Copa Libertadores: Boca buscará emular al “Decano”

Atlético fue el último equipo argentino en ganar en Quito, donde Boca visitará hoy a Liga.

21 Ago 2019
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BIENVENIDA. Mate en mano, Esteban Andrada saludó a los hinchas y curiosos que los esperaron en su llegada a Ecuador. gentileza ole

Como si no tuviera suficiente carga épica por todo lo sucedido en la previa, ese recordado cabezazo de Fernando Zampedri ante El Nacional en Quito, por la Libertadores de 2017, rompió una larga sequía de triunfos argentinos en la capital ecuatoriana (el último había sido uno de Vélez en 2006) e inauguró otra: en estos dos años y medio, ningún otro equipo argentino pudo ganar allí. Eso es lo que intentará hacer Boca hoy cuando a las 19.15 visite a Liga de Quito, por el partido de ida de cuartos de final de la Libertadores (televisa Fox Sports).

Por lo general, los equipos a los que les toca jugar en la altura, suelen hacer escala en otras ciudades ubicadas cerca del nivel del mar y aguardar allí hasta horas antes del partido, antes de trasladarse al lugar donde se disputa, como lo hizo el “Decano” en aquella accidentada noche de Copa, en la que esperó en Guayaquil antes de viajar a Quito. De esa manera se busca evitar los efectos del “soroche” o mal de altura, cuyos síntomas (mareos, náuseas, dolor de cabeza) suelen manifestarse varias horas después de haber llegado.

Por eso, llamó la atención la decisión de Gustavo Alfaro de llegar a Quito dos días antes del partido de hoy a las 19.15 ante Liga de Quito. “Si Boca hace eso, pierde fácil. Los síntomas fuertes empiezan el segundo y tercer día”, había advertido en los días previos un ex “xeneize”, Marcelo Trobbiani, quien vive en Ecuador y conoce el paño. Sin embargo, el DT de Boca aseguró haberse asesorado con preparadores físicos especializados en la altura. Por otro lado, no sería la primera vez: ya lo hizo cuando viajó a Cochabamba (2.500 metros) y se trajo un empate ante Jorge Wilstermann, en la primera fase.

Efectos

En el archivo de frases históricas del fútbol argentino, figura una de Daniel Passarella que hasta el día de hoy se suele utilizar como ejemplo de excusa para evadir la autocrítica. “La pelota no dobla, así se no puede jugar”, decía el por entonces DT de la Selección, para justificar el 0-2 sufrido ante Ecuador en la altura de Quito, por las eliminatorias del Mundial 98. Sin embargo, tan errado no estaba el “Kaiser”: entre las particularidades de jugar en lugares situados a tantos metros sobre el nivel del mar, está la de que la pelota sigue trayectorias más lineales y veloces por encontrar menor resistencia en el aire.

Sin embargo, lo que realmente preocupa son los palpables efectos de la falta de oxígeno a partir de los 2.500 metros sobre el nivel del mar para quienes no están acostumbrados. Dado que la presión barométrica es sensiblemente menor, la capacidad aeróbica se reduce también significativamente, hasta un 30%. Esto se traduce en mayor agitación, menor velocidad y capacidad de esprintar, y sobre todo, de recuperarse. La producción de ácido láctico por la falta de oxígeno lleva a la fatiga y a la pérdida de coordinación y precisión.

Por ello, y más allá de las precauciones previas que se puedan tomar, también se debe ser cuidadoso incluso en el planteo del partido para reducir el desgaste, prefiriendo los pases cortos y al pie en lugar de los pelotazos, y evitando salir a presionar demasiado lejos del área.

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