Sexualmenta hablando: lo que mata es la sequedad

06 Oct 2019
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Por Inés Páez de la Torre

Aunque suele estar asociada a la menopausia, la dificultad para lograr una adecuada lubricación vaginal puede aparecer antes y por diversas causas. Ciertos momentos del ciclo menstrual, o luego de un parto; la toma de anticonceptivos, antidepresivos y otros medicamentos, el consumo de alcohol y de algunas drogas pueden producir este síntoma, generando dolor e irritación durante el coito. (De la misma manera que el estrés, el miedo, la ansiedad y los problemas de pareja). En cualquier caso, la recomendación es consultar a un especialista que sepa asesorar acerca de qué medidas tomar.

Una de las indicaciones más comunes es utilizar lubricantes (de base acuosa o de silicona). En algunos casos el profesional prescribe una terapia de reemplazo hormonal. Y, en otros, lo que urge es una psicoterapia: como es sabido, a menudo el cuerpo comunica -a través de estas y otras señales- la necesidad de abordar ciertos conflictos que están siendo negados.

Buenas prácticas

En cualquier caso, resulta muy recomendable para prevenir y mejorar este malestar, el mantener la musculatura genital tonificada: la lubricación no es otra cosa que el resultado del aumento de la afluencia sanguínea en la zona pélvica. ¿Cómo se logra esa tonificación? Realizando los ya populares “Kegels” (es decir, series de contracción de los músculos pubocoxígeos, que son los que utilizamos para cortar la orina) y la gimnasia abdominal hipopresiva (típicamente recomendada en el postparto, para fortalecer el suelo pélvico).

Y no está de más hacer una incursión por un sexshop y adquirir unas “bolas chinas” -esferas que vienen en distintos tamaños, pesos y materiales-, las cuales se colocan en la vagina para así “obligar” las contracciones reflejas, para evitar que se caigan, mientras se hacen actividades como caminar, correr, bailar, etcétera.

Practicar sexo con frecuencia es otro buen hábito para “revitalizar” la vagina. Si el coito resultara molesto o doloroso… no hay problema: no es la única expresión posible. La estimulación manual, oral o la autoestimulación son también buenos aliados en este sentido.

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