Desarme nuclear: de mal en peor

Por Carlos Duguech / analista internacional.

11 Ago 2019
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Visto desde la lógica de la política que llevan adelante los estadistas de las naciones poderosas del mundo, poderosas en lo económico, lo político y lo militar, a casi tres cuartos de siglo de las primeras dos bombas atómicas arrojadas sobre Japón el tan mentado “desarme nuclear” es una metáfora. Sólo eso.

El viernes anterior cobró realidad la determinación de Trump de que EEUU ya no sea parte del tratado INF (Intermediate-Range Nuclear Forces, por sus siglas en inglés).

Borrado de un plumazo

Ese Tratado de los “Euromisiles” de corto y mediano alcance que tan trabajosamente elaboraron y suscribieron Reagan y Gorbachov en diciembre de 1987. Ahora, Putin se queda solo y liberado de hacer lo que le parezca en esta contingencia. 32 años después, un tratado que limitaba emplazamientos de misiles con cabezas nucleares en Europa, borrado de un plumazo.

El asesor de seguridad Nacional de los EEUU, John Bolton, a la vez que anunciaba con determinación y casi con muestra de autoridad y orgullo el definitivo desprendimiento de su país del acuerdo del INF (de Reagan-Gorbachov). Claro, cabe en esta circunstancia y en el contexto de la política exterior impulsada por Trump que le llevó a controversias con países aliados en muchos emprendimientos, que siga en ese derrotero. Por ello Bolton se anima a una advertencia: el nuevo tratado Start III que fuera ratificado en 2010 por Barack Obama y el presidente ruso de ese entonces, Dmitri Medvédev, y vence en febrero de 2021: “Es poco probable que se extienda, es defectuoso”. Si ello ocurriera ya no existiría ninguna obligación para limitar armamento nuclear. Un hecho único en el último medio siglo.

Palabras de Barack Obama en Praga, a 75 días de haber asumido en 2009: “Y como potencia nuclear –como la única potencia que ha utilizado un arma nuclear, los Estados Unidos tienen la responsabilidad moral de actuar. No podemos tener éxito en este esfuerzo si solo podemos iniciarlo. Entonces hoy, afirmo claramente y con convicción el compromiso de América de buscar la paz y la seguridad de un mundo sin armas nucleares”. Palabras que pesaron en la decisión del Comité Noruego del Nobel de la paz que le entregaron en diciembre de ese año, precisamente.

Política de mano torpe

Las políticas confrontativas de Trump, expresadas cuando se retira EEUU del acuerdo de los cinco países miembro permanentes (desde 1945) del Consejo de Seguridad de la ONU, más Alemania para controlar el desarrollo únicamente con fines pacíficos de la energía nuclear de Irán, por un lado, y el desprecio por la Cumbre de París (2015) por el cambio climático, entre otras, revela a un espécimen de una solitaria y torpe manera de hacer política.

No sería de extrañar demasiado que en el fondo de su ego de multimillonario y poderoso Donald Trump tuviera la idea in péctore de emular a Harry Truman. Ojalá que ni siquiera lea esta columna.

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