La primera ahijada de Macri es salteña y se siente defraudada

La séptima hija de Romina Anabel no tuvo los beneficios que presidentes anteriores daban a sus ahijados.

09 Jun 2019
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-.¿Cómo es tener siete hijas?

- Es un quilombo… Ni yo sé cómo hago. Me vuelvo loca con la escuela.

La que responde es Romina Anabel Corregidor. Romina tiene 36 años y siete hijas. Alessia fue la séptima hija. Nació el 29 de abril 2016 y, por ley, el presidente, Mauricio Macri, se convirtió en su padrino.

Es una tradición argentina, originada en 1907, que se convirtió en ley el 28 de septiembre de 1974: la máxima autoridad del país se convierte en padrino del séptimo hijo varón o de la séptima hija.

Alessia se convirtió en la primera ahijada del Presidente y esperaba tener los beneficios que suelen tener los chicos apadrinados por quien ocupa el lugar más importante en la Casa Rosada.

Romina Anabel Corregidor, madre de Alessia, compara la medalla que le dieron con una otorgada en 1936. La que le tocó a Alessia no vale ni un peso; la otra es de oro puro. Un especialista analizó su medalla y le dijo eso: "no vale nada, es una chapita".

La ley se modificó de manera reciente y por eso dejó de ser de oro. Según la mamá, que se interiorizó mucho en el tema, hasta el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner te daban buenas medallas. Medallas de verdad. Dice que ella conoce casos y fue así. Y que además de las medallas recibieron otros beneficios.

Romina asegura que a un ahijado en la época del kirchnerismo le dieron una casa y que ella sólo recibió una mesa, seis sillas y una cama cucheta con dos colchones. De las seis sillas, tres se rompieron a los pocos meses y la cucheta ya está toda desoldada.

Una funcionaria del gobierno nacional le respondió esto cuando ella preguntó si eso era todo: “mamita, no te puedo mandar nada, si vivís en una pieza no te puedo mandar nada más, dónde lo vas a poner”

Romina cuenta que le dieron ganas de insultarlos. “Quería mandarlos a la mierda. Métanse todo en el culo”, dice y se ríe.

La ley N° 20.843 «Padrinazgo Presidencial» también establece que “personas que hayan sido apadrinadas/amadrinadas por el Ejecutivo Nacional (séptimo hijo del mismo sexo, varón o mujer), sin límite de edad y que estén cursando sus estudios en cualquiera de los niveles del sistema educativo nacional en establecimientos oficiales (públicos o privados)”.

Romina iba a solicitar esta beca para la salita de tres, pero no lo hizo, porque la cuota salía $700 por mes y luego se enteró que la ayuda del gobierno es sólo de $5.000 anuales, que se pagan una vez terminado el año escolar. La usará el año que viene, cuando Alessia cumpla cuatro. 

Romina recuerda, ahora, que, cuando ya tenían seis hijas y evaluaban tener una hija más, ella le decía que quizá deberían esperar cuatro años más porque algo le daba mal espina con el de Mauricio Macri.

“Yo no voté a Macri… Yo digo por suerte no lo voté, con cómo está todo… Pensé que se iba a ocupar de la ahijada, pero nada. No sé si con otras personas fue diferente”, dice.

Romina no pide ningún regalo. Sólo lo que establece la ley. Es una luchadora. Ahora tiene 36 años. Nació en Buenos Aires, vino de joven a vivir a Salta. Se enamoró. En 2006 se fue junto a su esposo al sur del país a probar suerte. En Comodoro Rivadavia trabajaban bien los dos (ella como cajera en un supermercado), hasta que en 2008 quedó embarazada de la segunda y se volvieron a Salta. Vive en una pieza en la casa de su suegra. Y se las arregla para que a sus hijas no les falte el pan. A todas las ha criado bien. La más grande, Cielo, está por entrar al ejército.

No reclama con enojo. Sólo quería que el gobierno que prometió la revolución de la alegría cumpliera con lo que corresponde. Al gobierno local le pidió entrar al IPV (hace 10 años que está y no sale sorteada).

Lo importante es que no se bajonea. Que estos obstáculos no la derrumban. Una madre de siete mujeres no puede permitirse ese lujo. Una madre de siete mujeres es una resiliente. Una madre de siete mujeres no se derrumba jamás.  

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