Una guía en el laberinto

La tecnología posibilita nuevas formas de creación y contacto con la literatura ya que ha contribuido a que las obras literarias actuales lleguen a mayor cantidad de receptores y sean conocidas también las que se agotaron en soporte papel originadas en diferentes puntos geográficos. Según se produzca la conducción o no, la actualización tecnológica puede resultar un problema o una importante ganancia.

18 Ago 2019

Por Ana María Mopty

PARA LA GACETA - TUCUMÁN

Es posible que el entretenimiento tecnológico actual atrape exageradamente la atención del niño o adolescente en juegos continuados con el único provecho de recrearlo. Sin embargo, también es probable que el mismo objeto de la tecnología proporcione saberes y experiencias literarias. Lo primero, se dará frente al impulso de los entretenimientos y propuestas visuales que brinda internet y el impulso de los usuarios por participar en la novedad de las redes. Reconocemos que las bondades tecnológicas pueden significar un importante aporte si son conducidas como nuevas posibilidades para que niños y jóvenes se aproximen al conocimiento y a la literatura. Adultos y educadores cuentan con el elemento tecnológico como herramienta fundamental y esos aportes de la tecnología o TIC pueden ayudarlos a alcanzar importantes saberes. La puesta en práctica de esas tareas, como complemento fundamental en la formación, resulta accesible a cualquier persona que cuente con una computadora o teléfono celular. Las herramientas tecnológicas promueven nuevas formas de producir conocimiento y han dado origen a nuevos géneros discursivos propios de la era digital. Por otra parte, han provocado nuevas formas de leer y escribir. Y de eso trata nuestro punto de reflexión ya que nos permite advertir que la tarea docente debe significar un continuo estímulo y conducción a fin de que sea provechosa y los escolares se ejerciten en descubrir lo que está a su alcance y cada conocimiento los lleve a un nuevo descubrimiento.

Seguramente la responsabilidad docente guiará hacia un abordaje exitoso a fin de que el joven no quede librado a una suerte de laberinto donde pueda extrañarse o perderse en un mundo de confusiones. Con estas premisas, la educación se transforma en dialógica y colaborativa y la búsqueda será, tal vez, como el hilo que proporcionó Ariadna a Teseo, una madeja capaz de conducirlo a una salida positivamente salvable o un hilo que se corte, para el alumno, en medio del laberinto con el riesgo de perderse y abandonar la búsqueda que libera, el conocimiento.

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Ana María Mopty - Profesora en Letras de la UNT. Especialista en microrrelatos.

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