18 años pero fue despedida hace un mes. Conociendo algunos de sus derechos logró que le ofrezcan una jornada menos extensa con menos días de trabajo a la semana.

Por cada hora de trabajo Teo cobra entre $100 y $120, y se ve obligada a trabajar en varias casas para que lo que cobra le alcance para satisfacer las necesidades más básicas de su familia.

“Trabajaré hasta donde dé, toda la vida trabajé”, dijo Teo quien quedó huérfana a temprana edad y no pudo terminar sus estudios.

Visibilizando reclamos

Desde las 18 se realizó una marcha en plaza 9 de julio para visibilizar la situación de las empleadas domésticas de Salta. “No nos alcanza el dinero, queremos ser reconocidas por el trabajo que hacemos”, manifestó Díaz.

Otra de las demandas de las trabajadoras tiene que ver con el acceso a una tarifa diferenciada en el transporte público como ya ocurre en algunas de las provincias en que funciona el sistema SUBE.

“Queremos que la gente escuche la voz de las empleadas de casas particulares” afirmó la trabajadora y agregó que en muchos casos a las empleadas les pagan menos de lo que les corresponde ya que hacen tareas que no son reconocidas.

Pese a la reglamentación, aún se está muy lejos de mejorar las condiciones de las trabajadoras domésticas.

Comentarios