Lleva 6 años dando vuelta al mundo en moto y quedó encantada con Salta

Anna relató su “viaje en solitario” y compartió su experiencia de recorrer el planeta por segunda vez, sobre dos ruedas.

19 May 2019
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I have a dream, la frase que lleva tatuada en su antebrazo derecho, no solo marcaría su piel. En español significa “tengo un sueño” y es lo que Anna Grechishkina quiso tatuarse hace más de seis años, cuando vivía en Ucrania y trabajaba en un banco como gerente de recursos humanos. En aquel momento, cuando la tinta sellaba su deseo, no se imaginaba que el sueño llegaría en dos ruedas y se concretaría más de una vez.

“Esta es la segunda vez que doy la vuelta por el mundo”, dijo Anna, durante su paso por Salta, donde pudo recorrer varios lugares que le fascinaron. Si bien esta fue la segunda vez que visitó Argentina, fue la primera que llegó a la provincia. Aquí fue hospedada por una familia salteña, con la que se hizo amiga y compartió algunos viajes, tal como sucede en cada sitio que visita.  

“La verdad que se hace difícilmente viajar rápido por acá, porque necesitas parar a cada rato para la foto, el paisaje es muy bello”, resaltó.

El 27 de julio de 2013, Anna dejó su casa para emprender este sueño que se extendió por años y alcanzó miles de kilómetros y personas.

“Quiero hacer el viaje más largo de una mujer sola”, aseguró, cuando lleva más de 2000 días viajando alrededor del mundo, habiendo cruzado los seis continentes, 70 países y recorrido más de 160.000 km. Pero el propósito es más ambicioso: “quiero hacer 3000 días en la ruta “no stop” y 300.000 kilómetros”, contó.

En Ucrania, trabajaba para un banco; llevaba siete años allí como gerente de Recursos Humanos. “Me gustaba, pero empecé a sentirme un poco aburrida, entonces empecé a salir en moto (en otra que tenía antes). Hice viajes cortos, de una, dos o tres semanas por diferentes países y eso lo disfruté. Fue lo mejor de la vida en ese momento. Hasta que un día decidí viajar alrededor del mundo”, recordó.

Según Anna: “en el banco tenía un buen trabajo, una buena posición, un buen ingreso de dinero. No tenía problemas, pero no era completamente feliz y no me imaginaba eso para toda mi vida. Tenía un sueño y decidí pelear por ello”.

“Al principio tenía algo de miedo. Había planeado un viaje de dos años, lo que ya era mucho tiempo. Y ahora llevo más de cinco años lejos de mi casa y no me parece tanto (ríe). Así, la idea original fue creciendo y acá estoy”, señaló.

Anna hoy tiene 39 años y convirtió al mundo y a su moto en su hogar. En cada sitio que visita, ofrece charlas motivacionales, en las que cuenta su experiencia y busca alentar acciones altruistas.

Cuando decidó irse de Ucrania, contó que hacía traducciones freelance en inglés o ucraniano, para recaudar fondos para el viaje. “Pero era dificultoso, entonces pensé en un sponsor de mi viaje”, detalló. La marca de su motocicleta apoya su emprendimiento y Anna registra todo su viaje para su blog y redes sociales.

Tras haber cruzado todos los continentes, dijo haberse maravillado con Sudamérica. “Principalmente me gustó la gente, es abierta, es amistosa, no me hicieron sentir como una extraña; me ayudaron, y pese a que hablo muy poco español, me entendieron”, aseguró esta ucraniana que hoy se encuentra recorriendo Bolivia, rumbo hacia el norte, camino a Paraguay, Brasil y Venezuela, por la costa; “porque la última vez que estuve, fui por el otro lado, anduve por Perú, Ecuador y Colombia”, recordó.

Luego irá hacia Norteamérica, Cánada y Alaska, para finalmente volver a Ucrania. “Dos años más de viaje será”, calculó y sonrió, como si aún este viaje pudiera volver a tomar otro giro.

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