25 años sin el Polaco Goyeneche
Leyenda del tango, su forma de cantar marcó la música ciudadana
“Yo siempre canté los sentimientos a flor de piel. Sin sentimientos no puede existir nada, no se puede vivir. Es la única manera que tiene el hombre de mirarse hacia adentro”.
Lo dijo una vez Roberto Goyeneche, uno de los mayores intérpretes del tango, y no dejó dudas sobre el gen de su intensidad artística. Hoy hace 25 años que El Polaco partió a narrar tangos desde el cielo de Buenos Aires. Pero aún presente sobre los escenarios, ya era leyenda viviente en sus últimos años, cuando incluso la decadencia de su canto aumentó su popularidad.
La expresividad de su fraseo, su forma de colocar la voz, su manejo de los acentos y de los silencios, alguna palabra arrastrada y el susurro intimista de un verso construyeron su personalidad interpretativa, que hizo música de la esencia misma del tango.
Chofer de colectivos
Antes de adueñarse de los micrófonos Goyeneche fue chofer de colectivos, taxista y mecánico. Cantor desde la adolescencia, grabó su primer disco simple a los 18 años junto a la orquesta de Raúl Kaplún; el reconocimiento le llegó en 1952, cuando Horacio Salgán lo llamó y lo rebautizó Polaco por su aspecto.
Desde su primer escenario dejó en claro que traía un lenguaje propio a la canción ciudadana, contra las reglas de los ortodoxos. Su carrera se desarrolló al lado de los más grandes: fue cantor de las orquestas de Salgán y de Aníbal Troilo; grabó con Ástor Piazzolla, y participó en las formaciones de Atilio Stampone, Raúl Garello, Armando Pontier y Osvaldo Berlingieri, entre otros. Su estilo está registrado en 42 discos, cuatro de ellos editados tras su muerte, el 27 de agosto de 1994.
Algunos temas infaltables en la larga playlist del Polaco son: “Balada para un loco”, “Desencuentro”, “Sus ojos se cerraron”, “El motivo”, “La última curda”, “Garúa”, “Sur” y “Naranjo en flor”.
Paseaba por el texto
“Era más blanda que el agua...”, lo imita el cantor tucumano Orlando Navarro. “Él paseaba por el texto, lo decía a su manera. Su forma de puntuar y de graduar la frase musical era única. Cantaba como acelerado, temblaba. En su producción se lo identifica en dos instancias: en sus comienzos cantaba de una forma que después cambia. En la última etapa, aparte del fraseo impuso su impronta definitiva”, afirma.
“El Polaco ha influido en todos nosotros; ha hecho que los cantores escuchemos atentamente su fraseo, que era casi perfecto”, expresa el artista tucumano.
Navarro tuvo la suerte de conocerlo: “lo llevé en auto. Le pregunté de todo. En noviembre de 1972 había un festival de tangos en Villa Luján. Vinieron muchos cantores importantes, pero él se impuso”. El cantor tucumano opina que la heredera natural es Adriana Varela, “que además ha cantado con él. Pero hay muchos en Buenos Aires que lo siguen añorando. Aparte del canto, por su bonhomía y su generosidad. Era muy especial el Polaco. Hablaba poco y decía mucho. Nunca hablaba de sí mismo. Era un buen tipo”.
En Tucumán
LA GACETA del 13 de septiembre de 1987 publica una entrevista a Osvaldo Pugliese con Goyeneche. Aquella noche ambos maestros harían tronar en vivo por última vez el Club Floresta, con el espectáculo “Los máximos del tango”.
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