Dilemas en un mundo convulso*

12 May 2019

Por Felipe González

Vivimos en un mundo convulso. En todos los sentidos. Lo que nos resulta más inexplicable es que, por una voluntad difícilmente comprensible del presidente de los Estados Unidos, China es la defensora del libre comercio mientras que Estados Unidos lo es del proteccionismo. Si alguien lo hubiera dicho hace 50 años, no le habrían creído. Henry Kissinger, con quien hablo cada tanto, consiguió hace más de medio siglo separar a Moscú de Pekín. Trump, en un año y medio, ha logrado unirlos otra vez.

De un mundo bipolar, de Guerra Fría, hemos pasado a un mundo que podríamos llamar multipolar. Es un mundo lleno de conflictos. Kofi Annan explicó en un discurso la complejidad de esos problemas múltiples con esa tranquilidad propia de un secretario general de Naciones Unidos diciendo: “El mundo está lleno de múltiples y graves problemas pero está en manos de cabezas demasiado pequeñas para enfrentar esos problemas”.

Siempre nos miramos el ombligo. Cuando me preguntan algo, pienso primero en España. Los grandes consensos, que son los de la transición, en arte están amenazados en una época en que hay que recuperar acuerdos básicos para definir nuestro futuro en este mundo complejo y para decidir cómo nos insertamos en él. La crisis de 2008, que fue el segundo paso de la crisis -de la que se habla menos- del Sudeste asiático, es una crisis todavía no suficientemente explica en cuanto a sus causas. La magia de los buenos economistas es explicar lo que paso, no lo que va a pasar. Hoy sufrimos las consecuencias de 2008; reacciones de un nacionalismo irredento, el cierre de fronteras frente a la globalización. Se enfrentan los globalistas que intentan imponer la globalización sin matices con quienes intentan preservar un espacio de seguridad, que tienen como referente histórico al estado-nación como referencia de soberanía e identidad. Todavía concebimos a la democracia en ese espacio. Pero somos conscientes que ese espacio no es el único en que se toman decisiones que nos condicionan. Hay un espacio supranacional, que podremos aceptar o no, pero nos condiciona.

Por lo tanto, es mejor discutir qué elementos de gobernanza podemos introducir en ese marco que negarlo y replegarnos. Alguna vez me dijo un hombre de negocios, aquí en Argentina, que lo bueno de esta realidad es que el margen de maniobra para equivocarse era más estrecho. Siempre pensé que lo que es más estrecho es el margen de maniobra para hacer las cosas bien y que el margen de maniobra para hacer disparates es tan grande como lo fue siempre pero hoy tiene efectos más devastadores que nunca.

Felipe González - Ex presidente del Gobierno

de España

* Fragmento de la charla brindada en el Malba, de Buenos Aires, el lunes pasado.

Comentarios