Tras la feroz golpiza y 110 días sin comer ni hablar, Micaela agradece y no pierde la fe

El próximo jueves, una nueva operación devolvería a la joven salteña la posibilidad de hablar y tomar la sopa que hoy tanto desea, según el emocionante relato de la abuela. VIDEO

23 Ago 2019
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Desde su habitación en el Hospital de Clínicas de Buenos Aires, Micaela Villavicencio se filma ella misma y por primera vez, después de 110 días, una tímida voz se le escucha. Conectada a la máquina que la alimenta y con una tráquea artificial, la joven salteña agradece a todos los que de alguna manera la ayudaron para que ella esté ahí, para que pronto pueda volver a la vida que de un golpe le quebrantaron.

Tiene miedo, dice. Micaela cuenta que en los próximos días la volverán a operar y será una intervención tan compleja como la primera, en la que corría peligro su vida, pero esta vez será para que finalmente pueda comer y hablar.

Es que la joven de 20 años perdió por completo la posibilidad de seguir su vida con normalidad a partir del día en el que tres chicas la agredieron brutalmente en la puerta de su casa: el pasado 30 de marzo, cuando salió a esperar a una compañera de la Universidad con la que se reuniría para hacer un trabajo práctico, tres mujeres golpearon violentamente a Micaela causándole graves lesiones.

Las agresoras huyeron cuando se acercaron otras personas, pero para la fiscal Verónica Simesen de Bielke la situación pudo haber sido peor. La fiscal considera que las chicas buscaban “terminar con la vida de la víctima al proferirle lesiones en una zona vital del cuerpo”. Las atacantes están detenidas; son del mismo barrio Solidaridad y solían amenazar a la joven con "marcarle la cara".

“Si ven esto, es una manguerita por el cual me pasan el alimento. Primero me pasaban por el intestino, pero se me salió. Es muy doloroso, pero lo tengo que aguantar porque si no, no como”, continúa su relato Micaela, mostrando la sonda que llega a su nariz, en el video que compartió en Facebook y donde cientos de personas les expresa sus mejores deseos.

También muestra su cuello, donde tiene una tráquea artificial que le permite hablar de a ratos. “Me ponen esta cosita naranja para poder hablar, porque si no, no hablo tampoco, y me lo ponen  durante una hora. Y en esta hora quería agradecer a todos”, dice.

Así, la joven estudiante de Enfermería agradece a vecinos, familiares, funcionarios de la provincia y personas que desconoce, pero que colaboraron para que ella pueda viajar a Buenos Aires, donde el jueves 29 será intervenida quirúrgicamente. Le pondrán una nueva prótesis cervical.

La abuela María Chávez cuenta a LA GACETA que hace 18 días que está en el Hospital de Clínicas junto a su nieta. “Nosotros somos tres no más: ella, su hermano y yo”, explica María y recuerda que su hija –madre de Micaela- murió cuando su nieta tenía 4 años. Por eso la joven la llama “mamá”.

Acompañándola en todo momento, María dice que así también lloran juntas. “Hay días que estoy dolorida, me deprime mucho verla sufrir tanto. Me mata. Hay días que me pongo a llorar delante de ella. Lloramos las dos”, reconoce, pero a la vez muestra su fortaleza. “Sí es cansador, pero tenemos un poco más de esperanza”, asegura.

María explica que en el Clínicas los médicos le informaron que un “tornillo” de la prótesis que le pusieron a Micaela en el hospital San Bernardo le causó alguna fisura en el esófago lo que no le permitió volver a hablar ni comer.

Ahora, la fisura no se observa en los estudios que le realizaron a la joven, por lo que creen que una nueva prótesis cervical podría ayudar a la joven.

“Ella quiere sopa, aunque sea licuada, o yogur”, cuenta la abuela. Eso es lo que su nieta le pide a las enfermeras, con las que se comunica escribiendo.

“Ahora todo es ‘un volver a empezar’, hay que sacarle todo y ponerle ese nuevo material”, dice y suspira, recordado que la joven ya pasó por esto después de casi un mes en coma inducido a causa de las graves lesiones. También sufrió infecciones por un virus hospitalario y estuvo a la espera de que todo vuelva como antes.

En los últimos segundos de su video, Micaela confiesa: “tengo que pasar por la misma operación y tengo mucho miedo a no poder aguantarla, a no poder pasarla, pero todo esto es porque quiero volver a comer y a hablar. Tengo mucha fe que voy a salir adelante como la primera”.

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