Tiemblan las etiquetas de “crimen”, “orden” y “maldad”

Una obra que aborda la imposibilidad de cerrar el círculo de la interpretación para el caso nada menos que de Lewis Carroll.

14 Abr 2019

NOVELA

LOS CRÍMENES DE ALICIA

GUILLERMO MARTÍNEZ

(Planeta - Buenos Aires)

Interpretar un escrito no es un acto absoluto que ocurra en la cabeza de quien lee, sino un juego histórico de fuerzas, un péndulo vivo entre dos mundos: el del escritor y el del intérprete. Guillermo Martínez nos invita a este raro viaje de la interpretación, porque la lectura profunda es una especie de policial eterno. El péndulo nunca vuelve al mismo punto: cuando invocamos el pasado para conocer a quien mueve la pluma contaminamos la escena con nuestros valores, pero, cuando regresamos, estamos nosotros mismos viciados por lo que hemos vivido.

En su novela Crímenes imperceptibles, Martínez analizaba una serie tan sutil de homicidios que nos ponían ante la duda de si se habían cometido o no. Aquí, introduce las variables históricas y biográficas para hacernos cuestionar la esencia misma de lo que es un crimen.

El trasfondo de la novela es la imposibilidad de cerrar ese círculo de la interpretación para el caso nada menos que de Lewis Carroll. Todo surge cuando un grupo de estudiosos quiere hacer una edición definitiva de la obra carrolliana, un punto final al péndulo de la interpretaciones. Pero la vida y la obra de Carroll no admiten sutura final: su polémica pasión por las niñas a quienes fotografiaba, la especial relación con Alice y su familia, el carácter polisémico de su obra llena de alegorías, nada de esto resiste que se le ponga dos tapas conclusivas. Los académicos y editores pagarán un precio exorbitante por intentarlo.

En la pesquisa encontraremos fotos, diarios secretos y réplicas criminales de pasajes del libro Alicia en el país de las maravillas. Nada es insignificante. Tampoco concluyente. Como decía Ortega y Gasset, cada paso pisa mil senderos. En la novela, los indicios no bastan nunca para prefigurar una ruta determinada: debemos errar por sus caminos, caer en sus agujeros y sufrir sus paradojas.

En un fragmento de Alicia a través del espejo, Humpty Dumpty se enoja con la niña porque no sabe si el huevo altanero lleva puesto un cinto o una corbata. Desde luego que la duda de Alicia es razonable porque en un huevo el cuello coincide con la cintura. En la trama de Los crímenes de Alicia nos vamos a encontrar con el temblar de etiquetas como “crimen”, “orden” y “maldad”. Este policial se desborda entonces hacia el lenguaje, hacia la posibilidad de interpretar un texto y una época. Es entonces imposible clasificarlo, y no recomendarlo.

© LA GACETA

SANTIAGO GARMENDIA

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