“Leonardo Da Vinci tenía la capacidad de pensar el futuro”

A 500 años de su muerte, las creaciones de Leonardo siguen impactándonos. Le hubiera bastado La Gioconda para inmortalizarse pero su obra tiene una diversidad asombrosa. Fue pintor, arquitecto, escultor, ingeniero, músico y un inventor que se adelantó varios siglos a su tiempo. Fue autor de prototipos del helicóptero, el paracaídas, el tanque. Cronista antes del surgimiento del periodismo, ecologista antes de la concientización sobre el medio ambiente. En Todo lo que necesitás saber sobre Leonardo Da Vinci en el Siglo XXI (Paidós, 2019) Mercedes Ezquiaga y Héctor Pavón encuentran los rastros de su genialidad en la era digital. Así la capacidad de observación y la curiosidad que caracterizaron a Da Vinci, también impulsan a los dos periodistas para descubrir vínculos sorpendentes con temas como la inteligencia artificial, la neurociencia, Google y la posverdad

19 May 2019
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> ENTREVISTA A HÉCTOR PAVÓN Y MERCEDES EZQUIAGA

Por Verónica Boix

PARA LA GACETA - BUENOS AIRES

- ¿Por qué hoy Leonardo Da Vinci parece estar más vigencia que sus contemporáneos?

Mercedes Ezquiaga - Descubrimos que sigue vigente porque fue un adelantado a su tiempo. Reunió en una sola persona la ingeniería, la botánica, la arquitectura, una gran cantidad de disciplinas. Hoy es impresionante que Ferrán Adrià sea el Da Vinci de la cocina; y Tomás Saraceno, el del arte. Incluso nos dimos el gusto lúdico de encontrar que Björk es una artista que toca en sus recitales un instrumento diseñado por Da Vinci. Uno de los entrevistados del libro, José Emilio Burucua, habla de la plasticidad de la mente, es decir, hay mentes que tienen la habilidad de moverse de una disciplina hacia la otra con tranquilidad.

Héctor Pavón - Además, Leonardo tenía la capacidad de pensar el futuro. Es algo que puede parecer un cliché, pero para él fue clave. Pudo pensar el futuro en medio del renacimiento, que era una época donde estalló todo en términos culturales, sociales, políticos, económicos. Por ejemplo, estaba apasionado con la idea de volar. Ahí se cruzan dos cosas interesantes, la maquinaria que piensa para volar y su obsesión con los pájaros. De repente, va a una feria, compra canarios y los libera porque considera que los pájaros tienen que estar libres. Era un adelantado. Podía pensarse más allá de su contexto. Eso lo destacaba en esa Florencia llena de genios porque estaban todos trabajando con el presente. Puede ser un lugar común, pero pensar el futuro es proyectar tecnológicamente y culturalmente cómo sería el hombre.

- ¿Podría decirse que pensaba el futuro sin dejar de mirar naturaleza?

M.E. - Se lo considera el primer activista ecológico de la historia. Era vegetariano, estaba en contra de la matanza de animales, amaba la naturaleza. Y diseñó una ciudad ideal que tenía principios ecológicos para separar la basura. En ese momento era un hallazgo, un adelanto. En El libro del agua, que nunca se publica, hace una premonición. Escribe que si desaparece el agua de la tierra van a morir todos los animales, los seres humanos, pero la Tierra va a seguir. Hoy lo dicen muchos ecologistas. Sin saberlo, eso lo convierte en un exponente del siglo XXI.

- ¿En qué sentido su obra más conocida, La Gioconda, sería una influencer?

H.P. - Encontramos que es una obra intervenida en todo el mundo. Aparece en las redes sociales, en grafitis casi como el ícono de una época. Ahora, ¿de qué época? Fue pintada en el siglo XV, entonces hablamos del pasado, sin embargo su imagen es una de las más reproducidas en internet, en libros y por la prensa gráfica.

- Y la pintura ni siquiera era su faceta más relevante. Si tuvieran que elegir un invento que represente su cualidad de visionario, ¿cuál sería?

H.P. - Para mí son la hélice, el paracaídas y la máquina de volar. Tiene muchos más inventos, pero esos tres reúnen un sueño que atravesó muchos siglos de la humanidad: querer volar. Realmente él pone la piedra fundamental para que el hombre pueda hacerlo. Imaginate que parece el comienzo de Cien años de soledad, cuando dice que todo era tan antiguo que las cosas no tenían nombre y para llamarlas había que señalarlas con el dedo. Bueno, hay algo de eso. Da Vinci creaba cosas y tenía que ponerles nombre.

M.E. - En ese sentido, Leonardo se da cuenta de que la mirada no es solo lo que se mira. Hoy, según la neurociencia, la pupila se posa en una imagen que el cerebro completa. Bueno, Leonardo es uno de los primeros que lo descubre en la historia. Burucua cuenta que Da Vinci empieza a diseccionar los ojos, quiere anotarlo y aún no existen las palabras. Entonces las palabras que escribe para explicar eso que ve son poesía. Es un genio.

- Sin embargo, dicen en el libro que hablar de él como un genio es rebajarlo.

M.E. - Es difícil, llamarlo genio porque pareciera que fuera tocado por una varita. Escribió miles de manuscritos que se conocen como los códices, pero se publicaron muchísimos años después de su muerte. Se dice que Leonardo podría haber sido considerado el padre de algunas disciplinas y no ocurrió porque no se habían publicado. Cuando surgen los manuscritos empiezan a descubrir a una persona que era un apasionado, un curioso, un observador. No le alcanzaban las horas del día para todo lo que quería hacer.

- ¿Y esa obsesión por registrarlo todo convierte a Leonardo en el primer cronista?

H.P. - Jugamos con la idea de que Leonardo fuera un periodista antes de la existencia del periodismo. Tenía la obsesión de anotar todo en esos cuadernos, en escritura especular, y además, los ilustraba. Sus dibujos eran como fotografías. Por eso son tan claras sus explicaciones. Era didáctico, manejaba todos los lenguajes. Es una especie de cronista renacentista de sí mismo y del mundo que lo rodea. Así deja constancia de todo en los escenarios donde estuvo. Cuando muere estos cuadernos se empiezan a desperdigar, van a parar a bibliotecas, otros se imprimen, pero lamentablemente muchos se pierden. La obra que dejó es tan compleja, interesante y completa que imaginar qué hubiera sido si estaban todas esas hojas es una locura.

© LA GACETA

> PERFILES

• Héctor Pavón es licenciado en Ciencias de la Comunicación (UBA) y editor jefe de la Revista Ñ, de Clarín. Es autor de El 11 de septiembre... de 1973 y Los intelectuales y la política, el combate por las ideas 1983-2012. Coordinó y editó el diálogo José Pablo Feinmann y Horacio González. Historia y pasión.

• Mercedes Ezquiaga es egresada de TEA. Escribe para Télam, Infobae y La Nación. Realizó trabajos para el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, el Museo de Arte Español Enrique Larreta y el Museo de Bellas Artes de Tandil. Dictó la materia Periodismo de Espectáculos en la Universidad de Palermo. Es autora de Todo lo que necesitás saber sobre arte argentino.

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