Sexualmente hablando: liberar la pelvis

La columna de la pscicóloga tucumana propone a las mujeres una serie de ejercicios para “liberar la pelvis”, basados en el libro de la española Sylvia de Béjar.

01 Sep 2019
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INÉS PÁEZ DE LA TORRE

 Psicóloga

En su libro “Tu sexo es tuyo”, la española Sylvia de Béjar, escritora y experta en sexualidad humana y educación sexual, propone a las mujeres una serie de ejercicios para “liberar la pelvis”, como una manera efectiva de que fluya nuestra energía sexual. Una recomendación que tiene mucho sentido si pensamos que, cuando estamos demasiado quietas, experimentamos una suerte de bloqueo físico, de sensación de algo estanco que necesitamos movilizar.

Quizás la forma más sencilla para “debloquear” la zona pélvica es bailar moviendo sólo las caderas, imitando a las odaliscas o al “perreo” del reggaeton. Pero de Béjar sugiere, además, otros ejercicios más específicos, basados en enseñanzas tántricas.

El primero, de pie y con las piernas separadas (paralelas a los hombros) y ligeramente dobladas, consiste en mover la pelvis hacia delante y hacia atrás y de lado a lado, dibujando un círculo y/o un ocho. El resto del cuerpo debe permanecer inmóvil. Al mismo tiempo, inspirar y exhalar profundamente sintiendo cómo el aire fluye hacia los genitales.

La segunda propuesta es arrodillarse (estando desnuda) y colocar un almohadón doblado (no muy blando) o una manta o toalla enrollada entre las piernas. Manteniendo la espalda recta, balancear suavemente la pelvis -sólo la pelvis- hacia delante y hacia atrás, pero sin levantarla. Vulva, perineo y ano deben estar en contacto con lo que se haya colocado entre las piernas. Nuevamente, la indicación es inspirar y conectarse con la sensación de estar llevando aire hacia los genitales. Puede agregarse la contracción rítmica de la musculatura pubocoxígea (que es la que se pone en juego cuando queremos detener la orina).

El tercer ejercicio: acostarse en el piso sobre la espalda, colocando bajo la cola una toalla o una manta que nos permita resbalar (también puede usarse un pantalón de gimnasia que no nos importe arrastrar por el piso). Balanceando las caderas, en permanente contacto con el suelo, la idea es “pasearse” por la habitación, sintiendo la propia liviandad.

La sexóloga española advierte que, al hacer cualquiera de estos ejercicios, practicados durante un rato, es posible “que notes cómo fluye la energía”. Y concluye: “si te excitan, no hagas nada para evitarlo. Déjate ir”.

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