Degenerado *

04 Ago 2019

Por Ariana Harwicz

¿Por qué te descargaste con una que apenas empezaba a caminar? ¿Qué necesidad? Por suerte se retiró ese verano repugnante, gelatinoso, como todo este caserío, como todo este gentío oliendo a campesinos disciplinados, a pueblerinos hechos en serie, alineados, marchando débiles, asustadizos, achanchados, qué diferencia entre uno de ellos y un roedor atrapado en la despensa, el queso en el hocico, o un caballo tomando con la lengua de la pileta de plástico, nada excepto que unos tienen carnet de conducir. Por suerte los gatos empiezan a morir con la canícula y cuando llegan las heladas ya tienen los órganos severamente dañados, se tiran con un ojo en compota, rasguñan las ventanas, se dejan pisar por furgones y remolcadores. Él los dejaba del otro lado de la ventana sucumbir contra la sombra y la nieve, nosotros eso lo advertíamos pero nos parecía tolerable, señor, hay gente que siendo normal tiene sus vicios. Te vimos llegar al pueblo como un hombre cargando antorchas y palas, te vimos sembrar tus madrigales, tu huerta, construir tu aguantadero, dejarte cortejar por alguna vecina, y mirá. Por qué nos hiciste esto, todavía hay gente que te quiere, no puede ser verdad, es todo un pueblo que sufre y fue engañado. ¿Tenés avidez de todas las chicas que juegan a las escondidas en los matorrales? ¿Querés ponerles trampas para conejitos? ¿Querés ofrecerles caramelos de anís? Él las vio crecer a todas. Él vio crecer a nuestros hijos. Él estaba en los bautismos y en las salas de las parturientas, en las celebraciones en los galpones con guirnaldas y bafles. Él vio caerse a nuestros hijos en sus primeros pasos, si hasta una vez rescató a uno de lo más alto de un tobogán mientras la madre trabajaba en el centro. Las vecinas no paran de llorar desde que se supo. Afuera esperan que sea mentira, en shock, dicen que sus hijos lo adoran, le piden que les haga upa, que los haga dormir la siesta y cómo se le explica a un chico que no hay que querer, cómo se le dice, gendarme, a un chico que su vecino al que quiere es un criminal. Qué fastidio que se crean astutos al cazarme, debería haber comprado esos cristales para huracanes, conseguir buena madera en el monte que da a la salida pavimentada y tapiar para siempre todas las entradas.

* Fragmento (Anagrama)

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