Instagram se mete en las cocinas y alberga el nuevo “de boca en boca”

La red social que retrata buenos momentos de la vida tiene un peso cada vez más importante en la manera de comer.

25 Jun 2019
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OTRA FORMA DE COMER. Antes de probar, se impone sacar una foto que de inmediato será subida a la red. foto gentileza paula carlino

En Tucumán hay varias cuentas de Instagram dedicadas a difundir la oferta de comida local. Otras comparten la elaboración de platos y sus recetas. Y también están las que promueven la buena alimentación. Los emprendedores son quienes más aprovechan la movida y hacen de sus redes sociales una muy tentadora vitrina.

“Instagram es una red donde el soporte visual tiene que transmitir sensaciones, experiencias. En ese caso, la gastronomía encuentra un gran aliado ya que la comida entra (primero) por los ojos”, explica Bernardo Beltrán, de la agencia Supra, especializada en marketing y comunicación en plataformas digitales.

De acuerdo con su experiencia de trabajo en las redes, el rubro gastronómico es el que más fácil genera interacción con el público, porque es una actividad universal y transversal. “Básicamente a todos nos gusta comer bien”, resalta. Agrega que se trata de un público muy variado con distintos intereses específicos: están los veggies, los fit, los locos por el asado, entre otros. “Todos tienen gustos muy particulares, y vemos que se subdividen otros grupos a medida que la oferta va variando”, resalta.

Según el experto, las historias de Instagram están cobrando protagonismo, especialmente cuando se trata de videos que muestran el paso a paso de cómo se prepara un plato. “Cada vez más gente entra a esta red social para buscar recetas, para ver qué puede comer y dónde”, sostiene.

En lo personal, Beltrán usa mucho las críticas de las redes o de otras plataformas (Google maps, FourSquare) para tomar la decisión de ir o no a algún bar, o pedir algo en su casa. “La tendencia es que los medios digitales nos marquen qué, cómo y dónde consumir”, sostiene.

Pareja foodie

Precisamente a eso se dedican Guillermo Pugliese y Natalia Finke, una pareja foodie (aficionados a la comida) que recorre los negocios tucumanos en busca de la mejor milanesa o de la pizza más sabrosa. En su cuenta Foodlovers.tuc (con casi 8.000 seguidores) te cuentan dónde está bueno ir y qué platos degustar. “La idea nació porque nos gusta viajar y salir a comer. A partir de nuestras vivencias empezamos a conocer sabores y comidas diferentes y fue entonces que pensamos en hacer una especie de guía para que la gente descubra la oferta gastronómica local”, relata Guillermo.

En la red social suben fotos de platos y hacen críticas (precio, calidad y atención) del lugar o del menú que piden a domicilio. Lo hacen porque les gusta y no por buscar algún rédito, aclara. Guillermo opina que las redes son hoy la nueva crítica gastronómica. O más bien -sostiene- son el nuevo “de boca en boca” digital. Por eso, es fundamental que las fotos sean lo más realistas posible, dice. “A veces uno ve una imagen espectacular y después no coincide con lo que te encontrás en un negocio. Preferimos hacer las cosas sin filtros… y que sean primeros planos”, resalta. Para concluir, resalta que en la actualidad You tube, Facebook e Instagram conforman el clásico libro de recetas

PARA TENTAR. Más que nunca la comida entra por los ojos.

Quién descubrió a quién

Ayo Delacroix, empresario y foodie, está convencido de que fue Instagram el que descubrió el mundo de la cocina, y no al revés como muchos creen. “Claro que esta red social se convirtió ahora en una herramienta fundamental para mostrar creaciones gastronómicas, un lugar donde todos quieren sobresalir”, opina.

“¿Hay que cuidar más la imagen o el sabor?”, le preguntamos. “La imagen (presentación) es fundamental para completar una receta y para que esta cautive al comensal a través de todos los sentidos. Sin embargo, el sabor debe ser el fin último y fundamental”, afirma. Y da un ejemplo: “un plato poco vistoso, pero rico sería el locro. Si pudiéramos despojarnos de nuestra subjetividad criolla difícilmente un plato de locro nos conmueva visualmente. Aun así, a los argentinos nos encanta”.

“Las redes, en términos gastronómicos, son como un cuchillo filoso: claro que pueden ayudarte, pero también te pueden cortar. Hay que saber convivir tanto con los “Me gusta” como con las críticas. Día a día la vara está más alta. Los comensales exigen cada vez más a los cocineros, y viceversa”, reflexiona Ayo. Admite que uno de sus negocios, Pali Cake House, le debe en gran parte su éxito a Instagram. La cuenta @palicakehouse -que ya tiene seguidores en todo el mundo- es una invitación al deleite: un abanico de colores y combinaciones que pueden enloquecer a los amantes de las tortas, postres y toda preparación dulce.

Carolina Isa es chef y amante de las redes sociales. Para ella, Instagram no sustituye la crítica especializada aunque sí amplifica el “de boca en boca”. Por eso, cree que las fotos deben ser tentadoras y las recetas, originales. “Una buena publicación es aquella que logra transmitir la idea, que alcanza a traspasar la pantalla y a generar sensaciones en quien está observando el plato”, resume.

> Las fotos
Cómo hacer las mejores imágenes

Por generaciones, la comida ha sido recordada por su sabor y por su aroma. Hoy, clic mediante, la imagen es la que define. ¿Cuál es la mejor foto de una comida?, le preguntamos a la fotógrafa Paula Carlino. “Tiene que estar bien iluminada, bien compuesta (la forma en que se ubican y se encuadran los objetos) y bien hecha (técnicamente hablando) porque el objetivo es tentar”, resume.

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